El medio ambiente sigue siendo casi su monotema y ahora la actriz Elsa Pataky se presenta como la auténtica luchadora contra el plástico.
Aprovechando uno de sus numerosos pasos por Madrid, a pesar de que está afincada en Australia junto a su marido y sus hijos, hablamos con ella largo y tendido de sus proyectos y de esa vida familiar.
Corazón Regresa como madrina de la nueva colección de la firma de calzado Gioseppo, con la que lleva ya más de tres años de colaboración. Elsa Pataky La nuestra ya es una relación de amistad dado que es una empresa muy familiar y eso la hace muy cercana. Además están muy involucrados con el cuidado medioambiental. Tienen una fundación que cada año colabora con una causa y ese empeño en ir haciendo retos para conseguir un mundo mejor hace que me implique de lleno sin olvidarme por supuesto de la creatividad que tienen en sus diseños.
C. Últimamente siempre la escucho hablar de su preocupación por el medio ambiente en grandes titulares. ¿Cómo es su lucha en el día a día? E.P. Tienes que acostumbrarte a una serie de cambios ya que las cosas pequeñas son las que suman. Mi obsesión actual es con los plásticos, que se están cargando la fauna de los océanos y por eso he dejado de comprar botellas de agua y he vuelto a las de metal. No imaginas el daño que hacen esas botellas ya que el plástico es indestructible. En casa todos llenamos nuestros botes de metal o el cristal para la leche, así como los paquetes biodegradables y, por ejemplo, nada de bolsas de plástico en la compra. Si todos hiciéramos este esfuerzo, el cambio sería radical porque no imaginas los cientos de años que dura el plástico y la toxicidad que desprende cuando se quema. Los juguetes de mis hijos son de madera, salvo los ositos de peluche claro. Intento concienciar a la gente de la importancia de los océanos, de cómo hay que proteger cada vez mas áreas cerca de las playas y de la sobrepesca, que a este paso no va a quedar ni un pez en 50 años.
C. ¿Sigue con su alimentación sana que practicaba en el Sha (Wellness)? E.P. Lo que allí aprendí me ha servido durante muchos años para cocinar y vivir. Cuando viajas, es muy complicado llevar ese estilo de alimentación a rajatabla, pero en casa sí me organizo mejor, aunque no soy radical en nada. La carne la he reducido a un día cada dos semanas y, por supuesto, no tomo lácteos ni azúcares y sí muchos vegetales e hidratos de carbono.
C. Su vida familiar desde fuera se ve idílica. ¿Es así la realidad? E.P. Es la vida de mis sueños y lo que siempre me habría gustado para mis hijos, incluso para mí de niña. Poder criarte rodeado de naturaleza y entre animales es un lujo, al menos para mí, que disfruto estando descalza, haciéndole las camas a mis caballos, llenarme de barro, ver a mis hijos correr libres y sin peligros... Es una vida que me apasiona, pero hay gente que viene y a los dos días necesita volver a la ciudad, aunque hay más que se enganchan que no. Vivir al lado de la playa, con una temperatura buenísima, siempre es una maravilla y es lo mejor que les podemos dar a nuestros hijos. Además, ahí la alimentación es muy sana.
C. Días atrás, declaraban en una revista australiana que el matrimonio no es tan perfecto como parece. E.P. Llevamos ocho años juntos y si fuéramos perfectos, seguramente sería un aburrimiento. Todo el mundo tiene sus peleas y diferencias, sus altibajos... No son problemas serios, pero somos humanos y nos pasan las mismas cosas que a tantas parejas. El matrimonio hay que trabajárselo, hay momentos de peleas, claro, pero también hay que acoplarse y los niños muchas veces también se estresan. Por eso, cuando me preguntan si es tan perfecto, contesto que soy tan humana como el resto.
C. ¿Peleas? La verdad es que no la imagino peleándose... E.P. Tengo mi genio. Ahí me sale mi carácter español. Chris cuando me ve así siempre dice: «Ya está la latina». Y lo cierto es que, tras el pronto de genio inicial, a los cinco minutos ya se me ha olvidado. Los australianos son mucho más tranquilos y se toman la vida con calma. Incluso cuando las madres explican las cosas a los niños, lo hacen de una manera más tranquila que las españolas, que somos más temperamentales y apasionadas, y a eso también tuvo que acostumbrarse Chris, puesto que era algo nuevo para él. Hay que acoplarse como pareja y acostumbrarse a lo bueno y malo de cada uno.
C. ¿Qué cree que tienen de españoles sus hijos? E.P. Yo les hablo en español al igual que mi hermano y mi cuñada, que viven cerca, y la cuidadora. También conocen nuestra comida porque les encanta la tortilla y el jamón, pero es verdad que ahora deseo que pasen mas temporadas en España porque no hablan bien el idioma y quiero que conozcan y tengan arraigo con sus raíces maternas.
C. Un matrimonio de artistas siempre es complejo, dada la singularidad de sus profesiones. E.P. Es verdad que nuestro trabajo es muy inseguro porque nunca sabes lo que te va a pasar mañana y, evidentemente, eso crea presión en la pareja y familia. En nuestro caso, somos afortunados porque los dos, dentro de nuestras posibilidades, hemos trabajado mucho.
C. ¿No hay celos profesionales entre ustedes? E.P. Para nada. Nos admiramos y respetamos.
C. Ahora usted rueda una serie para Netflix. E.P. Sí, además el rodaje es cerca de nuestra casa, por lo que no he tenido que mover a los niños de colegio y eso ha sido también muy importante para mí, dado que no podemos hacerles viajar tanto. Ha sido un trabajo caído del cielo que ha llegado en el momento oportuno ya que los chicos van al colegio y tengo más tiempo. Además, también tengo la suerte de que soy la segunda protagonista y no tengo que rodar a diario.
C. ¿Habrá más niños? E.P. No, no. Seguro que no. Ahora he empezado a tener más tiempo con mi marido, salimos al cine, a cenar y hemos recuperado la vida del principio. Estamos disfrutando el uno del otro mucho y empezar con otro bebé no nos dejaría vivirlo. Tenemos tres hijos y es la cifra que siempre quise.
C. ¿A corto plazo cree que cambiarán de país? E.P. No. La idea es que Australia sea siempre nuestra base.
C. ¿Y no tiene casa en España? E.P. Tengo en Madrid mi apartamento de soltera y lo uso cuando vengo, pero sería incapaz de volver a vivir en una ciudad. Además, el interés mediático que hay aquí en Australia no lo sentimos y por eso es nuestro paraíso. Podemos llevar una vida normal ajena a las miradas o fotos. Nuestra vida es más normal que cuando vivíamos en Los Ángeles y para nuestros hijos es mejor así.
C. Su ausencia en la última alfombra roja por donde desfiló su marido ha generado ciertos rumores de crisis. E.P. Justo ese día estaba trabajando en la serie, se me ocurrió hacer una broma en mi red social y parece que hay quien la ha malinterpretado, pero te aseguro que fue solo un chiste. Si tuviera problemas con Chris, te aseguro que no haría ni medio comentario en las redes sociales.
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20 de enero-18 de febrero
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