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Su última novela, 'Animales domésticos', la ha convertido en toda una experta en las relaciones de pareja después de sumergirse en la piel de su protagonista y adentrarse en el mundo del morbo y el sexo sin límite.
Teresa Viejo habla desde el corazón y con la satisfacción de cumplir uno de los objetivos que llevaba años cociéndose en su interior.
Corazón Vuelve con 'Animales domésticos', una novela que, de entrada, es muy valiente. Teresa Viejo Valiente y perversa, eso es lo que más me repiten. Arrancó en un punto indefinido de mi biografía que fue creciendo... y la tuve que contar. Hay cosas que pasan y no sabes bien por qué. Tenía la sensación de que hasta mis artículos de mi época como directora de Interviú me empujaban a escribir esta novela que se centra en cómo nos relacionamos los hombres y las mujeres en el terreno amoroso. Por qué nos elegimos. Por qué nos hacemos daño aun queriéndonos. Por qué nos cuesta tanto superar las heridas del amor y si nos equivocamos al metabolizarlas… Nació de la manera más natural, fue como un vómito que tenía que soltar. Está escrita del tirón, sin releer.
C. Al principio, se podría pensar que es una novela sobre una infidelidad, pero en su caso, ese acto es solo la excusa para hablar de las personas. T.V. La infidelidad es la llave de la puerta. Es una excusa, como podría haberlo sido, perfectamente, la muerte de mi protagonista u otra situación. Es enfrentar a una mujer a lo que ha sido su matrimonio. Es descubrir cómo la persona con la que convivimos no es quien creemos y, a través de esa situación, la protagonista hace una autoexploración de su sexualidad. Todo eso, aderezado con una trama de thriller para centrarme en una profunda reflexión sobre la pareja y el amor.
teresa vieho
C. ¿Cuánto de usted hay en su protagonista? T.V. El poso de los hombres y mujeres con los que me he cruzado en mi vida. Escribirlo, 20 años después de muchos de esos conocimientos, es una gozada, porque hoy tienes otro bagaje y otra empatía con los problemas de los demás. Y lo más curioso es que también me ha servido para autoexplorarme y conocerme. Quien piense que es un bicho raro y que solo a él le pasan cosas extrañas está equivocado. Las emociones son comunes, las frustraciones, la manera de enamorarse… Evidentemente, al ser una mujer protagonista, siempre digo que todas podemos ser Abigail o parte de ella.
C. ¿Es un libro para mujeres? T.V. El otro día, Ramón Pernas dijo algo que me encantó, y es que escribo como un hombre. Obviamente, las mujeres que lo lean se van a identificar mucho con Abigail, pero para los hombres va a ser una gran ayuda a la hora de comprender la psique de las mujeres. Muchos me han dicho que ahora nos conocen mejor. Y eso me encanta.
C. A su protagonista no la describe de frente, pero sí ha dicho que tiene su pelo, su escote, su curiosidad y su gusto por el ron añejo sin hielo. T.V. Es tremendamente curiosa y morbosa. Como yo. Soy morbosa en el terreno de los fantasmas y las casas encantadas, y Abigail lo es del sexo. Es verdad que no encontré un rostro para mi protagonista, pero me gusta que haya sido así.
C. ¿Por qué no se habla en público del morbo? T.V. Es un error. El morbo no es sino un escalón superior a la curiosidad. No conozco a nadie que sea morboso que no sea curioso, pero esto último no nos da pudor. Los que leen programas o revistas del corazón, ¿qué son sino morbosos? No nos llevemos las manos a la cabeza. El morbo es natural y está bien reconocerse como tal. Creo que el término está muy confundido, en general.
C. ¿Es un libro para mujeres? T.C. El otro día, Ramón Pernas dijo algo que me encantó, y es que escribo como un hombre. Obviamente, las mujeres que lo lean se van a identificar mucho con Abigail, pero para los hombres va a ser una gran ayuda a la hora de comprender la psique de las mujeres. Muchos me han dicho que ahora nos conocen mejor. Y eso me encanta.
teresa viejo
C. A su protagonista no la describe de frente, pero sí ha dicho que tiene su pelo, su escote, su curiosidad y su gusto por el ron añejo sin hielo. T.V. Es tremendamente curiosa y morbosa. Como yo. Soy morbosa en el terreno de los fantasmas y las casas encantadas, y Abigail lo es del sexo. Es verdad que no encontré un rostro para mi protagonista, pero me gusta que haya sido así.
