Nunca pensé que diría algo así de manera tan convencida y decidida, pero atentas que esto tiene su miga. Antes de seguir, quiero aclarar que esto que reflexiono junto a vosotras sirve para mujeres, hombres, parejas o relaciones que nos encontramos en el camino. Y que seguro que este asunto lo tienen ya superado los más listos, pero creo que merece la pena reparar en ello.
Tanto tiempo siendo educadas para no depender de un hombre (ni de nadie), estar a su altura académica o, más si cabe, la igualdad, que creo que nos hemos ido un poco (o bastante) al otro extremo del péndulo. Razones no nos han faltado, porque para conseguir una serie de cosas, generaciones que nos han precedido han tenido que luchar y demostrar mucho.
Y aun queda por hacer. Una chica vasca autosuficiente y que ejerce el matriarcado casi desde la cuna puede dejarse ayudar más de lo que jamás hubiera imaginado. Es más, ¡disfrutando de ello! ¡Y permite mostrarse vulnerable!
Siempre digo que la vulnerabilidad es el único camino para el crecimiento personal y de todo este asunto hemos hablado en anteriores columnas. Pero ahora me refiero a lo importante de sentir y aprender de nuestras emociones, miedos incluidos. Es una cuestión de ser fiel a aquello a lo que perteneces desde siempre. Necesitamos a veces aferrarnos a ello para sentirnos más seguros, pero ¿podrías cambiar ese chip tan recurrente y dejarte llevar? Todo un reto, ¿verdad?
Pon un hombre en tu vida, ese compañero adecuado que sabes que merece que hagas un gesto, sin juicio ni ‘pre-juicio’, por tu parte, y deja que te sorprenda entrando como un elefante en la cacharrería de tu vida. Esa vida ordenada, con horarios, agenda, lista de la compra, permisos para el pediatra, tiempo de ocio, deporte, teatro y museos o amigos robado a los hijos y familia. Algo impensable tiempo atrás, ahora resulta fácil y enriquecedor. Cuesta reconocerlo, pero es así. Y ahí te ves, compartiendo agendas y tiempo de calidad, incluso el periódico. Y comprobando que no pasa nada. Ceder ante nuestra cabezonería y reconocer que somos capaces de hacer equipo solo trae beneficios.
Una visión distinta desde la generosidad y el deseo de aportar desde el sentido común, al que hemos estado cerradas, nos da la oportunidad de encontrarnos con costumbres y rutinas que tal vez no son tan evidentes y facilitadoras por el mero hecho de que siempre se han hecho así. Nos permitimos opinar, aportar y modificar cosas de la otra parte, y ellos escuchan y acatan con toda naturalidad sin sentirse juzgados, hagamos nosotras lo mismo desde el relax. Quizá sea enriquecedor para el equipo llamado pareja. Yo, de momento, pongo ese hombre y, ya puestos, dos en mi vida, que nunca está de más.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?