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Un día presenta su marca, al día siguiente da una rueda de prensa... Lo suyo es un no parar y lo encontramos en su tierra, Málaga.
Nos citamos por la mañana con Antonio Banderas, el mismo día que por la noche recibía como anfitrión a sus invitados a la gala Starlite.
Corazón ¿Realmente descansa? O, mejor dicho, ¿le dejamos descansar cuando viene a su tierra? Antonio Banderas La verdad es que resulta complicado. Descanso más en Londres y fuera de España. Ahora me voy para allá, porque tengo que preparar una película. Si no me quedaría algo más de tiempo, pero necesito espacio, tranquilidad, levantarme y hacer ejercicio antes de ponerme a trabajar.
C. Los médicos se lo habrán recomendado… A. B. Sí, me han dicho que me lo tome todo con tranquilidad. Aunque, en realidad, las indicaciones tenían que ver con el tabaco.
C. Ha dejado de fumar, claro. A. B. Totalmente. Podría tratar de hacerme el héroe y decir que me ha costado muchísimo, pero no me ha costado nada: ni acupuntura, ni pastillas, nada... Dije: «Se acabó». Hago mucho ejercicio y me encuentro muy bien, la verdad es que mucho mejor que antes.
C. No sé si este es un año de balances: cumple dos años estudiando diseño en Londres, un año con su propia marca, medio después del susto de salud… A. B. Es inevitable, porque de vez en cuando te paras y, cuando ocurren hechos como el que me ha pasado este año, de forma ineludible, lo haces. Recuerdo esa noche del hospital… Estuve muy poco, porque a la mañana siguiente me largaron, pero esa noche, en aquella habitación, pensé: "¿Podría haber evitado esto? ¿He apretado demasiado el acelerador de mi vida?".
C. Pero eso empodera. Lo malo es cuando sientes impotencia. A. B. Es que yo tuve mucha suerte. Creo que esto no lo he contado. El día anterior, Nicole tenía jaqueca y ella no toma aspirina, usa paracetamol. Era tarde y se fue a una farmacia, cerca de casa, pero estaba cerrada y tuvo que ir a un supermercado donde venden algunas medicinas. Allí no había paracetamol y compró aspirinas. A la mañana siguiente, después de hacer ejercicio, ya duchado y mientras me preparaba un té, empecé a sentirme raro. No fue nunca un dolor agonizante, como se ha dicho, sino suave y en los dos brazos. Noté la mandíbula agarrotada, pero me di cuenta: «Creo que me está dando un ataque al corazón». En ese momento, Nicole recordó que había comprado aspirinas y me metí una en la boca. Más tarde, los médicos me dijeron que eso hizo que prácticamente no tuviera secuelas.
C. Le veo muy bien. ¿Seguimos haciendo balance? Con esta de 2017, ya son ocho las citas con la solidaridad en Marbella, organizando la gala de la Fundación Starlite, junto a Sandra García-Sanjuán, donde recaudan fondos para la ONG Niños en alegría y la Fundación Lágrimas y favores que usted preside. A. B. Lágrimas y favores nace de la Semana Santa de Málaga, que tiene un potencial muy interesante: somos 78.000 los cofrades que participamos de estas celebraciones magnas, de este teatro enorme, de esta ópera en la calle. Nace de tratar de darle un sentido si eres cristiano, pero, sobre todo, filantrópico si no eres creyente, a todo ese movimiento humano. Decidí poner en marcha la fundación y buscar fondos. Sandra me propuso hacer una gala, acepté y, a partir de ese momento, se convirtió en la fuente de financiación más fuerte que tenemos. Lágrimas y favores destina sus esfuerzos a colaborar con la Universidad de Málaga, ayudando a jóvenes estudiantes con pocos recursos. Podemos dar unas 40 o 50 becas, dependiendo del dinero total recaudado. Les mandamos a estudiar a Estados Unidos, Canadá…
C. También colaboran con la Fun- dación Cudeca. A. B. Cudeca nació en la Costa del Sol, fundada por una británica. Ofrece cuidados paliativos a enfermos terminales de cáncer. Asimismo, trabajamos con Cáritas Parroquial y con una fundación que tiene un economato en Málaga para familias necesitadas, también dependiente de la Agrupación de Cofradías de Málaga. Nosotros pagamos el local donde están instalados y donde, por diez euros, se llevan los carros cargados de comida y donde todo se hace con muchísima dignidad, porque tú vas a un supermercado sin colas en las puertas, con cita previa. Nosotros ponemos nuestro granito de arena. Creo que estas cosas son contagiosas y así ha sido, porque han surgido más fundaciones de cofradías y, de alguna manera, se le da un sentido práctico a lo que no lo era. Queríamos dotar a la Semana Santa de un carácter filantrópico y altruista.
