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"Cuando tenía 15 años mi novia me engañó con otro y decidí que si me convertía en el número uno, ninguna mujer volvería a engañarme nunca. Todo lo que tenía que hacer era asegurarme de que nadie era mejor que yo y así, tendría todo el amor que mi corazón anhelaba". Will Smith era un adolescente cuando decidió que quería ser una estrella.
Aunque siempre había sacado buenas notas en el colegio, nunca quiso ir a la universidad. Tenía talento para rapear y soñaba con ser actor. Ambicioso y tenaz, después de cosechar cierta fama gracias al hip-hop, con 22 años se convirtió en una estrella. Desde entonces , el éxito nunca le ha abandonado y, tal y como se había prometido a sí mismo, terminó convirtiéndose en el número uno, en el actor más taquillero de Hollywood.
El segundo objetivo, encontrar el amor, llegó al mismo tiempo que el éxito. Tras casarse y divorciarse solo tres años después de la actriz Sheree Zampino –madre de su hijo Trey–, Smith conoció a Jada Pinkett durante una audición en 1994. Él era la estrella de 'El príncipe de Bel Air' y ella aspiraba a convertirse en su novia en la ficción. Aunque los productores consideraron que la actriz era demasiado bajita para el papel, la química entre ellos fue instantánea. Dos años después, en la Nochevieja de 1997, se casaban en una ceremonia secreta.
Jaden nació al año siguiente y, tres años más tarde, la pareja daba la bienvenida a su hija, Willow. Pero pese a llevar más de dos décadas juntos, los rumores de crisis persiguen a la pareja desde hace años. En 2011, la prensa norteamericana publicó que los Smith llevaban vidas independientes y que su divorcio era inminente. Llegó a decirse que ella había contratado a Laura Wasser - conoce aquí quién es ella-, la abogada matrimonialista más implacable de Los Ángeles, y que había dejado de lucir su anillo de casada.
Desde entonces, las especulaciones no han cesado por mucho que los interesados hayan repetido una y otra vez que el divorcio no está en sus planes. Eso sí, ambos han reconocido que su relación ha vivido altibajos. De hecho, en 2013 la actriz insinuó en una entrevista que tenían un matrimonio abierto. "Siempre le he dicho a Will: 'Puedes hacer lo que quieras mientras te puedas mirar en el espejo por las mañanas y estar en paz contigo mismo'". El actor también ha hablado de su relación.
Y, a veces, lo ha hecho con crudeza. "Llevamos 20 años casados y creo que el secreto es que no nos hemos rendido. Durante un tiempo, nuestro matrimonio fue la cosa más difícil, agotadora e insoportable de nuestras vidas. Pero no somos unos cobardes y no somos apáticos. Vamos a seguir trabajando en nuestra relación", dijo Smith el año pasado.
Y hace unos meses, el actor habló abiertamente de la terapia de pareja que él y su mujer siguen para superar sus problemas. "Cuando haces ese tipo de terapia, la verdad sale a la luz. Te sientas frente a tu mujer y le cuentas toda tu verdad y ella te cuenta la suya. Te miras y no imaginas cómo podrás volver a querer a esa persona. Es un momento oscuro, pero para mí es la oscuridad antes del amanecer. Cuando la verdad sale es cuando por fin conoces a la otra persona". Por eso, de momento, los Smith no parecen tener planes inmediatos de divorcio.
Ahora, quienes acaparan titulares son sus hijos: Jaden y Willow. El matrimonio siempre ha presumido de haberles educado en una libertad poco habitual para dos adolescentes. "No creemos en el castigo. En cambio, les damos completa responsabilidad. La idea es darles el mayor control sobre sus vidas tan pronto como sea posible", explicó Smith hace tiempo. Por eso, cuando Willow quiso raparse el pelo a los 11 años, sus padres no se lo impidieron. Y por eso, cuando con nueve años les dijo que quería ser cantante, ellos movieron los hilos y lograron que Jay-Z le ofreciera un contrato discográfico. Willow había debutado en el cine con siete años en 'Soy leyenda', en la que Smith era el protagonista.
