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Un par de semanas en el catálogo de Netflix han bastado para que 'Emily en París' se haya convertido en una de las sensaciones audiovisuales de este otoño. Diez capítulos de contenido ligero (que ha despertado furibundas críticas en la prensa francesa) que han servido para que su máxima protagonista, la actriz Lily Collins, haya acaparado los focos más allá de la etiqueta de 'hija de...' (del músico Phil Colins, ni más ni menos).
Un padre con quien no ha tenido una relación normal. Ni buena. Aunque es cierto que ella misma reconoció en su autobiografía, 'Sin filtros: sin vergüenza ni arrepentimientos, solo yo' (2018), había sido capaz de perdonar los errores de un hombre demasiado entregado a su carrera profesional y muy poco al crecimiento de una mujer que, hoy, se ha convertido en una actriz de moda.
" Te perdono por no haber estado siempre que te he necesitado. Y por no ser el padre que esperaba. Estoy aprendiendo cómo aceptar tus acciones y a verbalizar cómo me hacen sentir. Acepto y honro la tristeza y la ira que sentí sobre las cosas que hiciste o no hiciste, que me diste o no me diste", se puede leer en esa obra en la que no tiene reparos en sacar a la luz sus problemas familiares. Quizás, un ingrediente de la fórmula mágica que muchas estrellas emplean para triunfar.
Porque, en una entrevista con 'Modern Luxury', no tuvo reparos en cargar con reproches contra Phill y colocarle la sombra de la cabeza de si ha sido o no un buen padre. Ella, lo tiene claro: " Escribir sobre alguien a quien la gente ya conoce es una situación extraña, pero desconocen mi experiencia con él. Soy solo una hija hablando con su padre y sentí que esta carta era apropiada porque puede ser extrapolada a cualquier relación entre padres e hijos".
Lo cierto es que en aquella obra también tocaba un tema que ha marcado su vida. Un obstáculo al que ha hecho frente de la manera más digna hasta salir del hoyo en el que la hundió: los trastornos alimenticios. Puede que eso provocara que su elección para dar vida a una joven con anorexia en 'The bone' fuese más que acertada, porque no hay nada mejor para meterse en la piel de un personaje que haberlo experimentado.
"Consideraba que hablar de mi lucha contra un desorden alimenticio podría ensombrecer mis logros como actriz, pero también sabía que era algo que tenía que hacer para seguir avanzando como ser humano y como actriz. Necesitaba dejarlo salir. Siempre me he esforzado por tener conversaciones sobre temas tabús con mujeres jóvenes. Siempre he admirado a las personas honestas y con las que te puedas identificar. Haber sufrido un trastorno alimenticio no me define, no me avergüenzo de mi pasado", explicó en una entrevista cuando estaba promocionando la cinta.
Lily hoy está alejada de esos fantasmas: los de no haberse sentido reconfortada por su padre y los causados por esos problemas en su relación con la comida. A sus 31 años (y tras haber sido pareja de Zac Efron o Taylor Lautner, dos 'sex symbol' de la meca del cine), está comprometida con Malcolm McDowell, también actor. La vida le sonríe. Por fin. Después de haber sufrido y haberlo manifestado en ese libro, ¿alguien cree que le van a hacer mella las críticas por una serie que cuenta a sus seguidores por millones en el mundo?