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Hay imágenes ligadas a la historia de los Premios Goya, los nuestros, los del cine que se hace aquí; que el lector debe de tener grabadas a fuego en la retina. ¿Cómo olvidar a don Juan Carlos recibiendo de manos de José María González Sinde la primera estatuilla de la historia? Un gesto simbólico con el que se ponía la primera piedra para que se gestara algo que, este sábado 6 de febrero, celebrará su 30ª edición.
A lo largo de su historia, la gala ha ido cambiando de ubicación, desde el Teatro Lope de Vega en aquel 1987 hasta el Hotel Auditorium, desde donde los hemos disfrutado en los últimos años. Y, tan solo una vez, en el año 2000, se celebraron fuera de Madrid.
Aquel año tuvo lugar en Barcelona y, curiosamente, fue la única ocasión en la que don Felipe, por entonces Príncipe de Asturias, acudió a la ceremonia. Recordarán a Pedro Almodóvar cuando subió a recoger su premio como Mejor director por 'Todo sobre mi madre'' y, acordándose de que ese día era el cumpleaños del hoy Monarca, instó a todo el auditorio a que le cantaran.
Hemos visto a jóvenes emocionarse. La más reciente, una Nerea Barros a la que se le atropellaban las palabras al ser coronada como revelación femenina en 2015. Pero también a algunos más curtidos se les han agolpado los sentimientos en la lengua: véase el caso de Antonio Banderas que, tras sostener en sus manos el Goya de Honor y secarse las lágrimas, pedía perdón al respetable.
Aunque uno de los más emocionantes fue sin duda el momento en el que Tony Leblanc era reconocido por su participación en 'Torrente' (1999). Sacó un pañuelo de su bolsillo y se secó los ojos recibiendo una ovación casi interminable.
Porque, a veces, la injusticia hace que los premios lleguen tarde. Si no, que se lo digan a Maribel Verdú, a quien el reconocimiento le llegó en 2008, a los 38 años y después de cinco nominaciones. Eso sí, en 2012 repitió, por 'Blancanieves'.
A Javier Cámara le pasó algo parecido. Hasta seis veces se sentó en la 'banqueta' del nominado. Fue en 2013, de la mano de 'Vivir es fácil con los ojos cerrados', cuando pudo dormir abrazado a su Goya.
Javier Cámara
Por muy buenos actores que sean los nuestros, hay ocasiones en las que es imposible guionizar, aunque siempre hay hueco para los discursos y las actuaciones estelares. A Concha Velasco le dieron el reconocimiento a toda una carrera en la Cena de los Nominados, un escenario en el que pudo desahogarse a gusto, sin el cronómetro del directo en marcha. Lo hizo y, algunos, los más jóvenes, lo seguimos recordando con una mezcla entre lo entrañable y lo cómico.
A algunos de los rostros más populares del panorama artístico español les hemos visto crecer con el paso de las galas. Un jovencísimo Jorge Sanz era candidato por primera vez en 1986 por 'El año de las luces'. Desde entonces se ha encargado de entregar 'cabezones' intercalando ese 'mandado' de la academia con otras cinco candidaturas y tan solo una victoria, la obtenida en 1989, como protagonista de 'Si te dicen que caí'.
Estas son unas pequeñas pinceladas de una fiesta que ha dejado besos de amor, besos fraternales, besos ficticios... Espectáculos musicales. Caídas. Olvidos. Y hasta reivindicaciones políticas.
Veremos este sábado 6 de febrero a partir de las 22 horas con qué nos sorprenden cámaras, fotógrafos, maquilladores, decoradores... todos aquellos que forman esta gran familia dedicada al entretenimiento cinematográfico. Echaremos de menos a algunos, pero, el espectáculo debe continuar con los que estén disponibles...