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Miguel Abellán: "Me gustaría ser padre, pero mi chica aún no está preparada"

Hablamos con el torero Miguel Abellán en nuestra sección 'Corazón solidario'.

Ana García Lozano
Ana García Lozano

Lleva 20 años en los ruedos, pero Miguel Abellán no solo centra sus esfuerzos en enfrentarse al toro y salir por la puerta grande, también en ayudar a todo aquel que le pide que eche una mano por una buena causa.

Charlamos con él de solidaridad, pero también de su vida personal y profesional.

  • Corazón Miguel Abellán, además de ser ese torero al que todos conocemos, es un hombre socialmente comprometido. No hay más que ver la cantidad de causas con las que colabora. Quizá es que no sabe decir que no… Miguel Abellán La verdad es que vengo de una profesión en la que ser generoso es lo normal, lo habitual. Creo que soy quien soy gracias a que, en su momento, a mi padre le organizaron dos festivales benéficos. No puedo olvidar que, con 32 años y cinco hijos, le amputaron una pierna y, gracias a la generosidad del mundo del toro, consiguieron coger un poquito de oxígeno y lograron sacarnos adelante. Por eso, llevo en el ADN la obligación de colaborar siempre que me lo piden. Y además, lo hago de mil amores.

  • C. Se vistió de mujer contra la violencia machista. M.A. Recuerdo que aquella fue una acción contra el maltrato a la mujer y cuando me propusieron colaborar, es que ni me lo pensé. Tengo tres hermanas y una madre a las que adoro, y me parece una aberración total que haya hombres que pongan la mano encima a una mujer. Viniendo de una profesión tan machista como la mía, me parecía que tendría mayor eco el hecho de que un torero pudiera vestirse de mujer, maquillarse… Me encantó la experiencia porque me permitió poner mi granito de arena en una causa como esta.

  • C. Ha participado en subastas solidarias para Mensajeros de la Paz. M.A. El Padre Ángel es una persona maravillosa de la que todos deberíamos aprender. Mi amiga Marisa lleva años colaborando con él, organizando subastas solidarias. Yo he pujado en todas y de hecho, la puja más alta fue la mía, el año pasado, por una escultura de una maja desnuda de Blanca Cuesta, que alcanzó la cifra de 7.500 euros. Todos los años lo hago, pero no para hacerlo público. Lo hago desde que empecé a ganar mi primer dinerillo como novillero. Recuerdo que vaciaba la furgoneta, la llenaba de juguetes y me iba a los hospitales para repartírselos a los niños. Y sigo haciéndolo. Algunas acciones son noticia, otras no, pero considero que soy un tío afortunado y le debo mucho a la vida.

  • C. Ha servido jamón y cantado flamenco, junto a otros compañeros, en el Rastrillo solidario de Nuevo futuro. M.A. Ahí es que nos venimos muy arriba. (risas). Nos ponemos el delantal, servimos copas, recogemos mesas, atendemos a los comensales, bailamos, cantamos, contamos chistes… Me encanta compartir ese día con mis amigos: Francisco Rivera, Fonsi Nieto… Una lista de toreros y rostros conocidos que, una vez al año, nos ponemos el mandil y damos lo mejor de nosotros.

  • C. Hasta se ha atrevido a cortar el pelo por el cáncer de próstata. M.A. Hemos hecho varias acciones con la Clínica Anderson de oncología y la peluquería Marco Aldany. Cortamos el pelo a familiares de enfermos de cáncer que están pasando por una situación delicada. El cáncer es una enfermedad que necesita mucho del revulsivo emocional.

  • C. Niños, mujeres, discapacidad… No se le resiste ninguna causa. M.A. Los más indefensos son los niños. El ser humano tiene muchas virtudes y defectos, pero los niños son ángeles. Que sufran y que padezcan situaciones delicadas me toca bastante, porque les veo con una vida larga por delante y con tanta dependencia… Por ley de vida, sus padres, sus mayores, faltarán algún día y ellos están tan desprotegidos...