C. Del mismo modo que las empresas, tanto públicas como privadas, llevan a cabo campañas solidarias desde su departamento de Responsabilidad Social Corporativa, todos deberíamos tener una responsabilidad social personal, ¿no cree? A. B. Hay una cosa que tiene que ver mucho con la moralidad de las personas. Yo participé de un hecho benéfico de importancia en el año 1994 por primera vez. En aquel momento me tiraron las redes desde Naciones Unidas, a través de UNICEF. Me marché con ellos a Mogadiscio, Somalia, de donde acababan de salir las tropas norteamericanas, para llamar la atención de la opinión pública internacional sobre el hecho de que, aunque la guerra teóricamente se hubiera acabado, la gente seguía muriendo de hambre, especialmente los niños. Hicimos una rueda de prensa en Madrid al volver y un periodista me preguntó: «¿Usted esto lo hace por lavar su imagen?». Es lícito hacer esa pregunta, porque puede ocurrir, pero la respuesta que le di, creo, fue certera: «No importa o no debe importar demasiado. Esa es una preocupación para el que hace la pregunta y, probablemente, para el que tiene que dar la respuesta, pero no para el que recibe unas medicinas, unos juguetes, un techo…». Ojalá todas las corporaciones o las personas tuvieran que lavar su imagen, porque habría unos fondos extraordinariamente importantes para poder hacer muchas cosas para esa gente. Aquellos niños no me preguntaron si era católico, protestante, si lo hacía por altruismo… Simplemente te miraban, te sonreían. Por eso, cuando me preguntan por qué lo hago, no tengo porqué responder. Lo hago y ya está.
C. ¿Qué significa para usted la palabra compromiso? A. B. Creo que es la habilidad de poder darte cuenta de las injusticias que se cometen alrededor tuyo y tener la posibilidad, en mi caso muy específica por el poder que te da lo público, de hacer algo.
C. ¿Con qué se siente comprometido? A. B. Con mi ciudad. Yo quiero que Málaga no solo huela a aftersun. Me interesan mucho los pasos que ha dado últimamente. Sobre todo, los que se han dado en lo que se refiera a términos culturales.
C. Y eso que ha tenido sus más y sus menos con algún proyecto cultural en Málaga, del que se ha apeado voluntariamente. A. B. Pero eso no importa, porque yo no voy a parar. Si alguien pensaba que me había rendido: no, no, no… Además, con cierta premura, voy a anunciar algo, porque el proyecto que tenía, lo voy a realizar en el ámbito de lo privado. Ahora tenemos unos grandes museos, pero sigue tratrándose de un arte pasivo. Yo quiero algo dinámico, gente joven. Hay mucho talento en Málaga.
C. Aprovecharse, además, de sus relaciones. A. B. Exactamente e, incluso, de la posibilidad que me da el hecho de que mi nombre consigue abrir, con más o menos facilidad, algunas puertas para encontrar cierta ayuda, como sponsorización por ejemplo
C. Si seguimos hablando de compromiso, tenemos que referirnos al cine. Porque, precisamente, ese ha sido uno de los argumentos del jurado para hacerle merecedor del Premio Nacional de Cinematografía, otorgado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, que recibirá en el marco del próximo Festival de cine de San Sebastián. Han resaltado su compromiso tanto en su faceta de director, como en las de actor y productor. A. B. Estoy comprometido tanto con el cine como con el teatro, que ha sido como una mujer muy guapa que me ha querido mucho y que yo abandoné.
C. Y, el libro de poemas, ¿para cuándo se lo plantea? Si es que se lo plantea. A. B. No sé si lo haré, pero tengo muchos poemas ya escritos. Algún día imagino que se publicarán. Si finalmente lo hago, será con un destino también benéfico
C. Antonio, ¿cree que lo mejor está por llegar? A. B. Siempre.
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