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Durante los dramáticos meses de confinamiento duro, muchos acudieron a la pintura y la expresión artística para entretenerse e intentar canalizar las emociones extremas que vivimos aquellos días. Eugenia Martínez de Irujo (Madrid, 1968) no fue una excepción. En vistosas y coloridas acuarelas, la duquesa de Montoro plasmó flores, composiciones de inspiración oriental y multitud de animales, desde los más exóticos a alguno más cercano para ella, como Bacon, uno de sus cerdos, que murió en 2018. Cuando, hace pocos meses, expuso su producción en una galería, de la respuesta del público fue entusiasta: en apenas tres días, la colección formada por 65 pinturas y titulada El arte de querer se vendió en su totalidad. El dinero recaudado fue donado de forma íntegra a la Fundación Querer, que ayuda a niños con enfermedades neurológicas.
“Siempre he pintado, me encanta, es una terapia para mí –asegura la duquesa–. Expresarte a través de la pintura es un placer. De hecho, mi colaboración con Tous como diseñadora nació un día en el que estaba con Salvador y Rosa Tous. Yo les mostré algunas de mis pinturas y ellos me propusieron que diseñara una colección propia”.
Eugenia ya ejercía como embajadora de la marca de joyería desde 1996, pero las colecciones cápsula que empezó a diseñar en 2004 han consolidado su asociación como una de las más provechosas y estables entre marcas y celebrities españolas. Existe una relación personal entre la duquesa y los fundadores de Tous, una firma que no representa la joyería inaccesible con la que la hija de la fallecida duquesa de Alba podría asociarse, si se tienen en cuenta sus títulos y su abolengo. Igual que lo hacía Cayetana, su madre, Eugenia combina piedras preciosas con pulseras trenzadas de hilo, gargantillas hippies o bisutería informal adquirida en mercadillos o a pequeños artesanos. Aunque también ha lucido joyas de incalculable valor, como la tiara de la emperatriz Eugenia de Montijo, de la que es descendiente, y que llevó en su primera y mediática boda. Ambos estilos, el formal y el relajado, se combinan en su atuendo. “Cambiaría la palabra “combinar” por “saber cuándo llevar” –matiza la duquesa–. Es obvio que juntas no encajan, pero lo importante en joyería es saber cuándo o cómo llevar cada pieza. Si tienes esto claro, todo lo demás encaja”.
También encajan sus valores con Save, su última colección creada para Tous: collares, colgantes, pulseras, anillos y pendientes con las formas de varios animales en peligro de extinción –el oso, la jirafa, el tucán, el león, el elefante, el rinoceronte y el mono– y dos símbolos de África, la cabaña y el árbol de la sabana. “Empecé a esbozar animales que me atraían y que están en peligro de extinción. Creo que entre todos debemos protegerlos. De ahí el nombre de la colección”, explica la duquesa de Montoro.
Aunque según cuentan en Tous, la colección está “inspirada en la selva africana, en la naturaleza indomable que encontramos en sus paisajes”, dos de los animales que la protagonizan, el oso y el tucán, no habitan en ese continente. “El tucán me transmite una energía muy positiva. Para mí, sus llamativos y atractivos colores simbolizan la fuerza de la comunicación y el deseo de ser visto y escuchado, dos valores que son muy importantes para mí”, explica Eugenia.
Igual que sucedió con sus pinturas, que pueden verse aún en su web emipaints.com, Save tiene también una vocación solidaria. “Esta colección iba a salir en marzo de 2020, justo cuando la Covid llegó a nuestras vidas. Meditando sobre esto con Tous, decidimos aplazar el lanzamiento porque nos apetecía que fuera una colección asociada a una causa con la que poder colaborar, y entendimos que aquel no era el momento adecuado. Por este motivo la lanzamos ahora: en un momento en el que todos tenemos muy presente la importancia de la naturaleza y la necesidad de cuidar nuestro entorno. Queríamos colaborar con una ONG que apoyara la preservación del medio ambiente y de los animales, dos asuntos que me apasionan, así que pensamos que WWF era ideal”. El Fondo Mundial para la Naturaleza, el mayor organismo conservacionista del mundo, está presente en 100 países y tiene más de cinco millones de socios en todo el planeta. La ONG recibirá un 5% de las ventas de las joyas de Save, que además se han realizado con materiales sostenibles.
