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“Yo no estaba tan enamorada de James Dean como él de mí”

Él ya era un gigante de Hollywood. Ella, una principiante de 19 años con una belleza salvaje. fue con un biquini blanco con el que se dio a conocer ante el mundo, pero Para aquella noche, una encargada de vestuario le prestó un vestido, el que llevaba Audrey en ‘Sabrina’. Allí se encontraron. “Nos conocimos en un momento en el que ambos éramos muy infelices”, cuenta ella. La muerte prematura del chico malo, en 1955, marcó el final de su idilio. 60 años después, Ursula lo recuerda todo.

Ursula Andress nos habla de su relación con James Dean. / cordon press

Dany jucaud

Sigue siendo rotunda, directa y sincera. A punto de cumplir 80 años, Ursula Andress, la mujer que lució uno de los biquinis más recordados de la historia del cine, ya no se calla nada. Tampoco tiene por qué hacerlo, aunque sus recuerdos puedan sorprender a más de uno. La actriz nos habla de los capítulos más fascinantes de su vida: su historia de amor con James Dean. También sobre las peculiares amistades que mantuvo con grandes estrellas del show business como Marlon Brando y Elvis Presley.

  • Corazón: Su aparición en ‘Dr. No’ en biquini marcó a una generación. Ursula Andress: Sean Connery siempre será para mí el único James Bond. Nunca habría imaginado que se seguiría hablando de ello 50 años después, porque yo no quería rodar esa película. Kirk Douglas me convenció para que aceptara. En aquella época, todo el mundo quería que hiciera cine, salvo yo misma. Me asustaba el éxito y el precio a pagar. Nunca he sido una actriz ambiciosa y mis amores siempre tenían prioridad sobre mi trabajo. Elegía películas fáciles en las que no entregaba nada de mi alma, pero me encantaba el estrellato, las limusinas y los hoteles de lujo. Esos años en Hollywood fueron extraordinarios

  • Corazón: ¿Fue en esa época cuando conoció a James Dean? Ursula Andress: Yo tenía 19 años y él, 24. Su agente, Dick Clayton, me llamó para decirme que James quería conocerme. Yo sabía su nombre, pero no había visto ninguna de sus películas. Unos días después vino a verme a mi casa y ya no nos separamos

  • Corazón: ¿Cómo era el rebelde de Hollywood? Ursula Andress Adorable, muy tierno, muy atento, hipersensible. Era alguien que sufría. No sé por qué, pero siempre me recordaba a Marilyn.

  • Corazón: ¿Conocía usted también a Marilyn? Ursula Andress La conocí en su último rodaje, gracias a Dean Martin. En seguida sentí que había una enorme fragilidad detrás de esa sonrisa encantadora. En una película que iba a empezar a rodar, debía llevar sujetador y, como nunca había llevado y no conocía mi talla, aprovechamos para probarme el suyo

  • Corazón: Volvamos a James Dean. Entre él y usted... ¿hubo un flechazo? Urusula Andress Se enamoró de mí inmediatamente. Durante los meses que duró nuestra relación, se portaba muy bien. Para él, yo representaba la fuerza. Según decía, era, sobre todo, muy distinta de todas las mujeres con las que se relacionaba. Ya no soportaba Hollywood y quería marcharse de América. Muy pronto me pidió matrimonio

  • Corazón: ¿Por qué no aceptó? Ursula Andress: Poco antes, había conocido a John Derek, por quien tuve un auténtico flechazo. Y, para ser sincera, no estaba tan enamorada de Jimmy como él lo estaba de mí. Cuando la Paramount se enteró de mi relación con John, fue un escándalo. Me prohibieron que volviese a verle porque, no solo estaba casado, sino que yo era menor de edad.

  • Corazón: ¿James Dean se enteró de lo suyo? Ursula Andress: Sí, y estaba muy triste por ello. Jimmy salía de una relación infeliz con Anna Maria Pierangeli. Ambos éramos huérfanos de amor.

  • Corazón: ¿Cómo vivía en aquella época? Ursula Andress: Jimmy tenía una casa en el valle, y yo la mía en West Hollywood. Nos repartíamos entre ambas. Hacíamos excursiones en su moto, íbamos al cine o a escuchar jazz. Estaba a punto de rodar Gigante con Elizabeth Taylor, por lo que pasábamos muchas tardes en casa de ella, donde ensayaban. Cuando él abandonó el rodaje, se escondió en mi casa. Taylor me llamaba cada día suplicándome que le hiciera entrar en razón. En cuanto a Marlon Brando, de quien era un poco la protegida, no veía con buenos ojos mi relación con Jimmy. Decía que no era un hombre para mí, hasta el día en que se lo presenté. Jimmy estaba loco de admiración por él.

  • Corazón: ¿Brando estaba celoso? Urusla Andress: Creo que un poco. Siempre quería que yo estuviera disponible cuando él necesitaba compañía.

  • Corazón: ¿Dónde conoció usted a Marlon? Ursula Andress: En Roma. Me había enamorado locamente de Daniel Gélin cuando vino a rodar a Suiza. Me reuní con él en Roma. Marlon era amigo de Vadim. Pasé mi primera noche solo durmiendo en la cama de Vadim y de Bardot, porque me ocultaban. Porque yo tenía 17 años y me buscaba la Interpol.

