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onvertido en todo un fenómeno de la escena, el incombustible galán vuelve a los escenarios con una comedia que le va al pelo. A estas alturas de su vida, Arturo Fernández está de vuelta de casi todo y se confiesa sincero sobre asuntos que otros evitan. Es lo bueno que tiene ser el número uno.
Hablamos con él para descubrir que hay cosas que nunca cambian: como su galantería.
Corazón Regresa con la comedia 'Alta seducción' con Carmen del Valle al Teatro Amaya y los llenos se cuentan a diario. ¿Me da la receta para sumar tantos éxitos. Arturo Fernández 'Alta seducción' es una comedia elegante y divertida de esas que ya no se escriben. El protagonista es un hombre madurísimo que por amor hace cualquier cosa, incluso el ridículo, como cuando oculta su edad a una mujer bastante más joven. Es una trama realista donde muchos espectadores se pueden sentir identificados ya que se habla de amor y fracaso, algo que todos conocemos
C. Lo cierto es que le sienta como un guante esta comedia. A.F. Es lo que al público le gusta de mí y lo que yo disfruto haciendo. Además, pasar de la comedia a un papel dramático se puede hacer casi sin esfuerzo, cosa que al contrario es muy difícil. Para la comedia hay que tener un glamour especial, una gran flexibilidad interpretativa. Hoy no es fácil acertar a la hora de elegir un espectáculo y más para una persona tan exigente como yo, que tengo siempre al público muy presente. Él es quien te da el éxito o el fracaso y me encanta comprobar cómo funciona el boca a boca.
C. ¿Y cuánto de real hay en el Arturo Fernández que vemos sobre el escenario? ¿Es tan divertido y coqueto como aparenta? A.F. Siempre intento que el personaje se meta en mi piel. Me parece mucho más atractivo, ya que el público va buscando los destellos del actor que le gusta. Eso es lo que nos hace diferentes. Estoy convencido de que los que llenan mis teatros buscan eso de mí. Saben que no engaño.
C. Un intérprete como usted podía estar en los mejores teatros de Broadway. ¿Nunca se ha arrepentido de no probar fortuna fuera de los escenarios españoles? A.F. He amado demasiado España como para ambicionar triunfar fuera. Me han propuesto varias veces ir a los teatros de Argentina, pero o por falta de tiempo o por falta de ambición, el caso es que no he ido. Siempre he querido el reconocimiento en mi país y eso me ha llevado hasta esta edad. Hoy no sé si me arrepiento. Si volviera a nacer, tal vez lo haría pero no lo tengo claro. Es posible que me haya faltado alguien que me ayudara a dar ese salto de una manera más profesional. Piensa que siempre he llevado mis trabajos. Soy el director de mis producciones y por eso he hecho lo que he querido desde que en 1961 estrené con mi primera compañía Dulce pájaro de juventud. Soy un hombre libre y prueba de ello es que jamás he pedido a ningún gobierno una ayuda por lo que he podido hacer lo que he querido y eso que cuando te apartas del sistema es muy peligroso porque lo acabas pagando. Hoy con los amiguismos, el politiqueo, el carné… Vengo de una generación donde no había esas subvenciones que solo consiguen hacer vagos. Esta profesión necesita los cinco sentidos
C. Usted tampoco ha tenido grandes escándalos. A.F. Hay que disfrutar de la vida y con los escándalos no se consigue. Será que soy precavido y discreto, pero siempre he intentado no molestar a nadie con mi comportamiento. Eso también va en mi generación. Nuestros padres nos educaron a saludar con los buenos días, algo que hoy pocos practican.
C. A su edad ha visto muchas cosas, pero estará conmigo en los enormes cambios de estos últimos años. A.F. La sociedad ha cambiado pero para mal. No creo que todo sea resultado de la crisis económica sino de la falta de autoridad. Los españoles tendemos a destruir las cosas que funcionan. Pienso que el problema de la democracia y la libertad es que muchos se lo han tomado como les ha dado la gana sin respetar la libertad de los demás. Tenemos un Gobierno que nos ha sacado de una crisis heredada por los anteriores y ahora mismo España es el segundo país más próspero de Europa, pero aquí eso no se valora. También creo que los medios de comunicación, salvo un 20 %, son muy destructivos. Me da mucha pena porque somos hospitalarios y amables pero no entiendo qué pasa. La vida es muy corta y de eso te das cuenta cuando llegas a mi edad.
C. ¿Cree que está ya de vuelta de muchas cosas? A.F. Mi generación ha pasado por años horribles con una guerra civil y una posguerra durísima. Por eso cuando por fin vimos una ventana abierta, aprendimos a disfrutar más que nadie. Eso sí, dejamos los rencores atrás porque no hay nada más destructivo que enfrentarse por el pasado y no entiendo cómo hemos vuelto a recordar un ayer que fractura a casi todas las familias. Zapatero es el culpable de recordar el rencor. Somos un país magnífico que podríamos tenerlo todo y mira cómo estamos.
C. En Cataluña hay quien quiere independizarse de este país que tanto admira. ¿Ha notado ese ambiente en sus giras por los teatros catalanes? A.F. Últimamente he visto una Cataluña triste, no la que he conocido durante tanto tiempo.
C. ¿Le preocupa las críticas a sus opiniones? ¿Dice realmente lo que piensa? A.F. Siempre lo he hecho. Solamente me debo a mi público.
C. ¿Es un damnificado por Hacienda como tantos artistas? A.F. No me compensa ocultarle nada a Hacienda. He cumplido con todas mis obligaciones. Como español, hay que participar en lo que impone la Ley y así lo he hecho, porque lo importante es España. Tenemos que defendernos entre nosotros.
C. ¿Por qué ha decidido seguir trabajando cuando ya tiene todo? A.F. Porque no sé hacer otra cosa. Es mi vida, soy terriblemente feliz ya que me divierto más que el público. Si estoy un mes sin hacer nada, me aburro que me mata. Me gusta viajar con mi compañía, visitar las iglesias y, si es en silencio, me da muchísima paz. Soy católico y practicante a mi manera, pero entrar en una iglesia es encontrar la paz, el único silencio agradable que nos queda.
C. ¿Pide perdón muchas veces? A.F. No, porque tengo la sensación de que no he hecho nunca daño a nadie. Espero no equivocarme. Al menos nunca intencionadamente.
C. ¿Qué ha aprendido de la vida hasta la fecha? A.F. Estoy contento con mi vida y no siento haberme perdido nada. Solo lamento el poco tiempo que ya queda.
C. Carmen es la gran desconocida para muchos y la mujer fundamental de su vida. A.F. Carmen es todo en mi vida, incluso en mi profesión. Discutimos algunas veces , pero como es abogada, al final siempre tiene la razón ella. Llevamos 30 años juntos y parece que fue ayer cuando comenzamos nuestra relación. Me gusta recordar ese ayer y emocionarme con la música de Antonio Machín, como me sigue pasando cada vez que escucho la conocida canción de 'Dos gardenias'.
C. ¿Qué sueño siente que le queda por conquistar? A.F. La vida me ha dado más de lo que esperaba y yo he sabido portarme bien. Soy un hombre feliz . No soy de grandes amigos, tampoco de juergas, pero jamás me he aburrido. Mis juergas siempre han sido particulares, con una mujer solamente. Te diré que soy como los perros, dócil y sin maldad, y mucho menos con una mujer. Si encima alguna señora me dice por la calle "adiós, guapo" no veas cómo me pongo. Eso ya es la leche.