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Alrededor de las 18.00 entraba en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en el municipio madrileño de Galapagar, el hijo de Victorino Martín, heredero del imperio que ha levantado su padre durante décadas. Junto a él, su mujer y sus hijas. Y, todos ellos, acompañados por un nutrido grupo de personalidades del mundo del toro que se habían reunido para dar el último adiós al ganadero.
Entre ellos, pudimos ver a un Enrique Ponce muy afectado, ocultando su dolor bajo unas gafas de sol. También a El Cid, Espartaco o José Ortega Cano -de quien ese misma mañana conocíamos las intenciones de que se casará en julio con Ana María Aldón-. Y, por supuesto, no podía faltar Cristina Sánchez.
A esta última, Victorino le había entregado una placa en 2012 como reconocimiento por ser la primer mujer en tomar la alternativa durante la festividad de San Isidro. Ella, no quiso fallar a aquel mentor que tanto ha significado en su recorrido por las plazas nacionales y de fuera de nuestras fronteras.
También se reunieron, con una bandera de España a media asta en señal de duelo ondeando en medio del pueblo, centenares de vecinos que querían despedirse de él y agradecerle que pusiera el nombre de la localidad en el mapa.
El último reconocimiento que recibió el este empresario, se lo entregó el Rey Felipe VI. Fue el pasado año, cuando el Ministerio de Cultura le distinguió con el Premio Nacional de Tauromaquia.
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