En los últimos años la imagen de una Angelina Jolie muy delgada -demasiado, incluso- y desmejorada es habitual. Eso puede haber llevado a que más de uno la recuerde así y en su cabeza piense que su aspecto no ha variado apenas.

Sin embargo, si recurrimos a las imágenes de archivo comprobaremos que, hubo una vez hace más de una década, que Angelina Jolie subió a recoger un Oscar con una cara mucho más redonda que la de la actualidad y un aspecto más 'sanote', que se diría en la España más campechana.

Jolie recibió en 2000 la estatuilla por su interpretación en 'Inocencia interrumpida'. Con un 'look' gótico, una sonrisa como hace tiempo que no se vislumbra en ella, y algunos kilos más de los que tiene hoy en día, la actriz parecía pasar por su mejor momento.

En esta década y media hemos visto a la cineasta embarazada, en aeropuertos, posando en los 'photocall' de presentación de películas, alfombras rojas y en todo tipo de actos y estados que uno se pueda imaginar. Y su deterioro ha sido como el de una vela que se va apagando suavemente. Sin prisa, pero sin pausa.

Las mayores alarmas se encencían el pasado mes de abril, cuando 'National Enquired' informaba de que Angelina Jolie había tenido que ser ingresada por un problema de salud derivado de la pérdida de peso. Nunca se llegó a confirmar ni a desmentir que aquello fuese cierto, pero no se puede negar que Angelina sigue apagándose.

Dicen los mentideros norteamericanos que se debe a que su matrimonio con Brad Pitt no pasa por su mejor momento después de una rumoreada infidelidad con Marion Cotillard. Y también se habla de que el círculo cercano teme por una recaída en aquella anorexia que parecía haber superado.

¿Qué le pasa realmente a Angelina? Probablemente, y dado su hermetismo, solo lo sepa ella.