Grace Kelly las bautizó como la reina de las gemas y la gema de las reinas y en nuestro recuerdo siempre aparecerán unidas a la imagen de una glamourosa Audrey Herburp desayunando un croissant con café frente al escaparate de Tiffany’s, pero el collar de perlas se ha reinventado (por fin) y ha dejado de ser un símbolo de status propio de señoras mayores para reciclarse como icono de independencia femenina. La tradición que comenzó con Lady Di y su choker de perlas ha encontrado a sus dignas herederas en las perlas que suelen lucir personalidades como Kamala Harris o Rihanna. ¿Pero cómo ha conseguido “popularizarse” y adquirir este nuevo significado una joya? Podemos echarle la culpa a Coco Chanel , a la princesa de Gales y a Kamala Harris.
A la impecable ropa diseñada por Coco Chanel, inspirada en la sastrería masculina y sus años de niña en el hospicio, le faltaba un toque dramático y las perlas se convirtieron en ese toque “guau”. Pero no unas perlas cualquiera, las perlas de Chanel eran pluscuamperfectas, enlazadas en collares larguísimos… y rotundamente falsas. Y lo mejor de todo: acabaron convirtiéndose en un canto a la emancipación femenina.
En una sociedad en la que incluso las mujeres adineradas tenían que someterse a normas que controlaban hasta qué joyas podían y no podían llevar irrumpe Chanel con sus extravagantes collares de perlas de vueltas infinitas… justo todo lo contrario de lo que una mujer debía hacer con sus joyas. Pero el mensaje que quería lanzar la diseñadora llegó alto y claro: las perlas no son para demostrar a los demás que eres rica, las perlas son para que te sientas guapa y poderosa donde y cuando tú quieras… una lección que décadas más tarde aprovecharía en su beneficio Lady Di.
En 1994, tras dos años sin vivir juntos el príncipe Carlos anunció al mundo por televisión que su matrimonio con Lady Di estaba definitivamente roto. Esa misma tarde Diana tenía un acto programado y en vez de cancelarlo y esconderse decidió hacer una declaración de intenciones en forma de dress code.
El look escogido para el momento ha pasado a la historia como “el vestido negro de la venganza” : en vez de llevar el Valentino que estaba programado la princesa apareció embutida en un vestido ajustado sexy, corto y negro con escote palabra de honor diseñado por Christina Stambolian. El mismo vestido que llevaba años durmiendo el sueño de los justos en su vestidor porque contravenía todas las normas de protocolo de la corona inglesa.
Y para completar el look la princesa escogió su famoso choker de perlas, ese broche de zafiro que le regaló la Reina Madre por su boda con el príncipe Carlos y que ella reconvirtió en gargantilla. El mismo collar que lució en 1987 cuando bailó con John Travolta en la Casa Blanca. En ambas ocasiones Diana aspiraba a destacar, eliminar las barreras que la constreñían y en ambas lo consiguió eclipsando, de paso, a su marido: un hombre mucho más poderoso que ella.
El potencial de las perlas para dotar de autoridad una imagen pública es aprovechado por todo tipo de mujeres, desde actrices como Angelina Jolie a la reina Isabel II. Pero si alguien sabe usarlas como nadie para recordar la simbología feminista de esta joya esa es la actual vicepresidenta de Estados Unidos Kamala Harris , que ha usado collares de perlas en todos los actos importantes de su carrera política desde que se graduó en la universidad en 1986.
Las perlas que porta Kamla Harris en este tipo de actos son un símbolo de sororidad con sus compañeras de hermandad universitaria y como homenaje al grupo de mujeres afroamericanas más influyentes de Estados Unidos y a las que las denomina “las 20 perlas”. Kamla Harris llevaba perlas el día que se graduó en la universidad, perlas el día que juró su cargo como senadora, perlas en su debate televisivo contra Mike Pence y perlas en las escaleras del Capitolio. Las perlas, como las mujeres, están conquistando el mundo.
20 de enero-18 de febrero
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