Carmen Martínez-Bordiú, en el entierro de su hijo. /
Fue una tragedia que marcó la vida de toda la familia. Por eso, cada 7 de febrero, para rememorar la muerte de su hermano, Luis Alfonso de Borbón suele poner en sus redes sociales un mensaje en el que manifiesta lo que le echa de menos. Francisco de Borbón tenía solo 11 años cuando perdió la vida en un fatídico accidente de tráfico, cuando el duque de Cádiz , sus dos hijos, y su institutriz, Manuela Sánchez Prat, regresaban de disfrutar de un fin de semana de esquí en la estación de Astún.
En aquel entonces, Alfonso de Borbón y Dampierre ya estaba separado de Carmen Martínez-Bordiú, que había rehecho su vida con el anticuario francés Jean-Marie Ross i, quince años mayor que ella. Fue todo un escándalo para la época, que juzgó con unos criterios muy machistas que la nieta de Francisco Franco dejara todo para emprender una nueva vida en París.
El accidente de tráfico que causó unas heridas a su hijo que no puedo remontar (de hecho llegó clínicamente muerto al hospital), tuvo lugar el 5 de febrero de 1985. Francisco de Asís de Borbón y Martínez-Bordiú ingresó en el hospital de Navarra tras el siniestro, que tuvo lugar a las ocho de la tarde. También a este centro fueron trasladados los otros tres ocupantes del coche para recibir tratamiento de sus heridas, de diversa consideración.
Francisco de Borbón ocupaba el asiento de copiloto del vehículo que conducía su padre. Los demás salieron despedidos del coche, que colisionó con un camión cargado con 23 toneladas de productos de limpieza. Al saltarse un stop, el primo hermano del rey Juan Carlos I fue condenado a seis meses de prisión por imprudencia temeraria.
El niño fue enterrado en el cementerio de Mingorrubio, en El Pardo y asistieron unas mil personas. Impactaron mucho las imágenes de su madre, Carmen Martínez-Bordiú , con una serenidad y una fortaleza que fueron criticadas por algunos. Ella misma explicaba después que el dolor era tan intenso que no podía llorar, se le secaron las lágrimas, según sus propias palabras. Tras el fallecimiento de su padre sus restos fueron trasladados al Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid.
Fue el rey Juan Carlos quien llamó a Carmen Martínez-Bordiú para comunicarle que su hijo había sufrido un accidente. Sin embargo, como ella misma manifestó en En tu casa o en la mía, el programa de Bertín Osborne, ya sabía que su hijo Fran, que era como le llamaban cariñosamente, había muerto.
En una entrevista concedida a José María Íñigo unos meses antes de la tragedia, el duque de Cádiz hablaba con orgullo de sus dos hijos: «Son niños muy alegres, muy vivos. Muy obedientes, dentro de su natural viveza y el hecho de que son muy pequeños todavía. Tienen 10 y 9 años. Los veo todas las mañanas y todas las noches. Comemos juntos. Hacemos deporte juntos… Es como la vida familiar de todas las españolas, en cierto modo».
En abril de 1984, después del accidente, Alfonso de Borbón manifestó en Informe Semanal que su mujer, Carmen Martínez-Bordiú, había intentado quitarle la custodia de Luis Alfonso de Borbón mientras él estaba convaleciente. «No quiero que mis hijos dejen de ver a su madre, pero es ella la que se ha querido marchar de mi lado y es ella la que ha querido que mis hijos se queden conmigo», afirmó.
El duque de Cádiz y Carmen Martínez-Bordiú, en los años 70. /
Concha Sierra, la abogada de la que fuera duquesa de Cádiz, manifestó entonces que no comprendía esas declaraciones. El Juzgado 25 de Madrid había concedido la tutela de manera provisional a la madre, que la había solicitado «mientras subsista la imposibilidad del padre para ejercerla como secuela de sus gravísimas lesiones». La letrada añadió que una vez superados estos problemas de salud, el mismo juzgado devolvió a ambos la tutela compartida de Luis Alfonso de Borbón.
Nadie podía imaginarse que otra tragedia iba a segar, literalmente, la vida del duque de Cádiz. El padre de Luis Alfonso de Borbón se encontraba esquiando en Beaver Creek Resort, en Colorado, el. 30 de enero de 1989, acompañado por el excampeón austriaco Tony Sailer, su esposa, la jugadora de golf Gaby Rummeny y el canadiense Ken Read, encargado de seguridad del campeonato mundial de esquí alpino. Era una jornada relajada y entre amigos en la que nada hacía presagiar el fatal desenlace.
Un cable mal colocado en la pista fue el culpable del fatídico accidente. Así aparecía reflejado en su autopsia: «Una gran incisión en forma de media luna que mide 20,32 centímetros de longitud y que llega a penetrar hasta 4,44 centímetros». Sobre las causas de su muerte se han barajado diversas hipótesis, hasta la del homicidio, pero su madre, Emanuela de Dampierre, desestimó estas teorías de la conspiración y lo calificó de trágico accidente.
20 de enero-18 de febrero
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