El amor por los animales y la naturaleza ha estado tan presente en la historia de los Alba como en las colaboraciones que Eugenia ha hecho para Tous. En el famoso cuadro La duquesa de Alba pintado por Goya aparecía un perrito blanco que sirvió de inspiración a Eugenia para adornar pendientes o colgantes en una colección que presentó en 2019 y que se llamó La XIII, en homenaje a la XIII duquesa de Alba, María Teresa de Silva.
Otra duquesa de Alba inolvidable, Cayetana Fitz-James Stuart y Silva?, madre de Eugenia, también se retrató en múltiples ocasiones rodeada de sus animales más queridos, y con alguno de ellos protagonizó hasta reportajes en las revistas, como el pequeño Flashito, un ejemplar de raza shih tzu. Los perros no eran la única pasión de Cayetana, que también adoraba los caballos. De hecho, en un cuadro pintado en 1930 por Zuloaga, la niña Cayetana posaba a lomos de su pony Tommy. El cuadro resulta muy curioso porque, junto a la futura duquesa y su montura, aparece un muñeco de Mickey Mouse, en la que supone la primera representación en una obra de arte del icónico ratón, que había sido creado solo un par de años antes. En el cuadro también aparece un perro salchicha. “Se llamaba Jacobo y era de mi abuelo”, puntualiza Eugenia, desvelándonos que, en un curioso ejercicio mimético, el can llevaba el mismo nombre que su dueño, el duque de Alba.
Ella también continúa con esa tradición: “El amor por los animales me viene sobre todo de mi madre. Me he criado entre ellos y monto a caballo desde los cinco años. Siempre los he adoptado, son muy agradecidos y listos. Hay muchas asociaciones con animales que necesitan un hogar; creo que debemos apoyarlas y concienciar de la importancia de la adopción. Ahora tengo 10 perros adoptados y cinco burros, entre los que se encuentran Gin, Tonic y nuestra última mula, que se llama Mulán. Algunos nos los regalaron hace 20 años la Asociación de burros de pura raza”.
Los seguidores de Eugenia están familiarizados con estos nombres porque ella suele compartir imágenes y vídeos con algunos de los animales en sus redes sociales. “Mi contenido de redes refleja mis sentimientos. Cuando veo algo que me transmite o me emociona, siento que debo compartirlo con mis seguidores y amigos”. Tras años en los que la duquesa acabó harta del interés constante de la prensa por sus relaciones sentimentales, ahora nos ofrece una ventana privilegiada a la parte de su vida cotidiana que desea compartir. Por eso, la hemos podido ver pasando el confinamiento en su finca andaluza – “Me encanta la libertad de la naturaleza y de momento no me he planteado un cambio, estoy viviendo entre el campo y Madrid”, nos confiesa–, o disfrutando de la parte más lúdica de la gran nevada Filomena en el madrileño palacio de Liria, el hogar de su hermano mayor, Carlos, actual duque de Alba.
También, fiel a su estilo, suele aprovechar esos vídeos e imágenes para promocionar a pequeños creadores y artesanos que le gustan. “Siempre intento apoyar al pequeño comercio artesanal. Creo que trabajan un arte muy preciado y valoro mucho su trabajo”, asegura.
Sobre las transformaciones sociales que han generado las redes, la duquesa de Montoro reflexiona: “La noción de vida privada no ha cambiado; lo que cambian son las herramientas que tenemos ahora para mostrarla. Antes, si no eras un personaje conocido, raramente entraban en tu vida privada. Hoy cualquier persona que publique sobre su vida sabe que esta deja de ser privada para abrirse a las opiniones de los demás”. Sobre este tema, las intromisiones ajenas en la vida propia, Eugenia podría darnos unas cuantas lecciones porque cuenta con décadas de experiencia a sus espaldas, pero prefiere mostrar una amplia sonrisa y quedarse con lo bueno . “Gracias por vuestro cariño”, escribe al final de la presentación de su página web, en la que expone su obra. Es un buen mensaje para atesorar.