Amelia Bono es, desde que Instagram es Instagram, una presencia desconcertante. No se cuenta entre el ejército de famosas aristócratas o 'socialites' millonarias que son solo conocidas por su familia, sus fiestas y sus modelazos en IG. Y, sin embargo, tampoco presume de una carrera profesional a la que podamos agarrarnos para explicar su notoriedad pública. Amelia Bono debe su fama a su padre, el ex ministro de Defensa socialista José Bono, y solo de refilón a su matrimonio con Manuel Martos, hijo del mito Raphael, ejecutivo de la industria de la música y popular durante diez minutos gracias a su papel de juez en la mágica edición de 'Operación triunfo' que descubrió a Amaia y Aitana. Y, sin embargo, su popularidad en redes es cada vez mayor, sin vender necesariamente nada.

Amelia Bono y Manuel Martos anunciaron hace unos días el fin de su relación, tras 13 años de matrimonio, cuatro hijos y una reciente casi mansión en una de las urbanizaciones más exclusivas de Aravaca (Madrid). Parece que llevaban tiempo compartiendo la vida solo como amigos, cosa que no traslució en las redes, donde siguieron apareciendo con sus simpáticos vídeos a lo largo de toda la pandemia. Ni siquiera sus amigos íntimos imaginaron que lo suyo se había roto.

En su comunicado en Instagram, el medio en el que anunciaron su separación, aseguraron que no hay terceras personas.«Nuestro amor y nuestro cariño seguirá siendo igual de importante, igual de bonito, igual de grande, pero diferente. Y seguiremos viviendo nuestra felicidad con nuestros hijos y familias de la misma manera que hasta ahora», escribieron en un texto que los dos han compartido a través de las redes sociales, escaparate oficial de su amor.

Puede que sea ahora, justo cuando sus caminos se separan, que Amelia Bono encuentre su sitio como personalidad mediática y mujer que, por alguna razón mística, cuenta con la simpatía de tantas personas. De hecho, la ruptura de Amelia y Manuel recuerda muchísimo a la que protagonizaron, hace más de un lustro, Gwyneth Paltrow y Chris Martin, defensores de la famosa «conscious uncoupling» o «separación consciente». Se trata de seguir siendo amigos, de seguir compartiendo la vida, de continuar estando presente en la vida común, tal y como Bono y Martos parecen estar haciendo. Ambos siguen viviendo juntos en su casa, un chalé adosado de cuatro plantas y más de un millón de euros, y yendo juntos de vacaciones. Acaban de pasar unos días juntos en Málaga.

Lo cierto es que las semejanzas entre Gwyneth Paltrow y Amelia Bono van más allá de este tipo de separación enormemente amistosa y de la vinculación de sus ex parejas con la industria musical. Aunque Paltrow es una estrella del cine oscarizada y a Amelia Bono no se le conoce más actividad profesional que la gestión, junto a su madre, de algunas franquicias de una conocida marca de joyería, ambas comparten pasión por la vida sana, el deporte, la alimentación 'healthy' y el yoga y una silueta mucho más que en forma. A su pequeña escala, la carrera como prescriptora de Amelia Bono podría subir como la espuma de seguir los pasos 'lifestyle' de su 'role model' americano.

El horizonte profesional de Amelia Bono, licenciada en Magisterio Infantil por la Universidad Complutense y ama de casa con cada vez más presencia en redes, es brillante. De hecho, ya hay quien adelanta que podría volver a participar en algún concurso de televisión (blanco, como los 'talent' de cocina) para impulsar su carrera como influencer. Su perfil de Instagram destaca por su talento como creadora de contenido de humor, con divertidos vídeos caseros que valen su precio en oro de cara a las marcas. Aún así, le queda mucho para llegar al nivel de influencia que posee Gwyneth Paltrow, con su propia marca-tienda de 'productos conscientes' el alcance global. ¿La veremos pronto en campañas importantes, programas de televisión y portadas de revista?