Cindy Crawford y otras modelos arrepentidas del lado oscuro de la moda

¿A cuánta dignidad hay que renunciar para ser una estrella de la moda? Muchas 'top models' se han hecho esa pregunta en algún momento de su carrera, aunque la mayoría prefiere responderla en privado. Cindy Crawford es una excepción que obedece a una reputación intocable. "He hecho fotos desnuda, muchas.  Solo me arrepiento de aquellas en las que más o menos tuvieron que convencerme. No quiero que mis hijos -Presley y Kaia, recién nacidos para la pasarela- miren atrás y piensen: 'Madre mía, ojalá no hubiese hecho aquello'. Quiero enseñarles que, llegado el caso, tienen que saber decir: 'Me voy de aquí'".

Es probable que el ascendente de mamá les evite enfrentarse a dilemas parecidos, sin embargo esa industria despiadada impone exigencias que no conviene obviar si deseas mantener tu lugar en la cima.

Elle Macpherson vivió su primer embarazo con el temor de no ser capaz de recuperar pronto una figura que había hecho de ella 'el Cuerpo'. Finalmente tardó solo tres semanas en volver a posar. "No fui un buen ejemplo para otras mujeres –reconoció hace unos meses en 'Harper’s Bazaar'–. No lo hice de forma saludable y por eso no lo repetí tras mi segundo bebé. Aconsejo a cualquier madre que se tome su tiempo para recuperarse".

Bridget Malcolm no ha tenido tanto apego a la fama como para soportar los sacrificios de la falsa perfección. A los 15 años fue acogida por diseñadores y marcas como u n nuevo referente de esa belleza escuálida tan apreciada en las producciones de moda. Ser uno de los ángeles de Victoria’s Secret en 2015 y 2016 confirmó que se hallaba entre las elegidas, hasta que hace unos meses anunciaba que abandonaba la profesión, pidiendo disculpas a sus seguidores por haber promovido entre los jóvenes hábitos que ha definido como enfermizos.

"Es algo aterrador. He tenido conversaciones con otras modelos, todas delgadas, que se veían gordas. Es difícil de entender si estás fuera de ese mundo. Ahora me miro en el espejo y veo que soy realmente yo la que se ve reflejada. Por primera vez desde que puedo recordar me gusta mi cuerpo", explicaba la ya exmodelo en sus redes.

Otras como ella flaquearon por el camino, pero lograron resistir la presión con una terapia casi siempre efectiva: la notoriedad y el dinero. Hace tres años el entorno de Kendall Jenner daba por seguro que la joven del clan Kardashian renunciaría a las pasarelas hastiada de una vida sometida a las dietas escasas y el ejercicio intenso. Sus ingresos el pasado año fueron de 22 millones de dólares -17,78 millones de euros-, lo que la convierte en la modelo mejor pagada del mundo y, aparentemente, en una mujer encantada con su carrera.

Victoria's Secret

También parece estarlo la madrileña Blanca Padilla a pesar de que mostrara hace algún tiempo su preocupación porque en su negocio abundaran los trastornos alimenticios y el abuso de las drogas y el alcohol. "La mayoría de nosotras tiene que ajustarse a las medidas porque de lo contrario no conseguimos el trabajo", remató en otra entrevista alimentando una imagen de modelo subversiva que ha olvidado tras su éxito en el último desfile de las diosas de la lencería: "Victoria’s Secret es una oda a la mujer segura de sí misma", afirmaba.

Mucho más difícil resulta olvidar cuando en el camino te han robado la inocencia. Cameron Russell, otro ángel de Victoria’s Secret, lleva años denunciando los abusos sexuales que han padecido decenas de compañeras: "En muchas ocasiones me han llamado feminista por denunciar tocamientos no deseados, azotes, pellizcos, presiones para tener citas, llamadas telefónicas y mensajes de naturaleza sexual".

La española Minerva Portillo conoce bien ese rostro infame de la profesión por haber sido víctima del fotógrafo Terry Richardson, hoy ya vetado por la industria. Fue el final de la carrera de Minerva. Otras pagaron el peaje y continuaron adelante. Parece que para ser modelo, además de belleza, conviene tener una memoria frágil.

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