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Tamara Falcó ha convertido lo que podría haber sido un año marcado por las pérdidas familiares, en uno en el que su vida ha experimentado una serie de cambios en positivo que, seguramente, ni se imaginaba cuando se tomó las uvas hace unos 11 meses. 2020 será para ella el año en el que se convirtió en marquesa (así lo quiso su padre, testamento mediante) y en el que Iñigo Onieva conquistó corazón.
También, parece, en el que hizo las maletas para dejar esa espectacular casa propiedad de su madre, Isabel Preysler, situada en la madrileña Puerta de Hierro, para volar del nido en busca de la independencia... de nuevo. Porque recordemos que Tamara ya se fue de casa de mamá hace unos años. Diez, para ser más exactos.
Era noviembre de 2010 cuando decidía probar la experiencia de iniciar un camino sola. En un hogar propio en el que hacer y deshacer sin necesidad de dar explicaciones al resto de convivientes. Una aventura que terminaba poco después de que falleciera Miguel Boyer, regresando al lado de su madre para acompañarla en esa soledad que terminó cuando Mario Vargas Llosa se cruzó en su camino.
Ahora, cinco meses y medio después, está decidida a marcharse de allí de nuevo. Es la revista 'Semana' quien adelanta este miércoles que Tamara ya está en la búsqueda de ese inmueble. Eso sí, quiere que sea cerca de Isabel, no vaya a tener que acudir de nuevo a su lado si esta lo necesitara. Y, efectivamente, ha sido esa nueva relación que acaba de comenzar y con la que está más que ilusionada, la que le ha dado el empujón definitivo.
Eso y que las cosas en el terreno laboral marchan sobre ruedas. No solo con esa línea de ropa de la que es responsable, sino gracias al papel protagónico que está adquiriendo en televisión. Hay pocas personas en el mundo que sean capaces de eclipsar a Pablo Motos en su plató de 'El Hormiguero'. Ella, es una.