  • Corazón: Cuenta la leyenda que James Dean fue homosexual... Ursula Andress: Me pone furiosa escuchar eso. Se contó incluso que me habían pagado para hacerme pasar por su amante. Puedo decir que Jimmy era un hombre fiel, enamorado y maravilloso.

  • Corazón: ¿Cuándo lo vio por última vez? Ursula Andress: El día de su muerte, el 30 de septiembre de 1955. Una vez terminado el rodaje de Gigante, Jimmy solo soñaba con carreras de coches. Quería rodar el famoso Porsche 550 Spyder que habíamos ido a comprar juntos, por lo que me pidió que le acompañara a Pebble Beach, y acepté enseguida. Habíamos quedado en mi casa a las 8 de la mañana. Jimmy llegó con su mecánico y con el remolque que, una vez terminada la carrera, debía llevarse el Porsche. No llevaba allí ni diez minutos cuando vi llegar el coche de John Derek.

  • Corazón: ¿Sabía usted que Dereb iba? Ursula Andress: ¡En absoluto! No nos veíamos desde hacía meses. Mi equipaje ya estaba en el remolque y estaba lista para salir. Nunca olvidaré la mirada de Jimmy cuando le vio llegar. «¿No vienes?». Como no contesté, se fue hacia el coche, sin mirar atrás, y arrancó de golpe. Unas horas después, tuvo el accidente. El mecánico, que iba sentado a su derecha, donde tenía que haber ido yo, acabó en pedazos, pero sobrevivió. Jimmy se partió el cuello.

  • Corazón: ¿Fue usted a su entierro? Ursula Andress: No. Por miedo a que hablase con la prensa, la Paramount me envió a la montaña 15 días para ‘tomar el aire’. Tenía prohibido hablar con periodistas y contestar al teléfono. Nadie debía estar al corriente de lo que hacía ni de mi historia con Jimmy y con John. El mejor amigo de Jimmy trabajaba en una aseguradora, y así me enteré de que había contratado un seguro de vida y yo era la beneficiaria. Le llamé después del accidente para decirle que no lo quería y que se lo diera a su familia.

  • Corazón: Tenemos entendido que también conoció bien a Elvis Presley... Urusla Andress: Después de ‘Dr. No’, me propusieron rodar una película con Elvis. Primero me negué, porque lo encontraba muy ordinario. Me organizaron un encuentro con él y, para mi gran sorpresa, caí presa de su encanto. Era muy educado, todo lo contrario de lo que imaginaba. Le dije que odiaba el rock y que solo me gustaba el góspel. Así que me regaló una veintena de canciones inéditas que el coronel Parker se negaba a sacar al mercado. Nos hicimos amigos muy rápido. Le encantaba cocinar para mí en su casita. Era adorable, muy exclusivo, y mantuvimos nuestra amistad hasta su muerte. Al igual que Jimmy, él también quería asentarse en Europa. Me decía que tenía la impresión de vivir en una cárcel. Vi muy de cerca el éxito y los estragos que causa.

  • Corazón: Usted ha asegurado en alguna ocasión que la cubría de regalos. Ursula Andress: Tanto él como Jimmy me mimaron. Elvis me regaló un BMW 507, como el que tenía con John y que vendí a Fred Astaire. Lo tuve 20 años en un garaje y se lo dejé por casi nada a un mecánico que lo vendió en una subasta en 1995 por un millón de dólares. Todas las canciones inéditas que Elvis me regaló desaparecieron y los regalos de Jimmy, también. Como viajaba mucho, los dejé en un trastero que se inundó

  • Corazón: Estaba con usted la primera vez que volvió a ver a Jean-Paul Belmondo, 13 años después de su ruptura Ursula Andress: Jean-Paul interpretaba Kean en el teatro Marigny, en 1987. Quería ver la obra, pero no quería que él supiera que estaba en la sala. Un asistente, creyendo hacer bien, vino a buscarme al final del espectáculo para llevarme hasta su camerino. Encontrarnos de nuevo después de tantos años fue emocionante.

  • Corazón: ¿Fue el gran amor de su vida? Ursula Andress: Fue una gran pasión que duró ocho años. Nos amamos y peleamos como locos, pero también nos reímos mucho. Trepaba por los canalones para verme o llegaba a una cita en el techo de un Rolls. Un día, provocó una inundación en un hotel para que los bomberos rompieran la puerta de mi habitación, porque me negaba a abrir. Ya no hay hombres como él. Los hombres de verdad son como los elefantes o los tigres: una especie en extinción. Hay que protegerlos. Cuando veo a los jóvenes, con la nariz pegada a la pantalla de su 'smartphone', me pongo enferma

  • Corazón: Cumplirá 80 años en unos meses. Ursula Andress: Necesitaría otros cien años más para poner orden en mi vida. Sueño con un entierro alegre. Uno a la napolitana, con plañideras siguiendo mi ataúd tirado por seis caballos negros con un plumero en la cabeza. Madame Claude me dijo una vez que conocía a un hombre dispuesto a pagar un millón de dólares para pasar una noche conmigo. Hoy en día, cuando un mendigo me ofrece una colilla, como sucedió hace unos días, doy saltos de alegría.

20 de enero-18 de febrero

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