espués de 17 años, Charo Reina (57) regresa con un disco de boleros, Amanecí otra vez, en la etapa más serena de su vida. Sus dos hijos son su apoyo. Con otros amores, prefiere pasar página...
Charlamos con ella del lanzamiento de este disco y de a vida en general.
C. Con 'Amanecí otra vez' asegura que hay un antes y un después. De entrada, posar en la portada con un diseño de Ágatha Ruiz de la Prada ya es marcar la diferencia con todo lo que ha hecho hasta este momento. Charo Reina Ese vestido era una obsesión que tenía desde hace dos años, cuando entré en el estudio de Ágatha para el vestuario de la obra Sofocos, y lo vi en una foto. Allí, ya anuncié que me lo pondría el día que sacara un disco. Lo primero que me preguntó Ágatha fue si ya lo estaba grabando. Cuando le dije que no había nada, se sorprendió. Dos años después, aquí está el disco que siempre he buscado. Le recordé a Ágatha mi idea y se quedó encantada.
C. Dice que es un trabajo más acorde con su momento actual. ¿Cómo se encuentra? C.R. Tranquila y con mucha paz interior. La voz cambia con los años y, en este disco de boleros, tengo el tono adecuado. En eso también estoy contenta. Piensa que, desde niña, cantaba boleros incluso más que la copla que va en mis genes. Después de cumplir el sueño de mi tía Juana (Reina), que quería que fuera su heredera en la canción cuando desapareciera, ahora he hecho lo que a mí me gusta.
C. ¿Qué cree que pensaría hoy Juanita Reina si la escuchara? C.R. Se volvería loca, estaría entusiasmada. Me conocía muy bien y sabía que siempre me ha gustado este estilo de música. De niña vivía en la esquina de mi casa Antonio Machín. Una vez, me regañó por coger unas flores y, cuando le dije a mi madre que un señor negro me había abroncado, me explicó quién era. Empecé a escuchar su música y me enamoré de Dos gardenias. Al cabo de los años, en la primera actuación en el teatro América de La Habana, me dijeron que entre el público estaba la autora de ese bolero. Decidí cantarlo en directo dedicándoselo, a pesar de no estar en el repertorio. Al final, en el camerino, me hizo prometer que, algún día, grabaría esa canción, porque le había encantado, y hoy, por fin, cumplo la promesa.
C. ¿Por qué han tenido que pasar 17 años para un nuevo disco? C.R. Porque no encontraba lo que me gustaba. Hoy, hasta los más puristas de la copla se han postrado ante este disco, porque han visto todo lo que puedo dar. Es un cambio radical de estilo en mi carrera y, encima, me acaban de comunicar que me han galardonado, junto a Miguel Poveda, Antonio Carmona, José Francés y Camela, al disco más destacado del año.
C. ¿Dónde está el torbellino de la Reina? C.R. Sigue ahí, pero mirando todo desde el prisma de la reflexión y la experiencia que te dan los años.
C. ¿Se aprende más con el tiempo o con los palos? C.R. Con las dos cosas. Yo he sido mi mayor enemiga y la que más daño me he hecho. Seguramente, por confiada, porque tenía la responsabilidad de sacar sola a mis dos hijos, ya que no he tenido ayuda. Eso ha provocado que, a veces, me haya dejado llevar por un camino fácil que, al final, te conducía a una encrucijada.
C. ¿Son muchos los que le han recomendado esos atajos? C.R. Nadie hace lo que uno no quiere. No soy de echar la culpa a nadie. La culpa ha sido mía, por estar donde no debía. Hoy he aprendido a decir que no a muchas cosas. Como los programas de televisión que me llaman y digo que no. Hace poco recibí una oferta de uno y mi hijo me dijo que no acudiera. Fue tajante. Me recordó que son dos hombres con sus carreras y que ya no hay necesidad.
C. Son los dos hombres de su vida. C.R. Son mis hombres en la tierra, los que me abren los ojos y me calman. Como lo hace un amigo que es todo en mi vida, Javier Cofiño. Él me dice lo que hago mal y me asesora. Le hago caso en todo. Hace tiempo que decidí que debía buscar otro camino y Javier es quien me coge la mano cuando hace falta.
C. ¿Y un amor? C.R. No. Hoy he antepuesto mis hijos y mi trabajo a cualquier hombre... Aunque, de vez en cuando, tengo mis historias esporádicas. Pero una pareja estable no entra en mis planes ni lo necesito. Hoy sé con qué zapatos quiero caminar.
