A las 4.17 de la tarde del pasado 19 de septiembre, Angelina Jolie, a través de su abogada Laura Wasser, depositaba la demanda de divorcio de Brad Pitt en el Juzgado Superior de Los Ángeles solo unos minutos antes de que este cerrara sus puertas. 15 horas más tarde, TMZ daba la exclusiva. Y solo tres horas después, publicaba en su web los documentos oficiales del divorcio.
Y mientras todo el mundo empezaba a especular sobre los motivos que habían conducido a esta decisión, una cosa estaba clara: TMZ lo había conseguido de nuevo. Se había adelantado a todos, tanto a los medios tradicionales como a su competencia on-line, aportando los documentos judiciales que probaban la exclusiva más importante desde que el mismo medio, en el mismo tiempo récord, anunció al mundo la muerte de Michael Jackson.
Pero la infalibilidad de TMZ no es fruto ni de la casualidad ni de la suerte. Su éxito tiene un responsable: Harvey Levin. Levin nació y creció en Los Ángeles, pero nunca quiso dedicarse al mundo del espectáculo. En su lugar, estudió Ciencias Políticas y, más tarde, Derecho. En 1975 empezó a trabajar como abogado. Tres años más tarde saltaba a los medios al convertirse en una de las caras visibles del debate sobre un referéndum estatal para limitar los impuestos de propiedades.
Tenía carisma y sabía enfrentarse a las cámaras. En poco tiempo, se convirtió en un analista político y legal famoso, con un flamante nuevo apodo –doctor ley–, una columna en el Los Angeles Times y un trabajo como reportero televisivo cubriendo los casos judiciales más mediáticos. Fue el juicio contra O.J. Simpson el que convirtió a Levin en una estrella de la información judicial.
Para Levin el caso de O.J. Simpson era paradigmático y demostraba que la ley no era igual para todos. La idea siempre le había obsesionado. Levin tampoco ha tolerado nunca que los publicistas de las estrellas controlen la cobertura y la imagen de sus representados. "Queremos contar las vidas de las estrellas de Hollywood y no las ilusiones que sus agentes nos quieren hacer creer", ha dicho. Quizá para terminar con los agravios, en 2005 Levin y un grupo de importantes inversores, entre los que se encuentra Time Warner, pusieron en macha TMZ.
Sus siglas hacían referencia a la expresión 'thirty mile zone', el área de Los Ángeles en la que antiguamente se encontraban los grandes estudios de cine y las productoras de tele.
Y en apenas dos años, empezaron a dar exclusivas (ver recuadro) a las que nadie más parecía tener acceso: el polémico arresto de Mel Gibson, las fotografías que probaban la agresión de Chris Brown a Rihanna, y, sobre todo, la muerte de Michael Jackson, que el medio anunció 18 minutos después de que el cantante dejara de respirar.
Durante mucho tiempo, fue un misterio cómo Levin y sus pupilos conseguían semejantes filtraciones antes que nadie, pero hace unos meses, el 'New Yorker' publicaba un reportaje de investigación firmado por el periodista Nicholas Schmidle sobre los métodos –poco ortodoxos– de TMZ. Más que un medio tradicional, Schmidle describía la rutina de una agencia de inteligencia con oídos en todas partes.
Efectivamente, tiene fuentes entre los funcionarios de los juzgados, los conductores de limusinas o ambulancias, los camareros de los mejores hoteles y restaurantes, los aparcacoches, las trabajadoras de los centros de estética o los empleados de algunas aerolíneas, que se encargan de filtrar los planes de viajes.
Levin paga por cada chivatazo: desde 50 euros por la localización de un actor hasta 5.000 por el vídeo en el que Solange Knowles pateaba a su cuñado en el ascensor de un hotel. Pero también tiene a los abogados más importantes del show business en el bolsillo. Levin es amigo personal de Laura Wasser, la reina de los divorcios. Según Schmidle, Wasser y otros letrados de clientela VIP suelen intercambiar información y documentos legales a cambio de publicidad y favores. Así es más fácil entender cómo esta web consiguió la demanda de divorcio que Kim Kardashian interpuso contra Kris Humphries minutos después de que Wasser la depositara en el juzgado.
