Charles Manson, el asesino que se convirtió en 'celebrity'

Dicen que fue el asesino más famoso del siglo XX y, sin embargo, nunca mató a nadie. O, al menos, nunca lo hizo con sus propias manos. Para eso ya estaban los miembros de la secta que creó, una de esas comunas que proliferaron en la California hippy de los 60, llenas de drogas y de ganas de experimentar.

Solo que ellos no predicaban ni la paz ni el amor. Todo lo contrario: ellos se denominaban a sí mismos ‘la Familia Manson’ y creían en la destrucción y en que el apocalipsis estaba a punto de llegar.

Un perturbado embaucador

Todo empezó el 21 de marzo de 1967, cuando Mansonsalió de la cárcel y se instaló en San Francisco. Tenía 32 años y había pasado más de media vida en prisión y en distintos reformatorios por delitos como robo, fraude o proxenetismo. Entre rejas, eso sí, aprendió a tocar la guitarra y se interesó por temas religiosos y filosóficos.

Recursos más que suficientes para seducir a Mary Brunner, primera integrante de ‘la Familia’. Ella trabajaba como bibliotecaria en la universidad de Berkley. Le instaló en su casa y él, en pocos meses, se la llenó de mujeres. Hasta 18 adeptas llegaron a convivir con él, a compartir su cama y a dejarse sorber el seso. Y eso fue solo el principio.

A Manson le sobraba tanto el carisma como las malas ideas. Su capacidad para embaucar afectaba también a los hombres, como le ocurrió a Dennis Wilson, miembro de los Beach Boys, que quedó fascinado por el futuro asesino. Incluso se lo llevó una temporada a su casa, junto a varias de sus mujeres, y grabó algunas canciones con él.

Aunque la broma le salió por más de 100.000 dólares de la época. Dinero que fue destinado a pagar todos los gastos de la panda, incluida la penicilina para tratar la gonorrea que se contagiaban los unos a los otros con bastante alegría y desenfado.

El gran salto ocurrió el 1 de julio de 1969. Ese día Manson intentó asesinar a un traficante de drogas llamado Bernard Crowe. Le disparó y le dio. Creía que le había matado, pero no. Aunque poco importaba: lo ola de crímenes, locura y violencia acababa de empezar.

El 25 de julio, tres miembros de 'la Familia' asaltaron la casa de Gary Hinman. Le retuvieron y torturaron durante dos días. Manson le cortó una oreja. Uno de sus adeptos le asesinó siguiendo las órdenes del gurú.

El 8 de agosto parte de ‘la Familia’ entró en el hogar de Roman Polanski. Él estaba de viaje. Quien sí se encontraba allí era su mujer, la actriz Sharon Tate, embarazada de ocho meses. La acompañaban cuatro amigos. Cuando las víctimas abrieron la puerta y preguntaron a los asesinos quiénes eran y qué querían, uno de ellos respondió: "Soy el Diablo". La última en morir fue Tate. La apuñalaron 16 veces y luego, con su sangre, escribieron "CERDO" en la pared. Manson dirigió y ordenó, pero no llegó a pisar la casa.

Macabro legado

Al día siguiente, mataron al matrimonio LaBianca. Otro festín de sangre con docenas de puñaladas en cada víctima y más pintadas en la pared. Entre los planes de Manson estaba matar a Frank Sinatra, Elizabeth Taylor y Stevie McQueen. Quizá para convertirse él también en una estrella, algo que intentó como músico, pero fracasó.

Solo su detención junto a ‘la Familia’ evitó que los crímenes siguieran. Lo que no pudieron parar fue la fascinación que el asesino continuó ejerciendo. En sus 46 años en la cárcel, concedió entrevistas, inspiró libros y canciones. Miles de cartas le llegaban de sus admiradores.

En 2014 estuvo a punto de casarse con Elaine Burton, de 26 años. Pero la boda no se produjo. Lo que la novia quería era heredar el cadáver para hacerse rica enseñándoselo a los curiosos. Peor era lo de Manson: se creía inmortal y quería que ella le siguiera visitando por toda la eternidad.

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