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No son buenos tiempos para Arantxa Sánchez Vicario a la que, hace tan solo unos días, le daban el primer revés judicial en su proceso de divorcio con Josep Santacana. Mientras que ella prefería que todo el asunto se llevase en Estados Unidos, él pidió que se resolviera en España que, parece, es lo que sucederá finalmente.
Sin embargo, este fin de semana se dio un baño de masas en Francia. En París. Más concretamente en la pista central de Roland Garros. Allí, la barcelonesa tenía que entregar el trofeo a la ganadora femenina - Simona Halep-. Lo hacía nada menos que dos décadas después de ganar por última vez sobre su tierra batida.
El público, que sabe que Arantxa también es historia de este Grand Slam, no dudó en dedicarle una sonora ovación que hizo que, incluso, se emocionara.
Sin duda, una especie de bálsamo para ir digiriendo el trago y para que la espera hasta que firme el divorcio se le haga todo lo llevadero que es dar un paso de estas características.
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