Dúo musical sorpresa

Corazón: ¿Cómo surgió esta colaboració? Jaime Anglada: Tuve la suerte de encontrarme en el finger de un avión con Carolina y no tenía el placer de conocerla personalmente. A la vez, me encontré con una amiga en común, que se llama Inma, y me dijo: «Jaime, ¿por qué no escribes un tema para que lo cante Carolina?». En ese vuelo, de Palma de Mallorca a Madrid, escribí una canción para ella y la asociación de la que es madrina Ayuda al Chad. Tras aquello, cometí el acierto de preguntarle por qué no continuábamos con la colaboración. Hoy tenemos la suerte de presentar este disco, Manzana de caramelo, con 11 canciones. Hay un detalle muy bonito: una de ellas Hazme en la noche, la ha escrito ella.

Corazón: Vamos, que no le costó nada convencerla. Jaime Anglada: Bueno, no ha costado nada, nada. Porque hemos tenido la imprudencia de no pensar en lo que hacíamos, sino simplemente, de ejecutar las decisiones que tomábamos. Si queríamos sacar la guitarra, la sacábamos. No es una cosa que se haya creado, no es un producto, sino que ha sido un auténtico flechazo.

Corazón: Carolina se ha atrevido a cantar, a escribir... ¿y la guitarra? Jaime Anglada: ¡Déjalo, que me va a echar! Es lo único que le falta, tocar un instrumento. ¿Qué hago yo entonces?

Corazón: ¿Qué se han aportado el uno al otro? Jaime Anglada: Al principio, para mí era importante que ella interpretase las canciones. Al ser actriz, quería que me enseñase a hacer eso. Nos hemos aportado el uno al otro equilibrio, dentro del vértigo que podía generarnos el trampolín al que nos subíamos. Carolina ha trabajado muchísimo en el disco, ha estado las 24 horas del día pensando en sus canciones y en nuestro disco. Todo eso te da mucha seguridad y tranquilidad a la hora de poder hacer algo con ella. También me ha aportado cariño, porque nos ha cuidado a todos muchísimo. Eso provoca que tuviésemos muchas ganas de que llegasen las nueve de la mañana para ir al estudio y seguir trabajando o de hacer esta entrevista.

Corazón: Con este buen rollo que han generado, se van a echar de menos... Carolina Cerezuela Jaime es la mejor versión de mi parte masculina. Es exactamente igual que yo. Incluso, a veces le digo que nos lo tenemos que hacer mirar. Nos paremos mucho. Al tener capacidad de conocerme tanto, muchas veces se anticipa a cómo voy a reaccionar, a mis dudas. También a saber cuándo me iba a venir abajo y darme la palmadita en la espalda, un chute de energía y decir: «¡Vamos rubia, que vamos para adelante, que esto sale!». Y, a nivel musical, me ha enseñado a saber interpretar las canciones. Me ha regalado sus letras y me ha dejado, además, hacerlas mías. Me ha consentido mucho, dejándome cambiar alguna palabra o alguna cosa con la que me sientiera más cómoda. Y, por supuesto, me ha enseñado a cantar.

Corazón: Con este buen rollo que han generado, se van a echar de menos... Carolina Cerezuela: ¡No, porque tenemos segundo disco!

Corazón: Cos hijos de Jaime, tres de Carolina... Pueden montar con los niños una boy band, al estilo Aury Jaime Anglada: Muchas tardes nos vamos a pasear todos juntos, como digo. A su hijo Carlitos le gusta mucho la música. A mi hija Julia, también. A mi hijo Jaime le va más el fútbol... No lo sé. La verdad es que tanto los hijos de Carol como los míos viven la música casi las 24 horas, porque nos tienen todo el día volcados. De la misma manera que los suyos vivirán también de manera intensa el deporte por parte de su papá. Son muy pequeños para decirles qué es lo que tienen que hacer.

Corazón: El título almibarado, ‘Manzana de caramelo’, el videoclip está lleno de gestos tiernos, tienen un buen rollo impresionante… ¿Podrían decirme algún defecto el uno del otro? Carolina Cerezuela: Hasta compartimos los mismos defectos. Somos igual de cabezones los dos. E igual de descarados para algunas cosas y de intrépidos para otras. Si yo doy dos pasos, Jaime da cuatro. Si veo que él da cuatro, los veo y subo dos más, a seis. De esa manera, a veces, no encontramos freno. Eso puede ser una virtud, pero, si no se gestiona, puede llegar a ser un defecto.

