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Los Bosé, una dinastía artística

Pasiones, tragedias, conflictos... Pocas historias tan intensas como la de esta saga. La muerte de Bimba les vuelve a situar en primer plano y les da la posibilidad de reconciliarse.

La muerte de Bimba puede ser un buen momento para olvidar rencillas del pasado. / agencias.

noelia campos

iempre han sido una familia atípica, pero lejos de avergonzarse, han presumido de ello. La saga Bosé-Dominguín nace en el siglo XX, rodeada de glamour y belleza, pero se adentra en el XXI mostrándonos sus instintos más bajos. Lo que haga la tercera generación está por ver, pero todo parece indicar que poco queda de ese polvo de estrellas que desprendían a su paso el gran torero y la diva italiana.

Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé tenían todo para convertirse en la pareja más fascinante de los años 50. Él, torero perteneciente a una de las sagas más importantes y un gran mujeriego, entre cuyas conquistas se cuentan Ava Gadner o Lauren Bacall. Ella, musa de los mejores directores italianos, había ganado a Gina Lollobrigida en el concurso de Miss Italia 1947, donde fue coronada como la más bella. Se casaron en Las Vegas, algo que no gustó y se vieron obligados a casarse por la iglesia. Luis Miguel quería seguir siendo invitado a las cacerías de Franco, de las que era un habitual.

Cuando empezamos a comprender quién era él y quién era yo, empezó la crisis"

lucía bosé

Durante los primeros años del matrimonio ni siquiera podían comunicarse, ya que él no hablaba italiano y ella aun no había aprendido español. Según Lucía, esa falta de entendimiento fue el origen de su pasión: "No nos entendíamos y cuando empezamos a comprender quién era él y quién era yo, empezó la crisis". La italiana no era mujer que supiera ni quisiera mirar hacia otro lado mientras su marido se iba de correrías, así que harta de las infidelidades del torero –"un machista franquista y cruel" como llegó a calificarle–, le dejó plantado al enterarse de que mantenía una relación con su prima Mariví Dominguín.

Así es como Lucía Bosé se quedó sola con sus tres hijos, Miguel, que por entonces tenía 12 años, Lucía, 11 y Paola, de solo 7, y con los que la relación no ha transitado por los cánones habituales. De hecho la actriz ha llegado a decir que "la familia es un coñazo".

Miguel, el nuevo patriarca

Tras la muerte de Luis Miguel Dominguín, su hijo Miguel se convirtió en el patriarca, la persona que toma las decisiones y el nexo común en lo que respecta a las trifulcas. Casi todas le tienen a él como epicentro y quizá venga de ahí su fama de mandón, soberbio, engreído y antipático, y no es que lo digamos nosotros, sino que son adjetivos que han salido de la boca de su propia familia, un clan que ha pasado de codearse con Dalí, Hemingway, Orson Welles y Picasso a sufrir desahucios y ruinas económica.

La relación de Luis Miguel Dominguín con Miguel tuvo altibajos. El conflicto duró años pero se arregló antes de la muerte del torero en 1996. Él incluso llegó a sentirse orgulloso del hijo al que no reconocía como propio de su estirpe: el torero más 'macho' de la época tenía que aguantar que su hijo jugara con la ambigüedad en los escenarios. A pesar de los mil choques, Miguel Bosé siempre sintió una gran admiración por su padre.

Tampoco la relación del cantante con su madre ha sido idílica y han estado diez años sin hablarse, aunque la paternidad de Miguel –tiene cuatro hijos: Diego, Tadeo, Telmo e Ivo, todos de 5 años– limó asperezas y ahora Lucía es una abuela entregada, aunque no al uso, como tampoco fue una madre al uso. Un ejemplo de ello es lo que dijo durante una entrevista, comparando a Miguel con su ex: «Mi hijo ha heredado la crueldad del torero, pero más refinada. Es maquiavélico».

Un desahucio en la familia

Miguel también ha tenido con sus hermanas sus más y sus menos, sobre todo con Lucía Dominguín. Ella es la más desconocida del clan. Se casó con Alessandro Salvatore, con el que tuvo a Bimba y Olfo. Tras separarse, el italiano se quedó con la custodia de los niños y ella estuvo más de un año sin verlos. Luis Miguel Dominguín tiró de todos sus contactos hasta conseguir para su hija la custodia de los pequeños. Con su segundo marido, Carlos Tristancho –padre de Lucía y Jara–, estuvo casi tres décadas, pero el negocio ruinoso del hotel que abrieron en Extremadura desgastó al matrimonio que tomó rumbos separados en 2011.

Lucía Dominguín le culpó a él de los problemas económicos y la cosa acabó en desahucio. Sin techo para dormir ni dinero, ella encontró refugio en los brazos de la mamma y se fue a vivir al Museo de los Angeles, que su madre también había tenido que cerrar. Lucía Dominguín optó por conseguir dinero de manera rápida y eso incluía hablar de las intimidades familiares y de su hermano.

Dijo que todos sentían "miedo" de él, que tenía un carácter muy fuerte y que siempre había marcado las pautas: "Ante él hay que callarse, cuando habla es ley". Tampoco dejó muy bien a su madre, porque estaba "totalmente absorbida por Miguel", motivo por el que ella y Paola se habían sentido siempre dejadas de lado: "Conmigo no ha ejercido de madre, ni siquiera sabe los nietos que tiene, solo se ocupa de los de Miguel".

Olfo asegura que la familia no puede estar unida porque hay una "lucha de egos"

Pero el conflicto más enconado es el que han mantenido, y aun mantienen, Olfo y Miguel. No se hablan desde hace años y en un programa de televisión, previo pago, entre otras lindezas, Olfo calificó de "aberrante" que su tío recurriera a un vientre de alquiler para tener hijos. Y explicó el origen de sus problemas: "Hay algo en mí que le recuerda a mi abuelo y no sé si es envidia, rencor, odio o admiración". También dijo que era imposible que su familia esté unida porque hay una constante "lucha de egos".

La forma de vida de Olfo, vendiendo su intimidad y la de su familia, tampoco contribuye a mejorar las cosas. En mayo de 2011, se casó con la modelo rusa Katerina Strygina, exclusiva mediante. Ocho meses después, se separaba y sin ápice de vergüenza reconocía que la venta de la exclusiva había sido un factor determinante para casarse y que durante el matrimonio su mujer no le "había hecho hombre". Para colmo, su exmujer acusó a Olfo de aprovecharse de su dinero y de no querer trabajar.

La desaparición de Bimba

Paola es la que más alejada se ha mantenido de las polémicas y ello a pesar de haber estado unida al actor José Coronado, y de que su hijo Nicolás es un cotizado modelo y actor. Después de Coronado, se casó con el compositor Manuel Villalta con quien tuvo a Alma Sofía, pero tras dos años de matrimonio la pareja se divorció en 2009.

Bimba Bosé consiguió tener buena relación con todos y muy especialmente con su tío Miguel. Fue también el miembro más polifacético del clan: modelo, Dj, empresaria, cantante..., facetas en las que alcanzó notables éxitos. Su muerte temprana a los 41 años, y después de tres luchando contra el cáncer, puede ser un revulsivo para recomponer las relaciones familiares, aunque tratándose de los Bosé, nunca se puede dar nada por sentado ni se sabe qué puede pasar.

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