Garbiñe Muguruza: retrato de una campeona de Roland Garros

Dicen que quien avisa no es traidor y ella llevaba un par de años avisando. Garbiñe Muguruza (22) ha conseguido lo que Carla Suárez, Anabel Medina y compañía no habían logrado: sustituir a Conchita Martínez y Arantxa Sánchez Vicario en el imaginario tenístico español femenino. Advirtió el año pasado colándose en la final de Wimbledon.

Y su victoria hace casi dos semanas en Roland Garros, nada menos que ante Serena Williams, número 1 del mundo y única mujer a la que tiene por delante en el ranking WTA, viene a confirmar que no es un espejismo, aunque ni ella misma sea consciente de su grandeza. Aseguran que Serena dijo hace unos años a Muguruza que algún día ella le ganaría en ese mismo escenario. Y la reina del tenis mundial tuvo buen ojo. "Hubo tres segundos de 'he ganado, he perdido, he ganado, he perdido'. Fueron unos instantes de shock, de qué, cómo, por qué", reflexionaba Garbiñe un par de días después de la gesta en declaraciones al diario 'ABC'.

Porque, como ella misma revelaba en esa entrevista, el camino hasta tocar la gloria ha sido muy duro: "Me he confirmado que tengo el nivel, que soy buena, que me lo merezco, que he sufrido mucho por esto y por fin lo he logrado".

Garbiñe (Caracas, Venezuela, 8 de octubre de 1993) empuñó su primera raqueta cuando esta era casi más grande que ella: tenía solo dos años. Sus hermanos mayores, Igor y Asier, practicaban este deporte los fines de semana y sus padres –José Antonio, eibarrés emigrado que levantó al otro lado del charco una empresa de metales, y Scarlet Blanco, venezolana– les acompañaban con la pequeña Garbi, ya que es así como la conocen en su círculo más íntimo.

Cuatro años más tarde, la familia estaba de vuelta en España, concretamente en Barcelona, donde los tres hermanos ingresaron en la Academia Bruguera. Desde entonces, a base de mucho esfuerzo, Muguruza se ha erigido en lo que todos conocen: la primera española en conquistar la tierra batida de París,18 años después de que lo hiciera Arantxa. Para los que duden de su capacidad de lucha, en 2013 fue operada de un tobillo. Lejos de quedarse parada esperando una lenta recuperación y para no perder forma, decidió entrenar sentada en una silla, hasta que su pie le permitió volver a la rutina. Amén de la raza que le valió para contrarrestar el saque de Serena, de ella se conoce que es muy familiar y que necesita sentir el apoyo de los suyos muy cerca.

Esto, desde que hace un año se instalara en Ginebra (Suiza), tiene que suplirlo con ese grupo de WhatsApp llamado ‘Mugu’ en el que está en continuo contacto con los suyos. Y las vacaciones, lejos de ser en ostentosos y paradisiacos escenarios, las pasa en el País Vasco natal de sus ancestros donde hoy vive el grueso de su familia.

Su talento y la llegada de los éxitos le han servido para que la lista 'Forbes' la colocara el pasado mes de enero en el número 30 de las personas más influyentes del mundo en la categoría de entretenimiento, compartiendo lista con Maria Sharapova, Adele y Emma Watson. En buena parte, la revista la incluyó por la cantidad de patrocinadores que se han prestado a asociar su imagen a la de la hispanovenezolana sabedores de que se encuentra en el mejor momento de su carrera.

No obstante, en estos momentos, la agencia encargada de llevar esta carrera es la todopoderosa IMG, que está detrás, por ejemplo, de la gestión de Novak Djokovic. Entre las marcas que ya respaldan a Garbiñe se encuentran Adidas y Stella McCartney, encargadas de vestirla dentro y fuera de la pista –ver recuadro–, Babolat, responsable del material especializado –fundamentalmente, las raquetas– y Mazda o BBVA, que ya cuentan con su cara como mejor marca publicitaria.

Seguramente hace tres años, cuando llegó con una wild card –invitación– al torneo de Miami como número 208 del mundo y siendo una absoluta desconocida para el gran público, no se imaginaba lo que el deporte le tenía preparado. Hoy, muchos aseguran que ella es la versión femenina nada menos que de Rafa Nadal.