Tiene el estreno de una película, una serie y un disco en preparación para septiembre, pero ni atisbo de estrés. Leonor Watling ha aprendido a vivir el momento y disfrutar del presente.
Madre de dos hijos y feliz junto a su pareja, el músico Jorge Drexler, Leonor se sincera con la misma elegancia con la que posa delante de nuestro fotógrafo. Da gusto hablar con ella y entender cómo hay quien sabe conciliar la fama con una sencillez digna de admiración.
Corazón Ha sido una de las elegidas, junto con el fotógrafo Outumuro, como embajadora de Bravos Book Selection, el proyecto cultural de Gran Meliá. ¿Nos explica en qué consiste? Leonor Watling Me pidieron unas recomendaciones de libros para los huéspedes de estos hoteles durante su estancia en los mismos. Mi elección ha sido muy personal ya que he pensado primero en lo que a mí me gusta ver cuando viajo. La norma exigía que fuera un autor español y una obra que no estuviera descatalogada. Me he puesto en la piel de los que viajan y apenas tienen tiempo de ver las ciudades, porque me suele pasar mucho y por eso he elegido dar una visión de la España conocida y la que no se ve tanto
C. ¿Y usted qué tal lleva lo de tener que estar viajando por cuestiones de trabajo? L.W. Soy de las que les da pereza salir pero luego estoy encantada. El arranque me cuesta, incluso cuando estoy en un hotel me quedaría allí. Me cuesta el tránsito, pero viajar enriquece.
C. ¿Acaba de terminar una serie que en breve veremos en Mediaset, una película, sale disco nuevo en septiembre... ¿Hay tiempo para todo? L.W. Me organizo con ayuda, complicidad y sentido del humor.
C. ¿Así en todo? L.W. Bueno, soy bastante caótica. Mi hermana era la ordenada en la herencia genética. Soy caótica incluso en lo que viene por delante. Cuando veo un calendario lleno de citas y planes me agobio y solo quiero saber lo que tengo que hacer al día siguiente. Solo me centro en el aquí y ahora.
C. Eso es vivir el presente. L.W. Es verdad que a la hora de organizarse puede parecer un desastre, pero es mi manera de no estresarme.
C. ¿Lo aprendió a base de sufrir agobios o viene de serie? L.W. Creo que hubo un momento en que ya no me daba la cabeza para pensar más allá y por eso te empiezas a centrar en lo inmediato.
C. Tiene dos hijos, el mayor de nueve años, y suerte de no vivir aún la adolescencia. ¿Cómo es a la hora de educarlos? ¿Predomina su lado británico o puede el español? L.W. Les educo en el respeto, en el humor, ya que es muy sano saber reírse de uno mismo y de las cosas que pasan en la vida, y por supuesto, en la curiosidad. Tienen la suerte, al igual que me paso a mí, de venir de una mezcla y eso te facilita tener más información y varios idiomas. Mi educación fue muy parecida. Mi casa era de educación británica en modales, pero de mucho respeto y humor. Tengo tres hermanos y mis recuerdos de la infancia son muy divertidos.
C. ¿La felicidad ayuda a la hora de interpretar? L.W. La felicidad o la tristeza no tienen tanto que ver. Sí lo tiene lo que se conoce como la depresión del éxito, que la sufres tras un triunfo y que nadie de tu entorno comprende. Tienes todo lo que anhelabas y no eres feliz. Es de lo que más abunda hoy en día. Por eso ni la tristeza ni la alegría tienen que ver más que con los pequeños detalles de la vida. Además los actores vamos a la escuela precisamente a entrenar los sentimientos y saber empatizar con tu personaje pero también a aprender a desconectar cuando se acaba.