Corazón: Jaime, ¿mejor como solista o con Carolina? Carolina Cerezuela: Hombre, por la salud física que tiene ahora mismo, mejor con Carolina (risas).

Corazón: Sin coacción, Jaime... Jaime Anglada: La verdad es que he estado demasiado tiempo bien cantando solo. Pero cuando te das cuenta de que caminas con alguien, te sientes muy cómodo. Navegar solo es agradable, pero poder compartirlo con alguien lo es más. No sé si conoces la frase: "La felicidad si no es compartida no es completa". Podemos caminar juntos hasta donde ella quiera.

Corazón: En 2009, en Miami, Carolina, ya le propusieron lanzarse al mundo de la canción. ¿Por qué entonces no y ahora sí? Carolina Cerezuela: (Risas) Porque la vida es la suma de nuestras circunstancias y, al final, son ellas las que nos hacen tomar unas decisiones u otras. Es verdad que cuando me tantearon, no lo vi claro. Quizá porque lo encontraba forzado. Cuando me dicen que cómo me he atrevido, siempre contesto que lo difícil hubiese sido decir que no. ¿Te ponen delante al mejor escritor de canciones, con unas letras maravillosas, y vas a decir que no? Pero surge de una manera natural, espontánea. Sobre todo, lo que me entusiasma de este proyecto es que no es algo puntual. Anteriormente, igual me han propuesto hacer un tema concreto. Aquí no hablamos de eso, sino de una proyección que esperamos que se mantenga en el tiempo, que sea una carrera de fondo. Tenemos temas para seguir trabajando y hacer de esto un camino, un proyecto.

Corazón: ¿Le ha mandado ya el disco a sus amigos los Reyes para que opinen, Jaime? Jaime Anglada: No, porque acaba de salir. Y, además, yo no le mando el disco a nadie. Cuando se vaya corriendo la voz de que existe, de una forma u otra, les llegará. Se lo compren ellos o les llegue mediante una paloma mensajera. Les llegará

Corazón: ¿Le molesta que se le cuelgue la etiqueta de ‘amigo del Rey Jaime Anglada: No, absoluto.

Corazón: A usted, Carolina, ¿le han dado su opinión sus hijos y su marido? Carolina Cerezuela: Sí. Siempre digo que Carlos es una de las personas más sensatas, coherentes y equilibradas que conozco. Él vio nacer el proyecto, estuvo la primera vez que vino Jaime a casa y nos pusimos a cantar. Y hay un momento en el que yo dudé y pensé: «A lo mejor, me lo estoy pasando superbien, pero realmente es una locura». Que él me dijera en ese momento «tírate a la piscina, porque creo que merece la pena», fue lo que me hizo seguir. Además, tiene sus canciones favoritas. Le pido opinión.

Corazón: Entonces, segundo disco antes que cuarto hijo, ¿no? Carolina Cerezuela: Ahora mismo, sí.

Corazón: ¿Y Carlos qué opina? Carolina Cerezuela: Pues imagino que opinará lo mismo que su mujer (risas). Carlos y yo siempre hemos ido en paralelo y hemos tomado las decisiones en base a nuestra pequeña gran empresa, que es nuestra familia. Hay que gestionarla tratando de que nuestros hijos crezcan con una calidad de vida y un equilibrio emocional. Cuando eran pequeños decidimos que teníamos que estar en casa. Ahora, han crecido, tienen su horario escolar... Él también ha empezado a retomar su vida profesional, que implica viajes y estar fuera de casa. Es el momento de los dos, de volver a la dinámica del trabajo. Igual dentro de un año o dos, te digo que quiero otro año sabático para estar con mis hijos. Los dos pensamos igual. Estamos en otro momento, pero de aquí a unos años, ya se verá si hay un cuarto hijo.

Corazón: ¿Se ha sentido más cómoda con Jaime o imitando a Sara Montiel en 'Tu cara me suena'? Carolina Cerezuela: (Se pone roja, ríe y es incapaz de contestar).

Corazón: Ambos han hecho de todo. ¿Qué campo, en el que no les imaginamos, les queda por explorar en el ámbito laboral? Jaime Anglada: Yo lo tengo claro, me hubiese gustado ser profesor de Geografía e Historia.

Corazón: ¿Sabe esquiar, Carolina? Carolina Cerezuela: No, por eso lo dice... Me gustaría dirigir una fundación. Si tuviera que dedicar todo mi tiempo a algo, al cien por cien, sería a eso.