El amargo retorno de Carla Bruni

El pasado 2 de febrero, Nicolas Sarkozy y Carla Bruni celebraron su décimo aniversario de bodas. Su historia de amor llenó las portadas de medio mundo hace una década, cuando decidieron casarse dos meses después de haberse conocido durante una cena y cuando el político apenas llevaba unos meses siendo presidente de la República.

De hecho, en aquella época, se llegó a insinuar que su relación no era más que una gran campaña de marketing. Sin embargo, sobrevivieron a los rumores, a los estragos del poder y tuvieron una hija, Giulia, durante su mandato. El matrimonio abandonó el Elíseo en 2012 y mientras él coqueteo con la idea de volver a aspirar a la presidencia -pero salió derrotado en las primarias de su partido en 2016-, ella permaneció alejada del escaparate público durante una temporada hasta que, el año pasado, recuperó su carrera musical, lanzó entrevistas promocionales y contó que el sexo con su marido sigue siendo "fantástico", que su relación está cimentada sobre una sólida amistad, que Sarkozy le "salvó de convertirse en alcohólica" y que sería capaz de cometer alguna "atrocidad" si él le fuera infiel.

También ha dicho que abandonar el Eliseo fue un auténtico "alivio" para ella. Pero ahora, toda esa estabilidad matrimonial de la que presume constantemente en las redes sociales, podría estar en peligro. Hace unos días, Nicolas Sarkozy era detenido e interrogado durante 25 horas en el marco de una investigación sobre la financiación ilegal de una de sus campañas presidenciales, que el régimen libio de Muammar el Gadafi podría haber financiado con más de cinco millones de dólares.

El horizonte judicial de Nicolas Sarkozy, que ya está oficialmente imputado, podría ser muy complicado de ahora en adelante. Mientras tanto, su mujer sigue adelante de gira de conciertos como si nada ni nadie pudiera amargarle su triunfal retorno a la vida pública. Veremos por cuánto tiempo…

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