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Tenía ganas de esta charla con Langui. Siempre me había parecido alguien muy interesante y ya he comprobado que lo es. La superación en el día a día es su motivación personal y lo ha asumido como una responsabilidad de cara al resto. Es ejemplo para muchas personas que, como él, comenzaron la vida con alguna dificultad frente al resto. Lo conocimos rimando versos, que es como se canta el rap.
Probó el mundo del cine y, en el salón de su casa, tiene dos premios Goya. Da charlas y se baja al barro para ayudar a los que lo necesitan y reprobar a los políticos que lo hacen mal. Un tío de barrio y padre de familia que tenía claro que triunfar, iba a triunfar. Y vaya si lo ha hecho.
Ahí están Rocío y sus hijos, su mayor éxito. Aunque eso sí, el último ha sido como actor en 'Qué baje Dios y lo vea'. Les recomienda la banda sonora de la película para disfrutar mientras leen la entrevista. La ha hecho él.
Corazón ¿Alguien te llama Juan Manuel? El Langui Mucha gente. La gran mayoría, Langui. Pero muchos sí que me llaman por mi nombre real.
C. Y lo de Langui, ¿de dónde viene? E.L. En mi barrio, cuando yo era pequeño, había un amigo de mi padre que se llamaba Matías y tenía el mismo problema de movilidad que yo. A él sus amigos le llamaban el Langui, por lánguido. Yo le veía y alucinaba, porque andaba como yo, era como yo y además destacaba en el barrio porque era de los primeros en hacer baloncesto en silla de ruedas y trabajaba en una radio local. Sin darme cuenta, fue un referente para mí. Y mis amigos me empezaron a llamar así. Cuando empecé en la música, decidí que ese iba a ser mi apodo. Matías pudo ver orgulloso mis primeros éxitos en música y cine antes de morir.
C. Acabas de estrenar 'Que baje Dios y lo vea'. Quién te iba a decir a ti que acabarías haciendo de religioso... E.L. (Risas) La verdad es que sí. Pero te tengo que decir que me ayudó mucho el hecho de que en mi barrio estuviera Julio Yagüe, un párroco al que hemos visto desde muy jovencitos dejarse la piel con todo el mundo. Muy al estilo del padre Salva de la peli. Se metía en el barro si hacía falta para ayudar a quien lo necesitara. Y si había zona chunga, él entraba para montar talleres de música y reconducir a la gente. De los que se remangan. Todo eso lo he tenido muy presente en mi vida y me ha ayudado a preparar el papel.
C. ¿Cómo ha sido trabajar con Karra Elejalde? E.L. Karra (risas). No nos conocíamos y es maravilloso. Su forma de ser me recuerda mucho a mi gente de toda la vida. Mi padre, mis amigos, la gente del barrio. Al poco de empezar el rodaje, me dijo: "Langui, me vengo a tu camerino". Y ahí estuvimos juntos casi todo el rodaje. Es muy activo. Me dijo que él, cuando muera, quiere que en su lápida ponga "Descansan en paz" (risas). Los demás (risas).
C. Lo tuyo con Curro Veláz-quez, el director de la cinta, ¿es ya una pareja de hecho? E.L. (Risas) Espero que sí y no se olvide de mí. Que siga contando conmigo. Hemos trabajado juntos en 'Fuga de cerebros', 'El chiringuito de Pepe' y, ahora, como director en esta que estrenamos. Curro me ha hecho sentir útil en el ámbito profesional desde que le conozco.
C. ¿Si te dicen hace diez años que ibas a ser actor? E.L. No me lo habría creído ni de broma. La música sí, yo tenía claro que iba a triunfar. Supongo que como todos, pero lo de actor no lo habría pensado. Lo primero que me ofrecieron fue ser protagonista de una peli muy conocida que triunfó en las salas. Había un equipo de actores de primera, pero dije que no. No lo tenía claro. Pero al tiempo, Santiago Zannou me ofreció 'El truco del manco' y ahí ya sí.
C. Para cerrar la parte de cine, ¿algo a la vista? E.L. Pues de largos, ahora no. Tengo algo muy bonito que seguro hago este año. Lo he ido dejando pasar, pero de 2018 no pasa. Es un corto que escribí hace tiempo. Se lo di a Santiago Zannou para que lo dirigiese y me dijo que era brutal y que eso tenía que dirigirlo yo. De este año no pasa. Tengo eso y una comedia nueva en Antena 3.
C. Entiendo que dos Goyas abren puertas. E.L. Pues fíjate que, en mi caso, no es así. Esto es una carrera de fondo. Por tener dos Goyas no me han dicho tienes tantas películas cerradas y tantas bandas sonoras. Eso me lo trabajo yo. Es un reconocimiento estupendo para saber que estás haciendo las cosas bien y que es el buen camino, pero no más.
C. En 'Que baje Dios' y lo vea también has hecho la banda sonora. ¿Siempre es un 2x1? E.L. No, ha coincidido, pero no siempre es así. Es verdad que, en este caso, ha sido especial, porque ser parte del elenco lo tenía mucho más interiorizado. Me pasó también con El truco del manco y con El chiringuito de Pepe. Ayuda que estés dentro para componer la banda sonora, pero no va ligado.
