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Decía María Lapiedra hace unas semanas, cuando comenzó el culebrón a tres bandas con Gustavo González y su marido, Mark Hamilton, como acompañantes masculinos en el reparto, que este último no pertenecía al mundillo y había que dejarlo al margen.
Pues bien, el arquitecto se debió de sentir cómodo en el plató de 'Sábado Deluxe', porque ayer volvió a Mediaset, esta vez a 'Sálvame', para expresar sus sentimientos ante la audiencia y hacer un relato en primera persona del calvario que está atravesando.
"No sé qué hacer, sé lo que hay, pero no sé qué hacer", manifestaba entre lágrimas.mientras Carlota Corredera trataba de ofrecerle consuelo. "Desde verano sé que el matrimonio está muerto", confesaba antes de reconocer que debe "dejarla ir".
Hamilton se sometió a una sesión de 'coaching' con Cristina Soria para que le echase una mano y poder reconducir una situación que ha provocado que acae rompiéndose ante la audiencia. Eso sí, reconocía abiertamente que "necesitaba llorar", como en una especie de purga o de terapia.
Mark se sentía muy dolido por el hecho de que María, después de pasar un fin de semana con él y las niñas, inmediatamente, llamara a Gustavo para quedar. "Esa es la impotencia y la rabia que se llega a sentir por eso. Es una casa familiar para desconectar y me encuentro que es lo que es, y sin esconderse, no se puede tener tan poca vergüenza de irse uno y que entre el otro".
Como ya hizo el fin de semana pasado, sustuvo que tiene la seguridad de que la historia entre Lapiedra y Gustavo no tiene visos de prosperar y convertirse en una relación sólida.
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