Cuatro estrenó con cierto éxito la edición Gourmet de su 'Ven a cenar conmigo'. Lo que más llamó la atención de su menú de famosos era un ingrediente al que pensábamos que Mediaset era alérgico: Lucía Etxebarría.
Es más, pensábamos que ella también lo era al grupo mediático dados los sarpullidos emocionales que sufrió, y que todos pudimos vivir en directo tras su espantada del 'Campamento de verano' y sus surrealistas coletazos con llamadas telefónicas, con una posterior demanda que la escritora -o lo que sea: ahora resulta que a ella no le gusta que la etiqueten como escritora porque hace muchas cosas… menos cocinar, como pudimos apreciar- ganó y que, lejos de granjearle la enemistad del grupo o de escarmentarla por participar en según qué formatos, ha servido para traerla de nuevo a Telecinco y a Cuatro.
Lucía va de animalista -tanto que no pudo ni tocar el abrigo de pieles de Rappel-, pero la vimos cortar puerros fantaseando con la idea de cortar en juliana a un exmarido y jugar con un cuchillo para apuñalar por la espalda al torero Víctor Janeiro. La mujer que bebe champán orgánico convive con un fantasma que apaga las luces y le tira los libros, no sabemos si a la cabeza.
Ella sospecha que es Gustavo Adolfo Bécquer, cuyo espíritu tal vez sea responsable de susurrarle en sueños los textos de Antonio Colina, que luego ella citó -o plagió según la sentencia- en su 'Estación de invierno'. Lucía, que hace 'grumus' en vez de 'hummus', hizo un menú que Ana Obregón definió como "propio de una mujer 'pretensiosa', que quiere impresionar con las palabras". Otra cosa no, pero impresionar lo hace muy bien…
El renacer de Telemadrid
La cadena pública madrileña ha hecho un esfuerzo ímprobo para salir del agujero en el que estaba sumida. Un agujero económico, ético y de imagen que había llevado a la otrora líder de audiencia a un desprestigio total con ridículos índices, casi marginales. El reto de José Pablo López era uno de los más grandes que ha tenido un directivo de televisión en este país y hay que reconocer la valentía de aceptar los errores cometidos anteriormente para poder reconstruir la credibilidad de la cadena, combinando el fichaje de nuevos rostros para sus informativos con la recuperación de profesionales y formatos míticos.
El cóctel ha ido cuajando. Y más rápido de lo previsto. Desde la valorada retransmisión del Orgullo (Madrid World Pride), con la señal institucional para todo el mundo, hasta ese 'Madrid Directo' que todos recordamos. Telemadrid se está ganando a pulso su lugar en el dial.
Motos y la competencia
Los Javis auparon al 'Hormiguero' a uno de sus mejores datos y Paz Padilla fue a divertirse la semana pasada con Trancas y Barrancas. TVE y Telecinco alimentaron los contenidos del programa estrella de Antena 3.
No es la primera vez. Tampoco será la última. Esta vez le toca de nuevo a la cadena pública protagonizar el 'access time' de la competencia con dos de los rostros más queridos de la pasada edición de 'Operación Triunfo': Amaia y Alfred.
La pareja, representante de España -o, mejor dicho, de Televisión Española- en Eurovisión, visita a Pablo Motos en la que será, con total seguridad, la estrella del minuto de oro del lunes. Si ambos son un filón para atraer a la audiencia, verles en un decorado ajeno al habitual, en otro canal, es motivo suficiente para generar curiosidad. Me parece bien que sea así.
Y que una cadena acepte contar con las figuras de otros programas, entre otras cosas porque el patio audiovisual español no da para mucho: somos los que somos, y no somos tantos. El miedo de las cadenas a hablar (bien) de la competencia es un tanto ridículo. Incluso hemos visto cómo campañas de Mediaset -'La que se avecina' contra 'OT', sin ir más lejos- se les volvían en contra…
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20 de enero-18 de febrero
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