C. Hablemos más de tu faceta musical. ¿Qué es eso de MC? E.L. (Risas) Yo hago rap, y el MC es un término americano que define al cantante de rap. Ellos lo llamaron Maestro de Ceremonias, MC. Es el que rima y recita las canciones.
C. Aclarado. Pero para hacer eso hay que tener una buena memoria. Parece que se improvisa, pero tus canciones son tus canciones y las letras son muy extensas. E.L. Lo de ser cantante de rap tiene mucho mérito. Es como los cantautores. Si escuchas a Sabina son párrafos y párrafos contenidos de letra. En el caso del pop, son estrofas y repeticiones de estribillo. Lo nuestro, el rap, está más cerca de los cantautores.
C. Empezaste con La Excepción. E.L. Sí, junto al Gitano Antón. A los 14 años. Queríamos hacer rap, pero con un estilo diferente. Y funcionó. Si te lo crees, acaba funcionando.
C. En casa ¿qué te decían tus padres? E.L. Básicamente: "Juan Manuel no te metas en la música" (risas). Estaban preocupados porque ya lo iba a tener más complicado que el resto por mi dificultad física, como para no estudiar y querer ser músico. Afortunadamente, les convencí porque yo lo tenía muy claro. Pensaban que estaba chalado, pero luego se dieron cuenta que era el camino.
C. ¿En qué punto está el problema de La Excepción con la discográfica? E.L. Sacamos dos discos con una compañía independiente. Firmamos con Warner, pero nos dimos cuenta de que no apostaban por nosotros. Y crecimos mucho a pesar de esa falta de apoyo. Lo hacíamos todos nosotros y La Excepción se puso de moda. Cuando nos quisimos dar cuenta, vimos que llevábamos cuatro años sin cobrar los derechos de autor. Preguntamos en la SGAE y los números eran importantes. Entonces, decidimos que había que pelear contra esas cláusulas abusivas que tiene algunas discográficas. Se quedan tus canciones de por vida y las leyes les amparan. ¡Es una vergüenza! Queremos que se regule. Ahora tenemos la demanda en el Supremo y no vamos a parar. Aunque va muy lento.
C. ¿Volverá La Excepción? E.L. Ahora, con todo esto, no podemos, pero nos encantaría. Hay ganas. Mientras, hacemos otras cosas juntos.
C. También escribes. E.L. Sí, tengo tres libros: '16 escalones antes de irme a la cama', 'Pan Bendito, un barrio con mucha miga' y 'Cómo ser un imperfecto infeliz' (todos de la Ed. Espasa). Dos son casi de autoayuda y el de Pan Bendito es una novela en la que cuento los viajes que he hecho con la música
C. La solidaridad, la reivindicación y la ayuda es algo importante en tu vida. E.L. Sí, mucho. Creo que el mensaje de superación, amor y amistad llega con más propiedad si tú eres el ejemplo. Y yo, teniendo una dificultad añadida, he conseguido muchas cosas. Soy un afortunado, porque hay gente muy jodida y sin posibles. Eso en cuanto a la superación de cara al resto, pero también soy reivindicativo con cosas que son injustas. En mi barrio, Pan Bendito, ves que los columpios están desnudos. Y da igual que esté el PP, que el PSOE, que Ahora Madrid. El grifo de la fuente sigue roto, las canchas no tienen porterías y a las cinco de la tarde no hay luz en los partidos de fútbol. Esa necesidad me hace plantar cara aunque me cierre puertas. Por eso creé A mí no me digas que no se puede, una asociación para ayudar a los niños del barrio.
C. ¿Te han tentado desde la política? E.L. Sí. Varias veces y varios partidos. Sobre todo, cuando llegan las municipales y autonómicas, pero no es mi sitio. No me veo cómodo y más ahora que estoy desencantado de la política y de los políticos.
C. De pequeño tuviste una parálisis cerebral que te condicionó la movilidad. Si dejamos a un lado lo políticamente correcto, ¿cómo definimos tu enfermedad? E.L. A mí me da igual, pero en el entorno en el que me muevo hay gente con mi mismo problema a la que sí le afecta. A ellos y a sus familiares que les cuidan y tiran del carro. Lo que condiciona el término es la intención. Se luchó mucho para que quitasen lo de minusválido. Eso, en sí, es peyorativo. Menos válido ¿de qué? Yo soy muy válido en muchas cosas que tú no lo serás y a ti no te llaman así. Discapacitado. Otra. Que no estoy capacitado, dice la palabra. Pues lo mismo, tú tampoco estarás capacitado para hacer según qué cosas y no te llaman así. Sobra también. Lo importante son las personas. Me jode más la intención que el término. Yo digo que tengo una dificultad.
C. Presentaste la cinta en 'OT'. E.L. Sí, fuimos Joel y yo a que la vieran en primicia. Fue una experiencia muy chula.
C. ¿Irías a 'OT' a cantar? E.L. Por supuesto. Estaría encantado de actuar en OT. Si me llaman, voy.
C. Para terminar. Te han pasado muchas cosas bonitas este año. E.L. Este año ha sido maravilloso. Rocío, mi hijo Hugo y Juanma, que sacan muy buenas notas, mis padres… Y profesional, pues ya ves.
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