Cuando uno su nombre en Google, lo primero que encuentra son críticas de libros y comentarios literarios. Y es que Almudena de Arteaga es una de las ewscritoras de novela histórica más prestigiosa, además de la XX duquesa del Infantado, un título de Grande de España (como la Casa de los Medinacel i o los Media Sidonia ) que inicialmente iba a heredar su hermano Íñigo de Arteaga, fallecido en un accidente en 2012 . Una de sus últimas novelas, «Cenizas de plata y sangre», transcurre en Cádiz, donde ella vivió tres años, con el trasfondo de una fecha trágica, el 18 de agosto de 1947, cuando se produjo la terrible explosión de un polvorín de la Armada, en la que murieron 150 personas y hubo más de 5.000 heridos. La escritora investiga si fue un accidente o un sabotaje, un misterio que todavía perdura.
Almudena de Arteaga investiga minuciosamente cada hecho, cada lugar, cada personaje, cuando se enfrenta a un nuevo libro. Entre los personajes que ha novelado figuran la princesa de Éboli, antepasada suya a la que dedicó su primera novela y que fue un enorme éxito; Eugenia de Montijo, María de Molina, con cuya novela obtuvo el premio de Novela Histórica Alfonso X el Sabio, la Beltraneja, Catalina de Aragón, Carlos V o el Marqués de Santilla, También antepasado suyo. En 2012 obtuvo el premio Azorín con «Capricho», una historia sobre Goya y las mujeres a las que pintó. Es también Premio Alfonso X el Sabio de Novela histórica 2004 por «María de Molina. Tres coronas medievales». La escritora busca en la historia, sobre todo, personajes femeninos, de los que se conoce poco, aunque se ha hablado mucho de ellos, y también intenta encontrar perspectivas novedosas. La Historia es su vida.
Porque, además, de una talentosa escritora, Almudena de Arteaga es una de las nobles españolas más importantes. Tras fallecer su padre, Iñigo de Arteaga y Martín, en junio de 2018, se convirtió en XX duquesa del Infantado, uno de los títulos de mayor importancia de la historia de España, junto al de Alba, Medina Sidonia y Medinaceli. El título debía pasar a su hermano menor, Iñigo de Arteaga y del Alcázar, Marqués de Távara y Marqués de Santillana, pero la Ley sobre Igualdad del Hombre y la Mujer en el Orden de Sucesión, de 2006, le desplazó a favor de su hermana, la mayor de los cinco hermanos De Arteaga.
La familia vivió poco después una terrible tragedia: Iñigo falleció en un brutal accidente, cuando conducía su propia avioneta, en 2012. Almudena afirmó siempre que nunca hubo discusiones en su familia por cuestiones hereditarias. «Es absurdo, cuando esto esta ya regulado por una ley», explicaba, poco después de la muerte de su hermano.
Al convertirse en Duquesa del Infantado, Almudena hizo ella misma historia, porque es la cuarta mujer en ostentar este Ducado. Antes de Almudena llevaron esta distinción Ana de Mendoza de la Vega y Luna, VI duquesa del Infantado; Catalina de Mendoza Sandoval de la Vega y Luna, la VIII duquesa, y María Francisca Ildefonsa de Silva Hurtado de Mendoza de la Vega y Luna Sandoval y Rojas, la XI duquesa. Ahora, 248 años después de la muerte de ésta última. El ducado del Infantado se lo concedieron los reyes Católicos en 1475 a Diego Hurtado de Mendoza, II marqués de Santillana, hijo del escritor. Carlos V le concedió la grandeza de España.
Además de 25 títulos, el patrimonio de la Casa comprende importantes propiedades en todo el país: el palacio del Infantado, en Guadalajara, una joya del renacimiento de estilo gótico isabelino, el palacio de Lazcano en Guipúzcoa, el castillo de Manzanares del Real en Madrid, el castillo de Calahorra en Granada o el castillo de la Monclova, en Sevilla. «Mi obligación es mantener el patrimonio que yo heredé de mi padre, de mi abuelo y de mi tatarabuelo», dice. «Y eso no es fácil».
Almudena nació, en Madrid, el 25 de junio de 1967. No tenía una vocación clara, pero acabó decantándose por el Derecho, por consejo de su padre. Se licenció por la Universidad Complutense de Madrid. Su bisabuelo, Joaquín de Artega, también ejerció de abogado. Tras terminar su carrera ejerció la abogacía durante seis años, en derecho Laboral y Civil y aunque fue una etapa muy fructífera e interesante para ella, dice que no le gustaría volver a ejercer. Se diplomó entonces en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria y trabajó como documentalista. Publicó su primera novela, «La princesa de Éboli», en 1997. Hoy por hoy ha publicado una veintena de obras, entre novelas y ensayos.
Siempre le gustó escribir. De hecho, guarda numerosos diarios personales. Almudena -impresionada por el cuadro del pintor renacentista Sánchez Coello que presidía el salón de su padre, y que reflejaba a su antepasada la princesa de Éboli con gola-, la eligió como personaje de su primera novela. Aquel libro se convirtió en un éxito enorme. Y rescató del olvido a Ana de Mendoza. Fue un encargo: la editorial buscaba a alguien que pudiera escribir el libro y, al tiempo, fuera una descendiente. «Y lo que era mi hobby, se convirtió en un «best-seller» y empezaron a proponerme escribir más novelas», explicaba en un entrevista. Vio que podía vivir de ello y dejó el despacho de abogados.
La Duquesa del Infantado posee otros títulos nobiliarios. Es condesa del Real de Manzanares, condesa de la Monclova y marquesa de Távara. «A mí, los títulos que más me importan son los que uno se gana con el propio esfuerzo, aunque no voy a ocultar que me enorgullece pertenecer a una familia con un pasado glorioso», aseguraba en la entrevista. Pero añadía: «La persona que lleva un título no lo posee, sino que lo tiene en usufructo. No es más que el eslabón de una cadena». Se proclama «monárquica por los cuatro costados».
El carácter de Almudena de Arteaga tiene mucho que ver con el arrojo y pasión de las protagonistas de sus novelas. Le gusta fijarse en mujeres luchadoras a las que la Historia casi siempre ha maltratado. Y, en muchos casos, se trata de familiares suyos, como la Princesa de Éboli o la Duquesa del Infantado.
Fue educada, según cuenta, en un sentimiento de austeridad, el mismo que ha transmitido a sus dos hijas, Almudena, de 33, años, marquesa de Santillana, y María Teresa, de 31 años, marquesa de Cea. Son hijas de su primer matrimonio con el abogado José Luis Anchústegui. Se casó por segunda vez con un marino, José Ramón Fernández de Mesa y Temboury. Intentó tener más hijos pero no han llegado. Hoy tiene un nieto.
20 de enero-18 de febrero
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