Gala de los Nominados a los Goya 2016: Antonia, el premio de Daniel Guzmán, y lo que Irene Escolar jamás dijo

"No estoy nervioso, porque, aunque parezca una frase hecha, para mí, esto ya es un premio. Conseguir que una abuela de 93 años esté pisando una alfombra roja, delante de tantos periodistas o que un niño de 15 años, que es la primera vez que se pone delante de las cámaras, esté nominado también...". Daniel Guzmán es un tipo tan achuchable como se lo pueda imaginar el lector.

Aunque solo sea por darle el valor que tiene a una de las cosas más grandes que uno puede tener en la vida: una abuela. Antonia Guzmán llegó del brazo de su nieto y, cada vez que oía su nombre, en vez de posar para la foto, saludaba. Como si caminara por la calle de su pueblo y atendiera a una vecina. Al fin y al cabo, como ella misma se preguntaba: "¿Para qué quieren tantas fotos?".

No le falta razón a 'la voz de la experiencia' de la 30ª edición de los Premios Goya. Porque, con su nominación, Antonia ha hecho historia al convertirse en la candidata al 'cabezón' de mayor edad. Y sin pretenderlo, ¿eh?. Que el director de 'A cambio de nada', lo explicaba de manera sencilla.

"Llevaba 10 años con esta película y, creo, aceptó porque iba a acabar con mi vida y quería que la terminara. No tuve ni que convencerla. Con tal de que termira de una vez, era capaz de presentarse a poner las luces, de electricista. Ella ha sufrido todo el proceso", relataba con una ternura enorme. Así que, ella, la ya 'abuela de los Goya', hizo el papel a cambio de cumplir el sueño de un director novel.

La grandeza del cine español es que, mientras unas inician su carrera de manera espontánea, otras, por fin, ven la recompensa a muchos años de esfuerzo. Ese es el caso de Irene Escolar ('Un otoño sin Berlín'), que competirá en la misma categoría, la de Actriz Revelación, con Antonia.

Irene se ha convertido en tan solo un año en una de las caras con más futuro de la industria española. "Te pasas igual mucho tiempo sin hacer una película, sin que nadie te llame o te den una oportunidad y, de repente, alguien confía en ti y se convierte en una cadena", confesaba ella que, este año, ha estado inmersa en cuatro rodajes.

Tantas tablas ha cogido en este tiempo, que ha aprendido dos cosas muy importantes y muy típicas de los actores curtidos en alfombras rojas, 'photocall' y demás saraos de la profesión.

La primera, la de contestar con lugares comunes a la pregunta del millón: ¿cómo vive está primera nominación? "Lo vivo con mucha ilusión, que es la palabra que llevo utilizando el último mes. Ha sido muy inesperado".

Como inesperada fue la contestación -y he aquí ese segundo detalle que denota tablas prematuras- a algo reconocido por ella hace un par de semanas y negado anoche en la Galería de Cristal del Palacio de Ciebeles.

Hace un tiempo, Irene escribió en Twitter: "El capitalismo me hace llorar siempre". Fue 'trendig topic' y, en una entrevista en LOC, se refirió al asunto como: "Es muy fácil ser 'trending topic'". Pues sepan ustedes que nada de lo que leyeron fue verdad porque "nunca dije nada sobre el capitalismo" y "no escribí nada en Twitter". Fin de la cita.

Y a otra cosa. Como a la sonrisa de Natalia de Molina ('Techo y comida') que, a pesar de todo lo cosechado desde que la conocimos en la misma gala hace un año, la fama no le ha cambiado nada de nada. Sigue siendo la misma niña adorable que contesta sin una mala cara ni una mala palabra.

O al baño de elogios de Asier Etxeandía a su compañera protagonista en 'La novia', Inma Cuesta: "Lo que ha hecho es alucinante. Sé en qué bosque se ha metido, cómo se ha implicado, lo valiente que ha sido, lo que se ha roto el corazón para contar la historia. La veo como una diosa."

Con compañeros así, que darían Goyas a todos y cada uno de los que optan a ellos, es normal que esta profesión vaya creciendo poco a poco, que recupere el terreno. Nadie se ve -al menos eso dijeron todos y cada uno de ellos- favorito. Y eso que, juntos, han conseguido que la cuota del cine español en taquilla haya subido hasta el 19%. Una cifra que antaño hubiese resultado raquítica, pero que hoy, es para apludir.

Guarden algún aplauso para el día 6 de febrero, día que sabremos los nombres que contienen esos sobres guardados con tanto celo por la Academia del Cine.