“He visto la muerte muy de cerca”

Corazón: Como a Jean-Luc Goddard, los César le han rendido homenaje por segunda vez. No ocurre a menudo Michael Douglas: Creo que se habían olvidado por completo de que ya lo habían hecho (risas). Generalmente, se reparten homenajes y recompensas cuando se acerca el final. No es muy buena señal… Pero da igual. Todo lo que viene de Francia tiene para mí una especial consonancia. Como puro producto de los 60, soy un fan de las películas de Truffaut, Belmondo, Deneuve, Trintignan, Jeanne Moreau… Además, si alguien quiere aun trabajar conmigo, estoy totalmente dispuesto a tener una audición para una película francesa. Estados Unidos y Francia comparten una larga historia, hasta hoy en día, con el terrorismo. De hecho, admiro profundamente la resistencia que opusieron los parisinos después de los trágicos sucesos de noviembre.

Corazón: En 2011 le detectaron un tumor en la garganta. ¿Se encuentra ya totalmente restablecido? Michael Douglas: Mi salud se ha vuelto mi mayor aliada. Nunca me he sentido tan bien como ahora. Han pasado más de cinco años y el cáncer ha quedado atrás. Pero tuve que luchar durante meses y la enfermedad hizo de mí un hombre libre. He visto la muerte desde muy cerca y ya nada me da miedo. Mi madre, Diana Dill, falleció el año pasado con 92 años y mi padre cumplirá 100 en diciembre. Creo que tengo buenos genes.

Corazón: Cuando reveló su enfermedad muchos se sorprendieron. Michael Douglas: Siempre he pensado que tomar la iniciativa es la mejor manera de evitar que las cosas se conviertan en un circo.

Corazón: ¿Cómo está Catherine? O mejor dicho, ¿cómo está su relación con ella? Michael Douglas: Entramos en nuestro decimosexto año de matrimonio. Nuestra separación de unos meses nos hizo tomar conciencia del verdadero valor de nuestra relación. La amo más que nunca.

Corazón: ¿Qué le ha enseñado la separación? Michael Douglas: Que el esfuerzo es cosa de dos y que debes dejar el rencor y tu ego a un lado si quieres que funcione. No es importante intentar saber quién tiene razón y quién no. Me casé con Catherine con 55 años, nuestros hijos, Dylan y Carys, me proporcionan una inmensa alegría. Tienen 15 y 12 años y podrían ser mis nietos. Nos vamos haciendo a la idea de que algún día se irán de casa, pero, hasta entonces, nos habrán aportado mucha felicidad. Hoy en día, me centro en mi familia. Eso no significa que tenga la intención de dejar de trabajar, porque me gusta mucho mi profesión. Pero me apetece regresar a mis raíces, volver a la producción para llevar el timón de mi vida. Soy muy consciente del tiempo que me queda por vivir. No quiero desperdiciarlo.

Corazón: Su hijo mayor, Cameron, nacido de su matrimonio con Diandra, lleva siete años y medio en la cárcel por tráfico de drogas. ¿Cuándo saldrá? Michael Douglas: A lo largo de junio, en principio. Mi familia ha vivido una pesadilla. Durante todos estos años, he sentido como si tuviera un agujero en el alma. Le he echado tanto de menos. Cuando yo era joven, mi carrera era lo primero, viajaba por el mundo cuando tenía que estar junto a él. Soy consciente de mi parte de responsabilidad, lo que explica sin duda que haya decidido educar a mis hijos lejos de Hollywood.

Corazón: ¿Cuál es el estado de ánimo de su hijo Cameron ahora mismo? Michael Douglas: El mejor. Le han hecho pagar muy caro el hecho de ser mi hijo. Estuve con él hace dos semanas y hablamos mucho de su futuro. Antes de su encarcelamiento, Cameron era un actor en ciernes, con un auténtico potencial. Espero que siga por ese camino. También posee talento como escritor y creo que ya tiene un buen libro. A sus 37 años, aun tiene futuro por delante

Corazón_: esde hace un tiempo, recorre las universidades para hablar de los problemas que plantean los matrimonios entre fieles de distintos credos. ¿Qué le llevó a involucrarse con ese tema? Michael Douglas: Mi padre es judío e hijo de inmigrantes rusos y mi madre era protestante. No fui educado en la religión. En el colegio, mi hijo Dylan tenía amigos judíos y celebraba el sabbat con ellos. Una cosa llevó a la otra y empezó a estudiar hebreo. Cuando me dijo que quería celebrar un bar mitzvah, lo primero que pensé fue que lo hacía para tener una fiesta, pero me di cuenta de que iba en serio. Y así, de manera indirecta, retomé el contacto con la religión de mi padre que, debo confesar que está loco de alegría. Normalmente son los padres quienes se encargan de la transmisión, pero en mi caso, es al contrario.

Corazón: Ha redescubierto la religión. ¿Qué significa ser judío para usted? Michael Douglas: No soy religioso, pero me gusta la idea de pertenecer a un grupo. Estudio y respeto los valores del judaísmo y su sentido de la familia. Además nunca he experimentado el antisemitismo en mis carnes, como sí lo han hecho mi padre y, más recientemente, mi hijo..

Corazón: ¿Qué le sucedió? Michael Douglas: Hace unos meses, cuando estábamos de vacaciones, Dylan regresó de la piscina llorando. Le habían insultado solo por llevar con orgullo, colgada del cuello, una estrella de David que le había regalado el padre de Catherine.

Corazón: Siempre ha apoyado a Hillary Clinton. ¿Cree que puede ser presidenta? Michael Douglas: Sin duda. Después de la elección de los delegados, las cosas juegan a su favor. Donald Trump encandila a la clase media, que está enfadada porque cree que sus problemas los causan los inmigrantes. En lo personal, le quiero mucho. Lo conozco bien, es el primero en reírse de sí mismo, pero no creo que pase del 40%.

Corazón: Catherine dice que es usted tan fuerte como sensible y, además, muy humilde. ¿Le gusta cómo le retrata? Michael Douglas: Tengo un enfoque emocional de la vida. Me he suavizado con el tiempo. Soy consciente de haber nacido con un pan debajo del brazo. Los dos Oscar que he ganado, (Alguien voló sobre el nido del cuco, como productor, y Wall Street, como actor) fueron importantes, porque no es fácil ser hijo de Kirk Douglas, una auténtica leyenda. Mi padre es único. No conozco a nadie que posea su resistencia y su rabia. Con el tiempo, se ha convertido en un gran filósofo y aunque no siempre ha sido fácil ser su hijo, hoy en día, estoy orgulloso de serlo. Un día, Julio Iglesias me preguntó si mi padre estaba celoso de mi éxito y yo me quedé de piedra. Kirk me dijo que se lo habían preguntado a menudo. Pero, al contrario que mis hijos Dylan y Carys, que no piensan en otra cosa, a mí no me apetecía nada ser actor cuando tenía su edad. Afortunadamente, tienen talento y espero que sigan así. Una dinastía es algo fantástico. Te produce una sensación de inmortalidad.