C. En su gremio las norteamericanas alzaron su voz este año con el 'Me Too'. ¿Las actrices españolas no están aún preparadas para hablar? L.W. No lo sé. Lo que más me interesa de ese movimiento es que no se quede en una anécdota de una profesión y se convierta en algo atractivo únicamente para los medios. Seguramente donde menos ha pasado el Me too es en el cine. Ocurre en todas las profesiones ya que solo tiene que ver con el poder. Estoy esperando a que se traslade a todos los sectores. Un productor de cine americano puede ser superpoderoso pero el encargado de un supermercado también con las empleadas.
C. En septiembre lanza su próximo trabajo musical. Sigue fiel a su dualidad como actriz y cantante. ¿Ya sabe qué es lo que más disfruta. L.W. Es curioso, porque cuando más escribo es cuando estoy rodando. He estado dos años de gira con Delicatessen y no me salía ninguna letra de canción y me pongo a trabajar en mi siguiente trabajo como actriz y surge la inspiración. La música va mas allá de todo y aunque sea una vida dura, también es más compatible con la familia. Al final no podría renunciar a ninguna de mis dos facetas.
C. Encima tiene en casa a un grande de la música como es Jorge Drexler. ¿Suele recurrir a él? L.W. No trabajamos nada juntos. Nos enseñamos cosas, claro, pero siempre con mucho respeto porque cada trabajo sale de lugares tan distintos... Es un consejero maravilloso cuando tienes dudas, tanto conmigo como con otros músicos, pero intentamos no mezclar.
C. Llevan 12 años juntos. Supongo que las cosas no serán igual que el primer día. L.W. Y tanto que no. Lo que es un misterio es saber por qué las parejas duran cuando lo normal sería que no fuera así, ya que somos seres distintos en continuo movimiento. Pero seguir teniendo amor, complicidad y deseo, como nos ocurre a nosotros, es una suerte.
C. O quizá fruto del trabajo. L.W. Creo que hay mucha suerte. Es como la genética, otra suerte. Incluso cuando pasas momentos de crisis y logras superarlos porque los dos estamos de acuerdo. Dicho lo cual no me parece un fracaso cuando una pareja rompe. Un fracaso es otra cosa, no veo normal poner fechas en la vida. Pienso que no hay nada seguro y cuando crees que sí, es cuando te pasa algo. Al final es un milagro estar juntos cada día.
C. ¿Le divierte que la consideren un icono erótico? L.W. Hombre, como etiqueta me parece bonito. A veces cuando lo oigo me resulta gracioso, pero también es verdad que la imagen que ofreces tras una sesión de fotos trabajada no es la misma que la realidad, y de ahí pueden venir esas etiquetas.
C. ¿Le molestan los piropos? Ahora hay quien lo considera hasta acoso. L.W. Claro que me gustan. Lo más bonito que he leído al respecto es que la seducción tiene que ver con mirar al otro. El sentirse con derecho a decir lo que quieras también te permite reaccionar como quieras. Todo depende de cómo se mire y cómo te encuentres en ese momento. Hay que saber encajar los piropos en la circunstancia adecuada.
C. ¿Cómo la seducen a usted? O mejor dicho, ¿cómo la han seducido? L.W. Con admiración, inteligencia humor, ser buena persona, tener un buen fondo.
C. ¿Y la belleza y el poder? L.W. Yo diría el poder bien entendido. La seguridad que alguien transmite es muy atractiva y eso se puede ver solo por la forma de sentarse cuando entiendes que es dueño de sí mismo. Eso sí me atrae, pero no la posición social u otro tipo de poder.
C. ¿Cuáles son sus ambiciones a día de hoy? L.W. Disfrutar de lo que vaya pasando y poder seguir haciendo lo que me gusta.
C. ¿Qué consejos repite usted a sus hijos? L.W. Desarrollar la empatía y no mirarnos tanto a nosotros mismos, que eso es un problema de las redes sociales. No presentarte al mundo como no eres, porque serás infeliz. Ser honesto.
C. ¿Cómo le gustaría verse de aquí a 15 años? L.W. Viva.
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