Aun así, el actor siempre ha mantenido que nunca ha presionado a sus hijos para que siguieran sus pasos. "Puede parecer que hemos empujado a nuestros hijos a formar parte de la industria, pero eso es una tontería. Nunca obligaría a nadie a que su cara estuviera en los pósters de medio mundo".
Y, sin embargo, después del éxito de 'Whip my cair', el 'single' que hizo famosa a Willow en 2010, el actor logró poner en marcha el remake de Annie, el musical de los años 80, para que Willow lo protagonizara. Smith ha contado que, finalmente, fue ella quien decidió rechazar el papel. "Me dijo: 'Papá, no quiero hacerlo'. Y yo le dije: 'No, cariño, Annie se rodará en Nueva York, con Beyoncé, puedes llevar a tus amigas…' Y ella me contestó: 'Tengo una idea mejor. ¿Por qué no soy una chica normal de 12 años?'. Al final, tiene que ser su decisión".
Willow ha confesado que fue un momento delicado para ella. "Después de rechazar Annie, me senté a pensar: '¿Quién eres realmente?'. Me sentía perdida e insegura, hasta que dejé de tratar de buscarme a mí misma en objetos inanimados, en otras personas o ideas, y me di cuenta de que no tenía que ver con encontrarte, sino con crearte a ti misma", ha contado.
Desde entonces, Willow sigue explorando: aunque la música continúa siendo su pasión, ha contado que le fascinan la ingeniería civil, la microbiología y la física cuántica. Todo eso mientras es imagen de Chanel, diseña y cose su propia ropa, y aprende a "componer canciones a partir de ecuaciones matemáticas".
En octubre cumplió 16 años. Su hermano, Jaden, debutó en la gran pantalla con ocho años en En busca de la felicidad y ha protagonizado varias películas –todas producidas por su padre–, como el 'remake' de 'Karate Kid' o la cinta 'After Earth'. Se ha hecho famoso por su falta de modestia y por su obsesión por compartir ideas pseudofilosóficas en Twitter, donde, por ejemplo, ha animado a los adolescentes a abandonar la escuela por tratarse de una "herramienta para lavar el cerebro. Si toda la gente del planeta dejara la escuela, tendríamos una sociedad mucho más inteligente", ha llegado escribir.
Se ha comparado con Galileo –"no creo que sea menos revolucionario que él"–, el estilo de Einstein –"él no tenía tiempo de cambiarse de ropa porque tenía mucho que hacer y yo, también"– y ha dicho que quiere dedicarse "a batir cada récord" y "a ser la persona más extravagante del planeta".
Sus planes megalómanos incluyen, por supuesto, cambiar el mundo. "Estoy trabajando para arreglar todo el planeta. Quiero crear una utopía. Quiero que la gente no tenga que matarse a trabajar para pagar las facturas y sobrevivir, sino que puedan hacer las cosas que realmente les gusta".
Hay más: en una delirante entrevista que concedió en 2014 al' New York Times', Jaden llegó a afirmar que era capaz de controlar el tiempo. Transgresor vocacional, ha lucido vestidos en el Festival de Coachella y acudió a su baile de graduación con una versión particular del traje de Batman que repitió en la boda de Kim Kardashian y Kanye West. Ha contado que sus iconos de moda son Andy Warhol, el Joker y Poseidón, aunque durante una época también fue gótico: "Vestía siempre de negro y me ocultaba del sol porque era un vampiro. Un vampiro de verdad. Solo llevaba abrigos negros y no me exponía al sol. Ya no. He superado esa fase".
Y, a pesar de todo –o quizá por todo eso–, Jaden Smith es ahora la imagen de Louis Vuitton. Modelo ocasional y rapero habitual, a Smith le gusta crear su propia ropa, aunque también ha presumido de construir su propia cama, su armario y hasta una pirámide. Y no renuncia a ir a la universidad. "Quiero tener una oficina en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) para aprender y traer nuevas tecnologías al mundo".
Jaden tiene 18 años. Hace unos meses, su padre confesaba en una entrevista que dar tanta libertad a sus hijos había sido "un error. Quizá lo hayamos llevado demasiado lejos". Quizá...
Lo que está claro es que los Smith son una de las familias más influyentes de Hollywood, pero también la más enigmática y extravagante de todas. Con ellos el show está garantizado.
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