Ingvar Kamprad levantó un imperio gracias a su ambición y a su pasión por los muebles. / gtres.

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Así fue la vida 'low cost' del fundador de IKEA, que ha dejado sin herencia a sus hijos

Ingvar Kamprad, fallecido la semana pasada a los 91 años, no era un hombre de grandes derroches. En esto gastaba el dinero el fundador del imperio IKEA.

Comenzó vendiendo réplicas de la mesa de cocina de su tío cuando tenía unos 17 años, aunque con cinco ya distribuía cerillas en los alrededores de la granja donde creció, en un rincón de la Suecia profunda. Su pasión por los muebles le llevó a construir un imperio de más de 300 tiendas repartidas por todo el mundo.

Ingvar Kamprad, fallecido a los 91 años la pasada semana, fue un revolucionario de su época y uno de los últimos millonarios hechos a sí mismos.

El fundador de Ikea, nacido en el seno de una familia humilde, no solía permitirse lujos ni gastos innncesarios, más bien todo lo contrario: vivía como un trabajador de clase media en su sencilla casa de Småland, rodeado de lo básico, excepto por una piscina donde antaño formalizaba contratos con otros empresarios.

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