"Es una Navidad que jamás olvidaré: encontrar a tu pareja muerta en paz en la cama", escribió Fadi Fawaz en su cuenta de Twitter, un día después de hallar el cuerpo sin vida de su novio, George Michael, en su residencia de Oxforshire (Londres, Reino Unido). El cantante, compositor y productor, de 53 años, es la última estrella en apagarse en un año fatídico para la música.
Una insuficiencia cardíaca provocó que el británico dejase huérfanos antes de tiempo a los millones de seguidores que le veneran en todo el mundo. Cierto es que el artista no atravesaba su mejor momento. Sus problemas con las drogas, sus escándalos sexuales –que le costaron dos detenciones– y ausencia de nuevos proyectos hicieron difíciles los últimos años del cofundador de Wham!, grupo con el que se inició y se hizo famoso en la industria musical junto a Andrew Ridgeley.
Todo ello no impidió que el vocalista se convirtiera en uno de los diez músicos más ricos de Reino Unido, gracias a una trayectoria profesional de 35 años, en la que vendió más de 100 millones de álbumes. Según el 'Daily Mirror', su fortuna se estima en más de 122 millones de euros entre activos, propiedades inmobiliarias y una amplia colección de arte.
Sus posesiones incluyen el hogar donde falleció, valorado en 6 millones de euros; un piso en Los Ángeles (más de 3 millones), su otra residencia londinense en Highgate (8 millones) y una casa en Sídney (3,5 millones). Además, Michael también poseía un amplio repertorio de piezas de arte, entre las que se encontraban obras de artistas de la talla de Banksy, Damien Hirst y Tracey Emin, que reunió cuando Kenny Goss compartía su vida.
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