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El pasado martes se nos estremecía el cuerpo con la noticia: la gimnasta búlgara de 21 años, Tsvetelina Stoyanova, se lanzaba desde un sexto piso con intención de suicidarse. Pero lejos de acabar con su vida, sufría varias lesiones que la tienen en un hospital en estado crítico.
Una portavoz del hospital de Sofía en el que se encuentra ingresada ha asegurado que la joven deportista se encuentra en estado crítico y en coma. "La paciente tiene lesiones serias en los pulmones, la zona del vientre y las vértebras. Su estado sigue siendo muy grave", son las palabras poco esperanzadoras que ha pronunciado.
En la cadena búlgara BNR, una fuente familiar ha relatado cómo Stoyanova sufría una depresión que pudiera estar derivada de su no inclusión en el equipo de gimnasia que compite estos días en el Campeonato de Europa. Una enfermedad que le habría llevado a intentar acabar con su vida.
Mientras que la selecionadora búlgara, Ina Ananieva, declaraba el miércoles que eran esos problemas de salud los que llevaron a su no inclusión en el equipo que se encuentra en Israel, la presidenta de la federación de gimanasia de Bulgaria, Iliyana Raeva, sentenciaba que la decisión de no acudir fue de la propia deportista.
Sea como fuere, lo que es innegable es que la vida de Tsvetelina pende de un hilo.