Quizá pocos sepan que el fallecido Antonio García Fernández, padre de Ana García Obregón , fue uno de los empresarios más respetados de España en las última siete décadas. Un hombre hecho a sí mismo que levantó todo un imperio inmobiliario. Este jueves, 9 de marzo, el ayuntamiento de Alcobendas (Madrid) reconoce su labor inaugurando un paseo que llevará su nombre.
La propia Ana, a través de sus redes sociales, daba gracias al alacalde de la localidad, y mandaba un mensaje recordando la figura de un hombre que trabajó, como ella misma explica, desde muy joven.
«Papá, seguro que nunca imaginaste que ese niño que con 11 años durante la guerra civil, tuvo que empezar a trabajar, limpiando pocilgas y establos, ese niño que con su lucha, pasión y esfuerzo consiguió todas sus metas teniendo que pagar sus estudios limpiando supermercados en la calle Fuencarral, ese niño ahora tendrá una calle con su nombre, como homenaje a sus 60 años de trabajo y la medalla al mérito de trabajo», escribía la televisiva en su cuenta de Instagram.
En la imagen que acompaña a la publicación, Ana aparece posando junto a su padre y concluye con este emotivo texto: «Estoy segura que desde allá arriba, lo celebrarás con mamá y con tu nieto. Y mi corazón desde aquí estará con vosotros. Te lo mereces, papá»
A los 13 años empezó trabajando en una tienda. Se encargaba de llevar los pedidos, de barrer y de fregar. Pero tuvo claro que debía formarse y estudiaba por las noches para cambiar su futuro.
En plena posguerra salió adelante con su esfuerzo y su inteligencia. Falleció a los 96 años, en Madrid, el 16 de septiembre de 2022. Su esposa, Ana Obregón, falleció en 2021. Junto a la pérdida de su hijo, Aless Lequio, en 2020, están siendo años muy duros para la actriz Ana García Obregón.
Antonio García Fernández estudió para delineante, carrera en la que obtuvo el numero uno de su promoción. Después se formó como aparejador y arquitecto técnico. También obtuvo el primer puesto en esos exámenes y siempre lo consiguió mientras trabajaba al mismo tiempo que estudiaba.
El empresario reconocía en una entrevista concedida a principios de los años ochenta al diario ABC que no le había entusiasmado la idea de que su hija Ana García Obregón se convirtiera en actriz, pero que luego se había dado cuenta de que era más útil aceptarlo y ayudarla en su camino.
«Si no, corría el riesgo de perderla. No me disgusta que me conozcan ya como el padre de Ana García Obregón, al contrario, en cierta forma me alegro del éxito de mis hijos en el camino que han emprendido», aseguraba. Amalia, la tercera de los cuatro hermanos García Obregón, inició una carrera como modelo internacional.
Del matrimonio de Antonio García y la joven Ana Obregón, hija de un importante empresario, Juan Obregón Todelo, nacieron cinco hijos. Ana era la mayor de Celia, Amalia, Javier y Juan Antonio.
En 1957, el suegro de Antonio García puso la mitad del capital necesario para fundar Jotsa, la primera inmobiliaria de Antonio García. Era una empresa familiar que, en poco tiempo, ganó un importante volumen de negocio y se convirtió en una de las empresas constructoras más importantes de España.
Su negocio más lucrativo fue la compra de los terrenos de La Moraleja, lo que le dio prosperidad y prestigio. José Luis de Ussía y Cubas, conde de los Gaitanes, íntimo amigo de Don Juan de Borbón, propietario de aquellas parcelas que habían sido coto de caza de Alfonso XIII, y amigo de su suegro, le ofreció una opción de compra por el 95% de la empresa propietaria de las fincas. Así nació una de las urbanizaciones privadas más exclusivas e importantes de España. La operación fue un éxito desde el principio. Las parcelas se vendían una tras otra.
El empresario reservó una parcela para su familia donde construyó varias casas, una para cada uno de sus hijos. En 1999, después de 42 años, la familia dijo adiós a la constructora para centrarse en el negocio inmobiliario. Vendieron la mitad del capital de Jotsa a una empresa alemana, que suspendió pagos, cuando la familia dejó definitivamente la empresa.
Esta situación les llevó a tener algunos problemas con la justicia en 2013. Hoy solo quedan dos empresas del próspero entramado que creó la familia: Promotorados SA y la original, Niesa Nueva Inmobiliaria SA, que atravesó un procedimiento concursal, aunque hoy su resultado vuelve a ser positivo.
Sin embargo, en 2015, la familia tuvo que deshacerse de uno de sus tesoros más preciados: el cuadro de Sorolla «Las tres hermanas en la playa», que llevaba 30 años en la familia, para paliar las pérdidas de sus empresas.
Los cinco hermanos García Obregón están involucrados de una forma o de otra en estas empresas familiares, aunque es Celia quien lleva la batuta. También han heredado el olfato emprendedor de su padre y tienen también sus propios negocios en los que trabajan activamente.
Juan Antonio, el pequeño, arquitecto técnico, se dedica, sobre todo, a los proyectos familiares; Javier es socio ejecutivo de una empresa de gestión de activos inmobiliarios y consultoría inmobiliaria; Ana tiene su propia productora, de la que es administradora única; y Amalia ha fundado una empresa de estudios de mercado junto a una de sus hijas.
Los diez nietos de Antonio García también se han involucrado en varios proyectos empresariales con éxito, como José Antonio García Obregón, creador de las gafas Flamingo o Celia Vega-Penichet, que fundó Liv Centum Corporation, dedicada al ejercicio físico.
El mismo Aless Lequio, hijo de Ana, fundó varias empresas antes de fallecer a los 27 años tras luchar dos contra el cáncer, la más importante Polar Marketing.
Los García Obregón poseen también una casa de verano en Mallorca, donde siempre se ha reunido la familia. Antonio y Ana, los patriarcas, eran el punto de unión. Hoy sus hijos y nietos se consuelen con su recuerdo y agradecen todo lo conseguido gracias a su difunto padre y abuelo.
20 de enero-18 de febrero
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