C. ¿Le quedan malos recuerdos de sus parejas? C.R. De los últimos, es posible, pero porque el listón lo dejó muy alto Pablo, el gran amor de mi vida. Todo a su lado me parece muy bajo. Además, el amor no se busca.
C. Con sus amigas, también ha tenido sus más y sus menos. C.R. Tengo a mis amigas del colegio con las que me reúno y hablo a diario en el chat. Nunca han cambiado, somos todas las mismas. Como Lolita, que siempre la tengo e, incluso, hemos grabado un dúo. Hay otras que ya no están en mi vida, pero me da mucha tranquilidad que no estén, porque no quiero más líos ni polémicas.
C. Isabel Pantoja fue una buena amiga. C.R. Lo fue, pero las circunstancias de la vida nos separaron. En cualquier caso, no soy rencorosa y si un día decide llamarme, seguramente, olvidaré todo lo que nos ha pasado. Pienso que, cuando tienes un amigo y ha pasado algo, hay que hablar. A mí jamás se me ocurriría decir en público que he prestado dinero a ciertas personas conocidas, como sí he hecho, ya que no siempre he tenido épocas malas.
C. ¿Cómo está llevando la sentencia que le ganó María del Monte tras demandarla? Recordemos que fue condenada, junto con Telecinco, a pagar una indemnización de 100.000 euros por un delito de intromisión al honor C.R. Se está resolviendo. Lógicamente, creo que tenía que pedir perdón públicamente por lo que dije y así lo he hecho. Ya, lo que pase ahora, no lo sé. Pero es verdad que me he dado cuenta que hice mucho daño y nadie se lo merece. Estoy tranquila, porque ahí están mis hijos para lo que haga falta. Ahora, lo que tengo es mucha tranquilidad de espíritu, porque he pedido perdón y me arrepiento de verdad, no son palabras vacías.
C. ¿Ha intentado hablar directamente con María? C.R. No. Mostré mi arrepentimiento públicamente. Si algún día nos tenemos que sentar y hablar, no tengo ningún problema, aunque dudo que ocurra. Dicen que el perdón te hace libre, y así me siento.
C. El caso es que siempre creí que eran buenas amigas. C.R. Hace unos días, un fan colgó en mi red social un vídeo donde cantaba en el programa de María y, te confieso, al verlo se me saltaron las lágrimas, porque éramos amigas de toda la vida. Me da mucha pena lo que ha pasado. Insisto en que soy la culpable y en que he sido mi mayor enemiga.
C. Es muy activa en redes, pero se ha vuelto muy casera. C.R. Las fiestas de antes ya no existen, pero es verdad que, salvo estrenos puntuales, no suelo hacer vida social. No soy amiga de fiestas ni tablaos. Además, ahora tengo a mis padres muy delicados y prefiero estar a su lado. Otra cosa son las redes, donde me encanta compartir mis cosas con la gente que me sigue. Y me encanta contestar a todo el mundo, me parece que es lo justo.
C. Sus hijos son ya dos hombres. C.R. El mayor es biólogo, pero trabaja como jefe de departamento de unos grandes almacenes de deportes; el pequeño ha terminado Derecho y se viene a Madrid para hacer un máster. Los dos han vivido al margen de los medios, porque siempre han considerado que la artista de la familia era yo.
C. ¿Se ve como abuela? C.R. No, gracias. Mis hijos son muy inteligentes y, te aseguro, no quiero ser abuela. Tienen otros objetivos, pero eso no quita que, el día que tengan un bebé, sé que me moriré de ilusión. Soy muy gallina con mis polluelos y mis hijos aun, de vez en cuando, se meten en la cama conmigo y me encanta.
C. La veo más delgada. C.R. He perdido 21 kilos en el último año porque me tomo en serio la vida. Voy bajando peso sin hacer locuras y cuidando la alimentación, además, de dar caminatas.
C. Kiko Rivera se ha puesto una banda gástrica. Usted años atrás se colocó un balón gástrico. ¿Cree que le servirá? C.R. A mí, el balón me aguantó 20 días. Acabas acostumbrándote y aprendes a seguir comiendo sin rechazarlo. Lo que se ha hecho Kiko también lo puedes domar. Lo que hay que saber controlar es la cabeza y estar convencido de que hay que perder peso. Yo lo logré porque quería poder moverme en el escenario. Solo me permito alguna cerveza o vinito.
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