Carmen Sevilla en una imagen de archivo. / gtres

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Carmen Sevilla, dos años de olvido

La actriz se encuentra ingresada en una residencia a las afueras de madrid. El alzheimer la mantiene ajena al mundo.

Estoy feliz de todo lo que he hecho en mi vida», decía Carmen Sevilla en 2011. Fue durante la última entrevista que le hicieron en televisión. Entonces María Teresa Campos entraba en casa de la artista para charlar con ella de una vida intensa, llena de anécdotas y momentos especiales de la que su protagonista, por desgracia, ya no puede recordar nada.

Las crónicas que hablan de la actriz traían esta semana, además, una triste afirmación: su estado de salud va en declive, para desgracia de los seguidores de una de las mujeres más queridas de la historia de la pequeña y gran pantalla española.

Pequeña y sin vistas

Diagnosticada de alzheimer desde tiempo antes, Carmen Sevilla fue ingresada en la residencia Sanyres, de la localidad madrileña de Aravaca, en abril de 2015. Se trata de un centro no apto para todos los bolsillos cuyo coste supera los 2.800 euros mensuales. Ese montante podría llevar a pensar en una estancia llena de lujos para la presentadora y actriz, pero esa imagen distaría bastante de su día a día.

Según ha podido averiguar 'Corazón', Carmen Sevilla permanece ingresada en una habitación de dimensiones reducidas, sin apenas mobiliario y con una pequeña ventana. Sevilla, que es la única ocupante de ese cuarto, sufre esta terrible enfermedad desde hace años y su condición va en declive. Por ello apenas se relaciona con el resto de los ancianos que como ella permanecen allí ingresados y, según confirman compañeros de la residencia, ha permanecido atada y con una sonda que facilita su alimentación, lo que hace que permanezca nutrida y con buen aspecto.

Una persona que estuvo relacionada laboralmente con el centro llegó a plantearse denunciar la situación de la actriz, pero puestos en contacto con ella, ha declinado hacer declaraciones al respecto. También aseguran que es difícil, casi imposible, ver a familia y amigos visitándola en la residencia. Y es que, según denunciaba Carmen Clavijo, la cuñada de Carmen Sevilla, hace unos meses en Vanitatis, Augusto, el único hijo de la artista, no les permite ir a verla. Por su parte, Augusto ha hecho del silencio y la discreción su modo de vida y es tan complicado verle entrando o saliendo del centro que se ha llegado a poner en duda que la visite.

Aunque Carmen Sevilla se casó en dos ocasiones (la primera con Augusto Algueró y la segunda con Vicente Patuel, de quien enviudó en el año 2000), solo tuvo un hijo. Su familia cercana también era reducida. La actriz, nacida en la capital hispalense en 1930, solo tuvo dos hermanos, Antonio y Pepe, ambos fallecidos. Y aunque estuvo muy unida a ambos, su lazo con este último fue tan estrecho que a él llegó a encomendarle el cuidado de sus joyas en la época en la que su matrimonio con Algueró naufragaba. Clavijo, viuda de Pepe, aseguraba que este, fallecido de parkinson en 2016, se fue «con la pena de no verla». Y explicaba que desde su ingreso, cualquier intento de contactar con ella había sido nulo. «Nuestras relaciones con Augusto no son buenas. Cuando ella se puso mala, él se metió por medio y acabó por no hablarse con su tío», comentaba. Augusto Junior es el hijo que la actriz tuvo de su relación con el compositor Augusto Algueró y es el único descendiente directo de la presentadora.

Su único hijo

Carmen, en la última entrevista que le hizo María Teresa Campos, aseguró que le hubiera gustado aumentar la familia, pero no pudo «tener más hijos». En 2015, tras separarse de su esposa, Marta Díaz, Augusto decidió mudarse con su madre a la casa de esta, en el madrileño paseo del Pintor Rosales. Para entonces, a Sevilla ya le costaba reconocer a quienes la rodeaban, incluido su propio hijo. Poco después, tomaban la decisión de internar a Carmen en la residencia en la que permanece ingresada a día de hoy. Es entonces cuando se producen las últimas comunicaciones de Algueró con la prensa. En aquella época quienes acostumbraban a tratarle dejaron de tener línea directa. De hecho, Corazón ha intentado ponerse en contacto con él y no ha obtenido respuesta. Todo apunta a que sigue viviendo en la casa madrileña de su madre, pero nada se sabe a ciencia cierta sobre él. Solo que podría ser el único heredero de la actriz, que tuvo una larga y exitosa carrera y acumuló un patrimonio cuantioso.

¿Dónde está el dinero?

Carmen Sevilla comenzó en el mundo del espectáculo cuando solo tenía 12 años. Con 16 ya aparecía en la gran pantalla y llegó a trabajar en más de 60 películas en España y en Hollywood. Eso le permitió amasar una cuantiosa fortuna que nunca llegó a conocerse al completo pero que conformaban propiedades y joyas, como las que custodió su hermano Pepe y cuyo paradero es, a día de hoy, un misterio.

Allegados a la familia cuentan que tiempo después de dejárselas a su hermano Pepe, Carmen fue a recuperarlas, pero no lo logró. Se llevó una gran decepción al ver que las piezas habían desaparecido, aunque nunca llegó a denunciarlo porque al fin y al cabo era su hermano. Pero Carmen tenía muchos más activos. Además de las joyas, poseía un buen patrimonio inmobiliario, amasado gracias al esfuerzo y a un trabajo bien remunerado. Según ABC, llegó a ganar 96.000 euros al mes. Entre esas propiedades se encuentra la casa del paseo del Pintor Rosales.

Ese inmueble podría superar ampliamente el millón y medio de euros de ser puesta a la venta, si tenemos en cuenta el mercado actual. Pero no es la única casa. Carmen tenía un ático en Marbella y tres apartamentos más en la provincia malagueña. También un refugio en Extremadura. La actriz y Vicente Patuel pasaron sus últimos años juntos en Los Valles, una finca de 727 hectáreas, situada en Herrera del Duque (Badajoz), y allí fue a parar una parte de su patrimonio. Juan ‘el Golosina’ contaba a Corazón que estando Sevilla y su marido con Lola Flores viendo actuar a Norma Duval, Carmen le dijo a Vicente sobre una de sus joyas: «Este brillante no se lo van a comer las ovejitas», a lo que su marido respondió pidiéndole que no fuera indiscreta.

Más de seis millones

Y es que invirtió mucho en esa finca que finalmente puso a la venta en 2003, tres años después del fallecimiento de su marido. Entonces se publicó que solicitaban por ella 6,6 millones de euros, aunque posteriormente ABC publicaba que la venta podría haber alcanzado los 7,8 millones. Una cantidad que aseguraba que en el futuro no tuviera problemas para hacer frente a gastos como los de la residencia –que ya superan los 60.000 euros–. Allí pasa los días desde hace dos años. Sola, sumida en el olvido, el suyo y, quizá, un poco el de todos los que un día la admiraron