Explicaba en una ocasión Ana Boyer, durante uno de sus numerosos 'photocall', que tanto ella como su madre tenían mucho cuidado con lo que le contaban a su hermana Tamara Falcó . No por nada, sino porque era imposible que guardara un secreto, fruto de la tremenda sinceridad que emana. Siempre. Incluso cuando se pone delante de la prensa, con quienes habla como pudiera hacerlo con un grupo de amigos en una cafetería.
Tamara se abre, siempre, mostrándose tal cual es. Sacando fuera lo que pasa por su cabeza en todo momento. Y ese es su punto fuerte. El que la convierte en uno de los personajes más fascinantes del papel cuché y al que apetece escuchar, cuente lo que cuente. No hay ni una sola ocasión en la que no dé un titular. Un lujo para este negocio. Y, como ella, quedan pocas.
Ayer, en 'El Hormiguero' (programa que la presentaba como colaboradora de la nueva temporada la pasada semana), realizó una sentencia que sirve para edificar todo lo que hemos contado. Una frase que dibuja la esencia pura de Tamara: " Es un arte decir la verdad". ¡Vaya si lo es! Más en un mundo como el de la prensa del corazón, donde ella nada con la máxima de las comodidades.
Estas seis palabras las pronunciaba después de revelar que mide 1,65 metros cuando su compañera Nuria Roca, en presencia de su marido, Juan del Val, reconocía que ella siempre miente cuando le preguntan por su estatura y se añade tres centímetros de nada: de 1,69 a 1,72. Un detalle nimio que, para Tamara, defensora de la verdad, no tendría cabida.