Llega el momento del año en el que nos volvemos distintos. Hay algo que nos hace reflexionar y tomar conciencia (algunos) de lo que es verdaderamente importante. Llega el momento para muchos de perder el norte y hacer las cosas ‘porque sí’, incluso algunos a regañadientes. No compliquemos la esencia de estas fiestas. Apostemos por simplificar y colocar en el horizonte la fecha del 7 de enero, por ejemplo, después de la fiesta de Reyes.
Yo lo hago para no despistarme ni volverme loca. Comidas y regalos, viajes y villancicos. Reuniones familiares y compromisos extraños para algunos cuñados, ¡por decir algo! Vamos a relajarnos un poco, que esto pasa, y hay mucho que entregar y disfrutar, si ponemos la intención adecuada.
Porque a ratos vamos de aquí para allá como ausentes e intentando dar con el detalle exacto que nos ayude a decidir lo que queremos mostrar a ese ser querido y disimular en otras ocasiones, que no sabemos lo que queremos decir al que no conocemos bien del todo. Nos movemos entre el gentío o entre webs de lo mas originales a golpe de click del ratón del ordenador. ¡Y llega un momento en que la cabeza nos nos da para más!
Nos pasa a casi todos en estas fechas, ¿a que sí? «Dichosos regalos», nos decimos y, además: «¡Si es que siempre me toca a mí elegir lo que le corresponde a cada uno!». Pero no siempre es así. Hay veces que tienes claro que ese es el detalle que quieres que sorprenda a quien amas y sabes, perfectamente, que vas a acertar y estás deseando entregarlo. Quédate con esa sensación agradable. ¡Es la que vale!
Tal vez deberíamos preocuparnos menos por el compromiso del regalo y ser felices estas fechas de manera sencilla. Entregar una nota que diga «vale por mi apoyo y comprensión incondicional, pase lo que pase», sería una opción. Es más, sería uno de los mejores regalos que al menos yo, podría recibir. Pero hay cosas que damos por supuesto y os aseguro que no puede haber mejor presente que el afecto eterno y la consideración desde el amor más sincero. Para eso tenemos que comenzar queriéndonos mucho nosotros.
Saber que somos tan válidos como el mejor regalo comprado. Somos más necesarios y útiles de lo que pensamos para los que nos rodean y si nos entregamos con honestidad, seremos mucho más felices estas fechas.
Al fin y al cabo, el espíritu de la Navidad pasa por amar y tomar conciencia de valores que damos por hechos, ¿no? Pues apostemos por sacarle partido a eso que se llama el ‘espíritu navideño’ de una manera más eficaz para nuestro alma, y sin caducidad.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?