Julián Muñoz vuelve a estar pivado de libertad. /
Julián Muñoz se le ha acabado, por ahora, el baile. Su asistencia a fiestas nocturnas, con un vídeo que ha escandalizado a España, le ha costado caro. De momento, quitarle el privilegio de pasar el resto de su condena en casa.
Se cumple precisamente un año desde que, en febrero de 2017, el juez Central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, le concediera esta posibilidad debido a una enfermedad "crónica, irreversible e incurable".
Unas circunstancias que ahora se ponen en duda y que han significado que desde el pasado 29 de enero el exalcalde de Marbella haya reingresado en el Centro de Inserción Social (CIS) Manuel Montesinos y Molina, en Algeciras.
La revocación de este privilegio, que Instituciones Penitenciarias puede cancelar en cualquier momento, está basada en siete razones fundamentales.
Mal uso de la pulsera telemática. El régimen de semilibertad controlada del que disfrutaba Muñoz obligaba al uso de una pulsera que verificaba que permanecía en su domicilio entre las 23.00 y las 06.30 h de la madrugada, de lunes a jueves. Aunque la defensa de Julián Muñoz argumenta que el famoso vídeo no se grabó en una noche que tenía que usar este medio de control, desde Instituciones Penitenciarias confirman que se ha realizado un mal uso del mismo.
Mejora evidente de su salud. El exalcalde consiguió este régimen de semilibertad por "razones humanitarias y dignidad personal" tras el análisis de unos informes médicos que señalaban que padecía una enfermedad que conllevaba "un pronóstico de vida corto". Sin embargo, antes del vídeo, diferentes instantáneas mostraban a un Muñoz bastante mejorado. Por ejemplo, comiendo espetos en el chiringuito Los Ninis, paseando por el Marítimo de San Pedro o tomando el sol al lado de una guapa chica en el Victor’s Beach Bar de la Milla de Oro de Marbella.
Nula intención de pagar los perjuicios. Uno de los puntos fundamentales para conseguir beneficios penitenciarios está en hacerse cargo de la responsabilidad civil derivada de los delitos cometidos: la restitución, la reparación del daño y la indemnización de perjuicios. En este punto se tiene en cuenta no tanto que se pague toda esta responsabilidad sino el esfuerzo reparador realizado por la persona en relación con sus posibilidades. La actitud de Muñoz dista mucho de reflejar un mínimo esfuerzo. Es más, su actitud ha creado una alarma social y con un dinero que todavía no ha sido encontrado.
Una larga condena pendiente. A pesar de ser enjuiciado y condenado en firme por ocho causas, el Tribunal del Caso Malaya fijó en 20 años el máximo de la estancia de Muñoz en la cárcel. La resolución se justificó en base al artículo 76 del Código Penal. Sin embargo, de toda esta condena solo ha pasado en la cárcel siete años y tres meses. El periodo del exalcalde en la cárcel se ha distribuido en 5 años y 4 meses en régimen de prisión cerrada –su primer internamiento fue desde julio de 2006 hasta octubre de 2008; y el segundo desde abril de 2013 a marzo de 2016–. A ello se suman 11 meses en tercer grado en el CIS de Algeciras (marzo de 2016 a febrero de 2017) y último año de semilibertad con la pulsera. Con tan escaso cumplimiento y sin razones claras de problemas de salud, no hay motivos para mantener esta prerrogativa.
No puede esgrimir razones de edad. Aunque por poco tiempo, Julián Muñoz no puede esgrimir todavía razones de edad avanzada. En concreto, el hecho de tener más de 70 años significa la posibilidad de solicitar el régimen de semilibertad. Pero el exalcalde de Marbella cumplirá esa edad el próximo 24 de noviembre
Ningún impacto en su vida social y laboral. Entre las razones por las que se otorga la pulsera telemática está ayudarle a su reinserción laboral y social. En el caso de Julián Muñoz parece claro que, aunque argumentó que ayudaría como cuidador en la casa de Elia, su hija mayor, donde hasta ahora pernoctaba, volver al CIS no supone un gran impacto, más cuando parece que dedica la mayor parte del tiempo a ocio y esparcimiento.
No se le han revocado todos los privilegios. El regreso a un CIS en régimen abierto no deja de ser una situación beneficiosa para Muñoz. De momento, no regresa a la cárcel de Alhaurín de la Torre, sino que lo hace a un centro moderno y con todas las comodidades, donde en su última estancia tan solo dormía de lunes a jueves. El CIS Manuel Montesinos y Molina fue inaugurado en el año 2009, con 8.300 metros cuadrados, una capacidad de 156 habitaciones, superficies descubiertas para uso peatonal, esparcimiento y pista deportiva, y, por supuesto, una zona sanitaria y asistencial con una consulta médica, una enfermería, una farmacia y dos despachos sanitarios, que pueden atender las necesidades de Muñoz, a quien ya se le ha practicado un nuevo reconocimiento médico que marcará su devenir carcelario.
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