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La tonadillera podría estar afrontando la recta final del infierno que vive desde que entró en la prisión de Alcalá de Guadaíra (Sevilla). Hace unos días, la Fiscalía informaba de manera favorable para que Isabel Pantoja pueda disfrutar de la libertad condicional en cuanto se cumplan los dos tercios de su condena.
Esto sucederá el próximo 21 de marzo y fuentes judiciales aseguran que "lo normal" es que se le conceda. Se escudan en el comportamiento impecable que ha tenido dentro de la prisión, en sus permisos y durante el tercer grado, del que disfruta desde el pasado 13 de diciembre. Por eso, porque la posibilidad de salir de la cárcel es algo factible a corto plazo, Isabel ya se está preparando para regresar a los escenarios.
Según ha podido saber 'Corazón TVE' por fuentes cercanas a la artista, esta ya ha firmado un contrato con un productor y realizará una gira por España, que comenzará en mayo o junio. Además, Pantoja no descarta saltar el charco y continuar con su agenda de conciertos en América.
La artista aún no ha iniciado los ensayos, pero su círculo más íntimo asegura que ya ha comenzado con las pruebas de vestuario. Un regreso, que sus fanes y lo que no lo son esperan con gran expectación tras los rumores de que su voz podría haber sufrido alguna merma después de cerca de año y medio sin ejercitarla en la cárcel. Su última actuación tuvo lugar en la localidad almeriense de Huércal-Overa, el 21 de octubre de 2014, exactamente un mes antes de cruzar por primera vez la verja del centro penitenciario de mujeres.
Varios medios publicaron entonces que la tonadillera habría cobrado unos 60.000 euros. Un caché, que se antoja ahora bajo para ese primer día en el que vuelva a vestirse con la bata de cola y a ser noticia por algo más que por su implicación en el caso Malaya.
Sus fieles, esos que han acudido a las puertas de Alcalá de Guadaíra cada vez que ha obtenido un permiso –los únicos a los que ha dedicado unas palabras, aunque haya sido un escueto "os quiero", acompañado con un beso al aire–, se alegrarán de la noticia. Es mucho más de lo que se había comentado hasta ahora, a saber: que su amigo el artista mexicano Juan Gabriel iba a lanzar un disco con temas inéditos de Isabel –Maribel para sus amigos–, en cuanto pisara la calle. Algo que no es incompatible con el hecho de que vaya a reanudar sus actuaciones en vivo.
Pero, de momento, tanto el lanzamiento del álbum como el hecho de que vaya a alejarse de España, refugiándose en México, al lado de Juan Gabriel, con quien tienen gran amistad tanto ella como su hermano Agustín, son tan solo rumores. Desde que saliera para disfrutar del tercer grado, a Isabel tan solo se le ha visto en la puerta de la cárcel, en la del hospital para conocer a su nuevo nieto y en la de Cantora.
Esta finca es el buque insignia de las propiedades que le quedan donde se ha encerrado durante todo este tiempo. Junto a la tonadillera, sus familiares, salvo Chabelita, de la que dicen que evita los encuentros con su madre, aunque es cierto que ha acudido a verla, y los pocos amigos de confianza que tiene. Un círculo cada vez más estrecho por las informaciones filtradas a la prensa tras su primer permiso, lo que ha hecho que la artista se vuelva más desconfiada y que cuide muy mucho a quién tiene a su lado.
De quien sí podrá disfrutar más Isabel es de sus nietos, ahora, especialmente del mayor, Francisquito. La semana pasada, el futbolista Jota Peleteiro, marido de la modelo Jessica Bueno, madre de la criatura y ex de Kiko Rivera, regresaba a la Liga española tras firmar un contrato hasta final de temporada con el Eibar. El niño, hasta ahora en Londres, estará así mucho más cerca de su abuela paterna. Y es que parece que a Isabel empiezan a salirle las cosas redondas después de mucho sufrimiento.
Durante el tiempo que ha estado cumpliendo condena, Idabel ha tenido que vender ciertas propiedades para hacer frente a la multa que rondaba el millón y medio de euros. Por ejemplo, se ha deshecho de dos fincas colindantes a Cantora, que le dejó en herencia Paquirri, quedándose con la propia Cantora y otra de la que es copropietaria con su hijo, Kiko.
Entre los inmuebles de los que se ha tenido que despojar, se encuentra el chalé Mi Gitana (por el que ha obtenido 2 millones de euros), situado en la urbanización marbellí La Pera, que perdió el 30 de marzo de 2015. En una entrevista en televisión, su hijo Kiko manifestó que estaba "todo en venta".
Así, el pasado mes de diciembre se desprendía de otra de las joyas de su corona inmobiliaria: el chalé que poseía en Madrid, en La Moraleja. Ahora, espera ofertas para los dos áticos que tiene en la localidad malagueña de Fuengirola, por los que pide 420.000 euros. Además de Cantora, P antoja conserva la casa que tiene en El Rocío (puesta a nombre de otra persona), un piso de 213 metros cuadrados (embargado), un garaje, que podría vender para obtener liquidez, y dos locales comerciales, todo ello en Sevilla.