No todas las vidas de tenistas acaban con final feliz, como le sucedió a Steffi Graf. Arantxa Sánchez Vicario, la pionera y estrella del tenis femenino español durante décadas, comenzó a practicar tenis con tan solo cuatro años, se convirtió en profesional a los 14 y a los 17 años ya había ganado su primer Roland Garros. No fue su única victoria, después vendría el Open de Estados Unidos, Wimbledon, repetir Roland Garrós…
El reconocimiento deportivo llegó acompañado de una fortuna de casi 14 millones de euros que siguió creciendo hasta llegar a los 30. Pero no todo fue fama y fortuna en la vida de Arantxa Sánchez Vicario durante sus mejores años, también hubo tiempo para el amor, y para ella solo existía un nombre: el de Josep Santacana, el hombre con el que ahora mismo va a ser juzgada por alzamiento de bienes y del que lleva intentando divorciarse tres años.
Como en otros casos de deportistas profesionales la vida de Arantxa Sánchez Vicario hasta que consiguió el reconocimiento mundial fue muy dura y desde muy temprana edad. En la rueda de prensa en la que presentó sus memorias habló del amor a su familia pero también del control extremo que habían mantenido sobre todos los aspectos de su vida. Valga como muestra que la tenista nunca había salido por la noche de fiesta hasta que no ganó Roland Garrós. Su vida era el tenis y su carrera estaba completamente controlada por sus padres.
Arantxa Sánchez Vicario dedicó toda su juventud y energía al tenis. /
Siendo así las cosas, no debió costarle mucho al empresario Josep Santacana llamar la atención de la tenista cuando se conocieron. Ella nunca se sintió apoyada por su familia cuando escogía interés amoroso, especialmente tras su matrimonio fugaz con Joan Vehils que se consumó con un divorcio de 25 millones de las antiguas pesetas, por eso cuando se fijó en 2007 en Josep Santacana y no recibió la bendición paterna, no se sorprendió y siguió adelante con su relación.
La enemistad entre la familia de Arantxa Sánchez Vicario y su nuevo amor fue manifiesta desde el primer día de noviazgo. Tanto es así que se llegó a afirmar que los padres contrataron a un detective para que investigara a su futuro yerno: negocios opacos, deudas con la Seguridad Social… el dossier con todo lo que descubrió no gustó, pero a la tenista le dio completamente igual, desde que él se le acercara en la discoteca Pachá de Ibiza a decirle que no le gustaba el tenis supo que aquel hombre sería el padre de sus hijos. El 12 de septiembre de 2008, vestida de Hannibal Laguna, Arantxa Sánchez Vicario se casó y 10 años más tarde se arrepentiría de esa decisión.
El círculo cercano a la tenista siempre lo ha tenido claro: t ras el alejamiento de Arantxa del resto de su familia se encontraba la mano de Josep Satancana, al igual que tras el desfalco de la fortuna de la tenista. Ella misma reconocería en la revista Hola, tras el momento en que hizo pública su separación, que «me arrepiento de haberle dado todo el control de lo que tenía. Tenía que haber separado el amor del resto de mi vida». Ese control al que se refiere era, especialmente económico.
La pareja se casó al año de conocerse. /
Los problemas económicos de Arantxa Sánchez Vicario comenzaron cuando decidió trasladar su residencia a Andorra, un movimiento que Hacienda demostró que había sido efectuado para ahorrarse el pago de impuestos porque, en realidad, la tenista no vivía allí. Para hacer frente a la condena de la Agencia Tributaria la tenista solicitó un préstamo que acabó aprobando al Banco de Luxemburgo y que avalaba con sus múltiples propiedades: en total el banco le prestó 5,2 millones de euros… que no devolvió a pesar de que así se lo solicitaron en varias ocasiones y con distintos procedimientos.
Ahora, en un nuevo proceso judicial, que esta vez va por la vía penal, el banco luxemburgués solicita al ex matrimonio, una pena de cuatro años de cárcel por un delito de alzamiento de bienes y una indemnización de 6.170.942 euros a los que hay que sumar los intereses y las costas procesales si la tenista y su ex pierden el juicio.
Imagen de la pareja cuando estaban juntos. /
Según la entidad financiera, el matrimonio ignoró los requerimientos de pago de la deuda mientras que en 2018 procedían a vender todas sus propiedades y escondían lo recaudado en un entramado de sociedades opacas. Según el propio escrito elaborado por el Banco de Luxemburgo para plantear la demanda ante el juzgado de Barcelona, el ejecutor de esta estrategia de venta de inmuebles fue Josep Santacana.
No sería la primera vez que ex marido de Arantxa Sánchez Vicario muestra capacidad para intentar aprovechar los resquicios de la ley. Cuando la pareja se casó, la familia de la tenista obligó al empresario a firmar unas capitulaciones. Cuando en 2018 decidieron separarse, Santacana decidió cambiar su estrategia. Primero planteó su demanda de divorcio en Miami, donde la pareja residía (y sigue residiendo), pero después la solicitó en Barcelona.
La diferencia entre que el matrimonio se disuelva en España o en Miami está en el patrimonio. Si la justicia daba la razón a Santacana y le permitía divorciarse en Barcelona, el acuerdo de separación de bienes que ambos firmaron antes de casarse estaría vigente y el ex marido de la tenista no debería responder en el proceso legal del Banco de Luxemburgo.
Sin embargo, este acuerdo prematrimonial no es válido en Estados Unidos. Pues bien, hasta marzo de este año la justicia española no ha dado la razón a Aratxa Sánchez Vicario y su divorcio, finalmente (y a falta de que el empresario recurra la sentencia), se tramitará en Miami. Un juicio más y un paso más en la vida de esta pareja de polémico final.