C. ¿Por qué no se habla en público del morbo? T.V. Es un error. El morbo no es sino un escalón superior a la curiosidad. No conozco a nadie que sea morboso que no sea curioso, pero esto último no nos da pudor. Los que leen programas o revistas del corazón, ¿qué son sino morbosos? No nos llevemos las manos a la cabeza. El morbo es natural y está bien reconocerse como tal. Creo que el término está muy confundido, en general.
C. Si usted se define como una mujer morbosa, sabe que no la van a entender como le gustaría que lo hicieran. T.V. Porque piensan cosas que no son. Dotamos de unos significados a las palabras que son erróneos. Morboso es quien tiene atracción hacia algo que no es muy evidente. Morbo es querer acercarse a la caja cerrada de galletas que ilustra mi libro. Nos pasa desde niños. Basta que nos digan que no abramos una puerta para que lo hagamos. Siempre te apetece mirar.
C. ¿Cómo está siendo el 'feed back' con los lectores? T.V. Muy emotivo. Entienden que va más allá de una novela, ya que trata de cómo superar las heridas entre mujeres y hombres. Además, enlaza perfectamente con mi momento actual.
C. ¿Y cómo se encuentra? T.V. Ahora genial. Para llegar a esta playa he surcado muchas tormentas hasta conocerme y saber quién era y qué quería. Creo saber quién soy, pero notaba que no era la percepción que la gente tenía de mí. Eso me hizo parar para observarme y entender por qué daba esa idea. Hoy me gusta, porque se me conoce mejor y con los lectores hay un contacto muy especial. El otro día, unas señoras me dijeron que, ahora, me veían como si fuera en zapatillas, más cercana. Y eso es fruto de este libro. Me he desnudado mucho, pero sin ningún pudor, porque hablo de verdades, por muy imaginarios que sean mis personajes. Hay muchas personas que sienten así. Hay un punto en el que te arriesgas, pero es bueno.
Teresa viejo
C. ¿Qué ha sido lo más complicado de plasmar esta novela? T.V. Escribir en primera persona de un personaje que no eres tú, pero tienes que sentir como ella. Yo nunca haría las cosas que mi protagonista cumple tan arriesgadas, pero hay que contarlo con credibilidad. Es un gran esfuerzo psicológico, ya que hasta hay actos delictivos y llegué a sentir las heridas de Abigail en mi piel. Por eso, sé que es muy duro y respeto a los autores que escriben en primera persona.
C. Pasados los años, ¿qué ha aprendido del amor? T.V. Somos amor y estamos hechos de amor. Si no lo emanamos, vamos a tener malas relaciones con el resto. Pero amor en el sentido más amplio. Desde el que se pone en un plato de cocina hasta el que se deja en una conversación de dos amigas. Todo es amor. Soy un ser de amor.
C. ¿Por qué eligió ese nombre tan de culebrón? T.V. Con mis personajes soy muy intuitiva. Hace años cree un perfil de otro personaje, pero le puse Abigail Torres, porque era una mujer muy aguerrida que aspiraba ser detective y alguien en aquel momento que compartía su vida conmigo me dijo que buscara una mujer como Abigail Rogers, que fue la primera pistolera del Ejército americano.
C. ¿Qué espera después de este libro? T.V. Espero sumar lectores y que se quede un poco de lo que pienso y siento en sus vidas. Quiero que me lean en muchos rincones del planeta y enamorarme de otra historia como esta. Y de la vida. Y de un ser especial.
C. En el amor, se dijo que estaba con el abogado Luis Zarraluqui. ¿Cómo está su relación? Porque había oído que habían terminado. T.V. Soy una convencida del amor y tengo fe muy profunda en el amor. Por eso, no comparto esas frases que dicen que el amor no existe o que a las mujeres no se nos entiende. Para nada. Claro que existe el amor y te cambia para mejor y hace de ti un ser humano extraordinario que espanta a todos los demonios. Lo que pasa es que, a veces, crees que lo tienes y luego resulta que es un sucedáneo, pero no es suficiente. Hay que aspirar al amor con mayúsculas y yo estoy convencida de que existe y lo encontraré y os lo contaré cuando llegue. No tengas duda de ello.
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