  • C. Todos tenemos una obligación social, seamos o no conocidos. M.A. A veces nos preguntamos: ¿y yo qué puedo hacer? No siempre consiste en donar dinero o en prestar tu imagen. Cualquier momento del día es bueno para echar un cable. Me hace gracia que ahora nos hemos vuelto todos animalistas desaforados. Yo soy un amante del mundo animal y un animalista activo, pero la posibilidad de colaborar con las personas me parece más potente. Hay que ayudar al vecino, a tu tío, a tu abuelo… Nos hemos vuelto un poquito despegados. Me falta algo más de sensibilidad en el ser humano, que nos queramos más, que preguntemos: "¿Qué tal estás?, ¿en qué te puedo ayudar?".

  • C. No hacen falta grandes acciones. M.A. No es necesario irse a África, ni donar dinero. A veces, con un simple gesto se puede hacer muy feliz a mucha gente.

Vengo de una profesión en la que ser generoso es lo normal"

  • C. Cuando quedamos para esta entrevista, me pidió que la hiciéramos en la empresa de su amigo Nacho Luna, Moon Diamonds, ¿por qué? M.A. Pues porque también realiza muchas acciones solidarias y juntos colaboramos en todo lo que podemos. Queremos donar un diamante negro para subastar en vuestra gala solidaria.

  • C. ¡Qué maravilla! ¡Gracias! M.A. Y me ofrezco para ayudar en la subasta.

  • C. Le tomo la palabra. Cambiando de tema, lleva 20 años ya como torero... M.A. Parece que fue ayer cuando el maestro José Mari Manzanares y Enrique Ponce me dieron la alternativa en Alicante. Si cierro los ojos, tengo la sensación de que les estoy viendo… Estoy muy agradecido a la profesión y a todos los que han hecho posible que yo haya llegado hasta aquí. Es cierto que he sufrido mucho, porque he sido un torero muy castigado por los toros y por qué no decirlo, también por las empresas. Pero el balance es positivo, porque si me dicen cuando empezaba que iba a conseguir abrir la puerta grande de Madrid, triunfar en Sevilla, Pamplona, Bilbao, viajar a Sudamérica, ser respetado y admirado por mis compañeros, por la afición, por la prensa… ¡He conseguido tanto!

  • C. Además, también se divierte. Hay muchos compañeros suyos que viven solo para su profesión. M.A. Es que yo me considero un disfrutón y siempre que me han invitado a hacer algo distinto, me he tirado a la piscina…He hecho 'puenting', me he tirado en paracaídas...

  • C. Antes hablaba de lo mucho que le habían castigado los toros, hay quien dice que las cicatrices son las costuras de la memoria. ¿Recuerda cada uno de los momentos en los que se cosieron las suyas? M.A. Tengo el cuerpo lleno de costuras y cada vez que me veo en un espejo recuerdo lo que me ha costado llegar hasta aquí, que no somos nadie, que todos hemos venido desnudos y que nos iremos con las manos vacías.

  • C. ¿Corren buenos tiempos para su profesión? M.A. No son buenos tiempos para nadie, evidentemente para mi profesión, que es un tanto delicada de entender, tampoco, porque en una sociedad en la que nos hemos vuelto tan ‘pijos’, la asociación entre la vida y la muerte todavía no la entendemos. Sé que cuesta entenderlo, pero los toreros no tenemos un defecto mental ni nos gusta la sangre o el maltrato animal. Todo lo contrario, entendemos la profesión como el mayor intercambio que puede tener un ser humano con un animal: la vida. Yo entrego mi vida al toro y el toro termina entregándome la suya. Casi siempre vence la inteligencia del ser humano frente a la fuerza bruta del animal, pero también hemos visto cómo algunos compañeros han perdido la vida, como Víctor Barrio o Iván Fandiño… No son buenos tiempos prácticamente para nadie, tampoco para nosotros.

  • C. He observado que, últimamente, aquel que le hace una entrevista está empeñado en hacerle padre... M.A. Ya, igual es que se me pasa el arroz, (risas). A mí me gustaría ser padre, pero Bea, mi chica, todavía no esta por la labor, habrá que esperar un poquito más.

  • C. ¿Cómo se ve en un futuro? M.A. Con hijos, en el campo y retirado. Ese es uno de mis anhelos, que no haya nada más importante que dedicar mi vida a educar a mis hijos. Pero, de momento, habrá que esperar.

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