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Efectivamente: Rihanna. Hace meses que la cantante de Barbados está demoliendo todas las convenciones sobre los espacios y las ocasiones en las que podemos llevar estilismos de gala, alta costura o pasarela y cómo. Cuanto más imposible es la prenda, más posibilidades hay de que Rihanna la convierta en una opción ponible y comprensible.
Los estilismos de Rihanna anuncian un fenómeno imparable: se terminó el monoconcepto intachable del lujo más exquisito. Para molar de verdad, l a alta moda ha de 'hackearse' con otras prendas o complementos que la sacan de su hábitat natural. La consigna es el mestizaje. La pureza del monotema aburre: ya no interesa.
El Instagram de Rihanna es constante inspiración de este tipo de estrategia estilística. De hecho, una de sus últimas fotos la retrata con un voluminoso vestido de baile de Molly Goddard, un Rolex de hombre, zapatillas de deporte y gafas de sol. Y eso que acaba de firmar una colección de megazapatos de tacón para Manolo Blahnik llamada “So Stoned”. Es total.