Además de su amplia red de contactos, tiene tres reporteros haciendo guardia permanentemente en los juzgados de Los Ángeles y todos sus redactores están entrenados para descifrar la compleja jerga legal y judicial. Levin también sabe fichar a sus reporteros. Los prefiere con conexiones –como la hija del abogado de Paris Hilton– o con mucha ambición por establecer sus propios contactos en la industria del entretenimiento.
Además, cualquier persona anónima puede intentar venderles un vídeo o una foto. A veces, acaban colgados en su página; otras, terminan en la caja fuerte de Levin, donde se custodian los materiales altamente sensibles, como un famoso vídeo de Justin Bieber en el que el cantante profería insultos racistas y bromeaba sobre el Ku Klux Klan. Levin decidió enterrarlo –después de pagar 80.000 dólares por él– porque, por aquel entonces, el cantante solo tenía 15 años. No es casual que, en los meses siguientes, lograra varias exclusivas sobre Bieber.
Aunque sus métodos pueden ser cuestionables, sus resultados son intachables: TMZ acierta casi siempre. En sus 11 años de vida, apenas han tenido que retractarse – salvo por una fotografía falsa que publicaron de JFK– y nunca ha prosperado una demanda contra ellos. Levin sabe cómo evitarlas. Una de sus pocas líneas rojas consiste en evitar informaciones relativas a menores.
Tras éxito de la web llegaron dos programas de tele –TMZ Live y TMZ on TV– y una empresa de autobuses turísticos que recorren Nueva York y Los Ángeles en busca de celebrities. Aunque ante las cámaras, es incisivo, pero también divertido, Levin arrastra una reputación de jefe autoritario y coléricos, según el New Yorker. Muchos describen un clima de tensión constante en el que los insultos y las reacciones iracundas del jefe son habituales.
exempleado de tmz
"Harvey Levin hubiese sido un gran dictador. Es lo suficientemente encantador para que quieras seguirle y lo suficientemente aterrador para que no quieras fallarle", contó un exempleado de TMZ a 'New Yorker'.
En TMZ las jornadas son maratonianas. Los reporteros pasan hasta 14 horas diarias delante del ordenador o pegados al teléfono en una nave sin luz natural. De hecho, la mayoría solo aguanta allí un año.
Al menos, Levin predica con el ejemplo: duerme de 21.15 a tres de la mañana, cuando se levanta para ir a hacer ejercicio antes de ir a trabajar durante doce horas al día. Con este expediente Levin tiene, con toda seguridad, muchos enemigos en Hollywood, pero públicos solo uno: Alec Baldwin. Su enemistad viene desde que en 2007 publicó un mensaje de voz que el actor le había dejado a su hija, Ireland, de entonces 11 años, y en el que la llamaba "pequeña cerda desconsiderada". Baldwin nunca se lo ha perdonado. "Hubo una época en la que mi mayor deseo era apuñalar a Harvey Levin con un objeto oxidado y ver cómo sus entrañas se escurrían por mi antebrazo, como en una escena de Macbeth", le contó el actor al 'New Yorker'.
Curiosamente, la vida personal de Harvey Levin es un misterio. Lo poco que se conoce de ella es que la comparte con el quiropráctico Andy Mauer desde hace más de 15 años. Levin salió del armario en 2010 en acto público organizado por el colectivo LGTB. Nunca, hasta entonces, lo había reconocido por miedo a que su orientación afectara a su carrera.
De hecho, durante muchos años, llevó una doble vida. "Cuando finalmente empecé a experimentar, sentía mucha vergüenza. Si iba a un bar gay, me aseguraba de que no pasaran coches por la puerta por miedo a que alguien me viera entrar", confesó. Quizá por eso, nadie mejor que él sabe lo difícil que es guardar un secreto... ni cómo destaparlos.
20 de enero-18 de febrero
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