En abril...

No hay duda de que en cuanto vemos los primeros rayos primaverales nos animamos a pensar que podemos guardar chubasqueros y sacar esas camisetas que tanto nos gustan. Ganas no nos faltan después de este invierno frío y largo. Pero el calendario nos recuerda el viejo refranero español para que no guardemos los paraguas y pone algo de nostalgia en el parabrisas de nuestro coche. "Lluvias mil". También esas sabias frases en forma de sentencia tajante tienen sus pequeños desajustes, porque creo que en este caso, sí parece cierto eso de que «llueve a gusto de todos»

Esa lluvia tan necesaria para la tierra ya está aquí y cae también purificando el ambiente enrarecido últimamente. Mientras los plazos se acortan, la oposición se frota las manos ante las contradicciones de Cifuentes en un asunto delicado que ha puesto patas arriba el núcleo del Gobierno de La Comunidad de Madrid.

Entretanto, lógicamente, los estudiantes universitarios reclaman su reconocimiento por un esfuerzo en tiempo y dinero con el que no se debe frivolizar. Muchos másteres son la antesala de doctorados que después permiten ser profesores a aquellos políticos que dejan esa carrera. Pero para muchos estudiantes, es la forma de especializarse y una inversión para allanar el ya difícil camino hacia un trabajo digno. Es normal que se reclame seriedad y rigor a la hora de evaluar estos estudios que suponen un gran sacrificio económico para alumnos y familias y dan prestigio a nuestro sistema educativo, que tanto lo necesita.

Sigue lloviendo, como aquel 22 de mayo, cuando se casaron los Príncipes de Asturias... Otro refrán, "boda lluviosa, novia dichosa". Los detractores de nuestra Reina Letizia aprovechan el desatino de Pascua para llenar horas de tertulia con especulaciones que no llevan a ningún lugar. Me llama la atención lo que puede dar de sí ese gesto y pienso en el disgusto que tendrán ambas mujeres. Y hay quien prefiere sencillamente alabar la figura de doña Sofia y destacar su papel en la historia de nuestro país y su lugar como soberana querida y respetada.

Todo se zanja con una aparición pública y mostrando lo que se espera, una abuela feliz junto a sus nietos y una familia unida visitando al abuelo en el hospital. El agua es sinónimo de emociones en el subconsciente, según el neurólogo Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, y parece que tendremos mucho de ello aún, porque queda el deshielo de las montañas.

Mientras Marc Zuckerberg se defiende ante el parlamento norteamericano, pidiendo perdón públicamente por su responsabilidad en la filtración de datos personales de mas de 80 millones de usuarios en Facebook. Ya lo dice el refranero, "a la culpa le sigue la disculpa". Veremos si es suficiente.

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