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Otra identidad: Su nombre era Farrokh Bomi Bulsara. De asecndencia persa, nació en tanzania, se crió en India y emigró a Londres.
La timidez. Su madre, Jar Bulsara, fallecida el pasado 13 de noviembre a los 94 años de edad, lo desmitificó revelando la timidez que le caracterizaba fuera de los escenarios.
Un complejo: Su dentadura siempre le acomplejó, pero nunca arregló sus dientes por miedo a que su voz se resintiera.
El boxeo: De niño fue un gran aficionado a este deporte que incluso practicó.
La religión: Practicó el Zoroástrismo, la religión de la buena conciencia, aunque su exuberante personalidad no encajaba bien con el conservadurismo del culto.
El diseño gráfico: Se graduó en la Ealing School of Art como diseñador gráfico y creó el logotipo de Queen.
Sus primeros oficios: Antes de dar el salto a la fama vendió ropa de segunda mano en el mercadillo de Kensington, despachó el catering del aeropuerto de Heathrow y ejerció de mozo de almacén.
La danza: Desestimó la tradición familiar y no se convirtió en abogado porque insistía en que no era lo bastante listo. Lo que quería era bailar y cantar.
Talento innato: Aunque nunca tomó clases de canto y sufrió nódulo vocales, para los expertos su voz estaba en el rango de barítono.
Los ídolos: Sentía una profunda admiración por Aretha Franklin y Jimi Hendrix. Y Liza Minelli era su actriz favorita.
Papel y pluma: Según Peter Freestone, gran amigo del cantante, sus asistentes personales tenían que llevar siempre papel y pluma por si la inspiración le asaltaba. En caso de que alguno llegara a fallar en el momento, se le descontaba una parte de su sueldo.
El bigote de la discordia: Muchos seguidores no llevarón bien su nueva imagen con bigote y le arrojaron maquinillas de afeitar al escenario para que se lo quitara.
Los nervios ante la soprano: En 1983 vio por primera vez a Monserrat Caballé. La fuerza y la belleza de su voz lo hipnotizó. El nerviosismo se apoderó de él en el primer encuentro, tras el que trabajaron juntos y se hicieron amigos para siempre.
Las calabazas de Bono: El 13 de julio de 1985, durante el último concierto benéfico de Queen, Freddy Mercury intentó (sin éxito) cortejar a Bono de U2.
'Bottomless Mic': Sin pie de micro nació por un accidente mientras realizaba un espectáculo. El spoorte se rompió y, en lugar de reemplazarlo, siguió utilizándolo desde entonces convirtiéndolo en su sello de identidad sobre el escenario.
¿La culpa fue de Louie?: La verdadera razón de la ruptura de la colaboración con Michael Jackson nunca se sabrá, ya que ambos se la han llevado a la tumba. Pero la rumorología apunta a varias razones. Una de ellas es que Michael llevó a su llama, Louie, al estudio.
Personas de confianza: En abril de 1987, Freddie descubrió que tenía sida y solo confió la noticia a tres personas: su pareja, Jim Hutton; su exnovia y amiga de toda la vida, Mary Austin; y el mánager de Queen, Jim Beach.
Orgullo y fortaleza: La discreción sobre su enfermedad fue entendida como orgullo para no mostrar síntoma de fragilidad. Además dejó de tomar la medicación para que la naturaleza actuase por sí sola.
"Soy famoso por no hablar con la prensa": Fue la esencia de su enigmática personalidad. Alimentó una imagen salvaje, provocativa y bisexual, pero nunca habló de este aspecto en su casa y siempre mantuvo el trabajo al margen de la vida privada.
Jim Hutton: El peluquero y jardinero vivió al lado de Freddie Mercury los últimos años de su vida. Portador de VIH también, Jim falleció en el año 2010.
El amor de su vida: Icono homosexual del siglo XX, siempre consideró que el amor de su vida fue Mary Austin. Para ella compuso canción 'Love Of My Live' y le dejó gran parte de sus bienes, incluyendo su mansión Georgiana, levantada en el barrio londinense de Kensington tras un jardín japonés amurallado, y los derechos de autor.
Su pasión: Oscar y Tiffany, sus dos gatos a los cuales escuchaba a través del teléfono cuando estaba de gira gracias su exnovia May Austin, heredaron parte de su patrimonio.
Últimas palabras: "Pis, pis" fue lo último que dijo. Freddie Mercury fue consciente de las necesidades fisiológicas hasta el último momento, a pesar de la noche agónica que vivió aquel 24 de noviembre de 1991 en la que pudo morir ahogado por un trozo de mango. Tras ellas, la voz del rock se apagó para siempre habiendo vivido en toda la extensión de la palabra.
El misterio de su eterno descanso: Aunque en 2013 se ubicó una placa de su tumba en el cementerio de Kensal Green (Londres), Mary Austin, por expreso deseo del cantante, es la única que sabe dónde se encuentran sus cenizas.
The Show Must Go On: No solo da título a una canción sino que se convirtió en toda una consigna fiel reflejo tanto de su carácter luchador como de qué la música era su vida.
La propina...: Una divertida anécdota es su venganza de un ex. Queen estaba de gira por Estados Unidos, cuando el cantante descubrió que el hombre con el que salía, Tony Bastin, lo engañaba con alguien más. Freddie Mercury lo invitó a visitarlo y le pagó el billete de Londres a Estados Unidos por la vía más larga, con escalas y en clase turista. El vuelo duró alrededor de 12 horas. En cuanto Bastin bajó del avión, el cantante lo esperaba en el aeropuerto norteamericano, una vez que lo vio, le espetó un “Hemos terminado” dándole su billete de vuelta para ese mismo día y por la misma vía por la que había llegado. Además, Freddie Mercury se quedó con el gato de su ex novio.
