Van caminando extraños, dispersos, absortos, en busca de aquello que necesitan para seguir sumando a un listado de personajes que les aportan un qué sé yo de satisfacción. Y digo qué sé yo, porque no me roza ninguno ni en parentesco lejano, más quisiera yo. Más que nada para que me explicaran en qué consiste la gracia de dicha caza que tiene a todos ocupados como si no hubiera un mañana.
Sí, horas enteras con la mirada fija en una pantalla que los guía por senderos virtuales jamás antes transitados. Horas enteras caminando, que dicho sea de paso les viene muy bien a muchos, que antes estaban apoltronados en el sofá haciendo casi lo mismo. Horas enteras hablando sin mirarse y relatando lo mismo unos a otros mientras lanzan esa bola bicolor hacia su presa.
Me informé un poco por encima sobre en qué consistía el juego, pero seguía sin entender tanta devoción. Paseo por el parque del Retiro madrileño a marcha ligera con mi carrito de bebé y cara de curiosa sonriente, mirándolos impactada por ese afán de cazar gamusinos. Son parejas, qué digo, grupos de cuatro o más, familias, las pocas, pero las hay, caminando casi tan rápido como yo, y sin casi mirar donde pisan. Me pregunto si habrá muchos tropezones. Según leo en prensa, hasta accidentes han provocado estos despistes. Incluso aseguran que se convocan 'quedadas' de cientos de 'cazadores' en el Central Park de Nueva York con el único propósito de cazar un elemento con nombre tan extraño como Vaporeo.
Me pregunto lo que sucedería si aunáramos la misma intención y entusiasmo para lograr grandes retos entre todos. ¡Vaya poder de convocatoria! Descubro algún que otro paseante solitario sentado en un banco del parque con la misma mirada perpleja que yo, y pienso que no soy la única rara que no sabe de qué va tanta obsesión por subir de nivel alimentando a base de caramelos unas criaturas con nombres inverosímiles y colores tan variados como sus formas. ¡Y hay casi doscientas! Seres que se esconden en lugares de la ciudad que acogen a viandantes ausentes para ella y en presencia plena para su marcador que, a juzgar por sus rostros, suma regocijo a cada paso.
Pero me resisto a juzgar más allá, ya os dije que estoy en modo ‘no juicio’ y me limito a observar lo más neutralmente posible para que no se me escape un "pero qué hacen estos que parece tan raro" o "¿no tendrán otra cosa que hacer?". Observo cada día y salen en manadas y parece que se divierten. Algo tiene que tener este juego.
Miro con atención sus móviles por si apareciera algo que me resulte familiar, pero nada... Incluso me apetece preguntarles algo así como "oye, ¿y si ganas qué te dan?". Pienso que debe ser una moda pasajera pero según me han dicho, solo se conoce un diez por ciento del juego. Así que más vale que me acostumbre y deje de poner cara de "hala, otro cazando", porque esto es lo que hay y lo que habrá.
Si esto es oólo un aperitivo de lo que llegará, me atrevo a pensar que estamos ante una nueva era de la "realidad aumentada" del entretenimiento y del ocio que promete llevarnos a atrapar los Pokemon por todo el mundo. Viajar abre mentes, dicen. Pues eso.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?