Encantador y bien educado, el empresario –es propietario del 20% de la sociedad que creó con otros socios para la distribución e imagen de firmas de moda– se encuentra a sus 37 años en uno de esos momentos en los que las cosas parecen ir bien. Aunque es pronto para hablar de planes, lleva saliendo desde el pasado mes de noviembre con Cristina Fontcuberta, pero no sabe si será la definitiva.
Lo que sí tiene claro es que el día que llegue "la mujer que me enamore" celebrará una boda tradicional y por la Iglesia. "Supongo que más reducida que la que tuvo mi hermano Rafa con Laura (Vecino)", dice, y que no alterará el orden de las cosas. "Primero la boda y luego, los niños", confiesa. Atónito por la pregunta, asegura que lo de tener descendencia de otra manera –recurriendo como Cristiano Ronaldo a un vientre de alquiler– es algo "que jamás se me ha pasado por la cabeza".
Hablar de amores con Luis es tirar de hemeroteca y hacer un repaso a su lista de parejas. "Siempre las he dejado yo. Reconozco que es mi problema, que fallo en algo, pero es la pura verdad. Lo que sí ha pasado alguna vez es que después de romper, me he arrepentido pero ya no había marcha atrás", asegura sin querer dar más detalles, que antes que nada es todo un caballero. Por ese mismo razonamiento solo afirma que "sí sé lo que es el amor porque he estado enamorado una vez", pero no da más detalles sobre quién fue la depositaria de ese sentimiento.
El hijo pequeño del duque de Feria y Naty Abascal disfruta recordando la figura de un padre que "siempre intentó evitar que lo pasáramos mal", e incluso les contaba mentiras piadosas. Como el día que Luis llegó llorando a casa cuando se enteró en el colegio de que se iban a divorciar. "Tenía ocho años y fue un 'shock' lo que me dijo un compañero de clase. Al contárselo a mi padre, su respuesta fue que era verdad, que se divorciaban, pero solo por cinco minutos. Tenía una manera de ser muy dulce y era un auténtico buenazo. Es más, cuando vivían juntos en casa, mi madre era la dura con nosotros y nuestro padre, el permisivo", recuerda.
Precisamente por ese afecto que siempre ha tenido hacia un padre que vivió una situación muy desagradable tras pasar un tiempo en la cárcel, su hijo quiso vivir con él una vez fue puesto en libertad. "Es verdad que mi madre nos sacó adelante a los dos con su trabajo y muchos esfuerzos, pero en ese momento necesitaba estar con mi padre y más tras pasar por esa situación en la que estuvo envuelto. Pude disfrutar de él esos años y además, me necesitaba. Mi madre lo entendió ya que siempre ha estado en una postura de colaborar", comenta. De esos años al lado de su padre, Luis guarda recuerdos especiales, además de un extraordinario parecido físico.
"Recuerdo que un día me puse a fumar delante de él y se me quedó mirando fijamente. Le pregunté por qué lo hacía y me dijo que estaba alucinado viendo cómo éramos de parecidos y cómo cogía el cigarro igual que él, y eso que yo había aprendido a fumar sin tenerlo cerca".
El divorcio y luego los problemas y la muerte de su padre hicieron que Rafael y Luis se criaran tutelados únicamente por una Naty Abascal que siempre se esforzó para conseguir que estudiaran fuera de España y alejados de cualquier escándalo. "Mi madre nos educó para que fuéramos conscientes de que nuestra familia paterna nunca nos iba a ayudar por lo que no podíamos esperar nada de ellos".
Precisamente con su tío Ignacio, el duque de Segorbe, es con quien Luis no tiene ningún contacto y sí bastante mosqueo tras prometerle un título de los Medinaceli asegurando que era el deseo de la abuela que ningún nieto se quedara sin nada. "En vida de mi abuela nos comunicó que ya se había firmado el documento para la distribución y que habían elegido el de conde de San Martín de los Hoyos. Cuando falleció mi abuela, nos enteramos que no había hecho nada al respecto, sino todo lo contrario. Se pidió para él todos los títulos a sabiendas de que le corresponden a mi sobrina Victoria, la hija de mi fallecido primo Marco de Hohenlohe, como ha recordado la Diputación de la Grandeza. Yo no he pedido ningún título pero claro que me haría ilusión por lo que supone formar parte de una familia que tiene el mejor archivo de la historia de España", dice tajante. A Luis le hicieron daño los comentarios maliciosos que le acusaban de presumir de lo que no tenía y de ahí su contrariedad.
Muy unido a su madre, de quien reconoce ha heredado trabajar en el mismo gremio, para ella pide "un homenaje por su labor por la moda", y casi exclusividad sentimental para la familia. "No estoy preparado para ver a mi madre enamorada de un hombre. No y no. Mi madre está muy bien con nosotros y no le hace falta nada más", dice sin ningún tipo de duda. Muy apegado a su hermano Rafa, actual duque de Feria, solo lamenta que este viva en Barcelona con su mujer e hijos, ya que no puede disfrutar todo lo que quisiera de los sobrinos. "Soy muy niñero", anuncia.
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