Poldark vuelve a quitarse la camisa

‘Poldark’ se estrenó en España en 1979. La serie era de 1975. Con la nueva versión, tan entretenida como la original y con gente más guapa, vamos un día después que en la BBC. Ya tenemos aquí la cuarta temporada de ‘Poldark’ (MovistarSeries). Dejamos la anterior con una agridulce escena de Ross y Demelza en la cama vislumbrando su futuro. Recordemos que Demelza se había acostado con Hugh Armitage (Ross lo hizo antes con Elizabeth). Hay asuntos peores, como el poder del malísimo George Warleggan en Cornualles. Ross debe defender a su gente de la influencia del cacique, lo que le hace meterse en política.

Por otro lado, hay que tranquilizar a los fans. En la cuarta temporada, Ross Poldark aparece sin camisa. Karen Thrussell, productora ejecutiva, ha tenido que salir a decir que no son escenas gratuitas que cosifican al hombre, que en las novelas de Winston Graham Ross nada en el mar. Y no va a ir vestido. Aceptamos que lo exija el guión. Porque lo exige el espectador.

La Fundación Banco Santander editó hace un tiempo ‘El camino es nuestro’, con textos de Elena Fortún y Matilde Ras, que vivieron un amor con muchas sombras pero excepcional y profundo. Ambas escritoras integran la primera generación de feministas con conciencia de grupo. Eran amigas y admiradoras mutuas desde los tiempos del Círculo Sáfico de Victorina Durán, antes de la Guerra Civil. El volumen glosaba su figura, su obra y la relación entre las dos escritoras.

La editorial Renacimiento recupera ahora el ‘Diario’ de Matilde Ras, una obra que leyeron cuatro gatos cercanos en su momento. Un libro lleno de amigos, soledades y la Lisboa de los 40, ese islote durante la guerra mundial al que todo el mundo que huía quería llegar. Un viaje literario de la mano de una mujer extraordinaria y ninguneada precisamente por ser mujer. Un ejemplo magnífico de literatura autobiográfica.

La película más sorprendente en la nueva y nutrida remesa de películas de miedo es ‘Hereditary’ (estreno 22 de junio), que viene promocionándose como la nueva ‘El exorcista’. Desde luego, la niña Milly Shapiro es más inquietante que Linda Blair. Una familia descubre que, además de una casa, la abuela muerta les ha dejado muchas más cosas. Todas extrañas y escalofriantes.

El primer largometraje de Ari Aster anda en la órbita de ‘It follows ‘ o ‘Déjame salir’ (a su director le gusta decir que también de ‘Amenaza en la sombra’). De lo que más se habla, además de calificarla de obra maestra del terror, es de que ver la original ‘Hereditary’ es una de las experiencias más escalofriantes de las últimas décadas. Con unas imágenes de horror difíciles de olvidar. Avisamos para verla y para no verla.

William Somerset Maugham tenía el don de escribir. El escritor británico, uno de los autores más importantes del siglo XX, era también el perfecto ejemplo de novelista rico y famoso desde los 23 años. Sus textos siguen teniendo el valor de la literatura, aunque al final de su vida (y mucho antes) viera con amargura que ya no se le reconocía. Cuando César González-Ruano lo entrevista en 1954 en el Ritz de Madrid, señala el desprecio finolis de los círculos intelectuales que, como mucho, le reconocían su amenidad (la amenidad de ‘Servidumbre humana’ o ‘El filo de la navaja’).

La nueva editorial Hatari Books publica ahora ‘Recordando al Sr. Maugham’, el libro que su amigo Garson Kanin escribió en 1966, un año después de su muerte, un poco a la manera del ‘Cuaderno de un escritor’ del propio W. Somerset Maugham. Pero es mucho más entretenido. Una muestra divertidísima de la vida del escritor al que odiaban Dorothy Parker y Virginia Woolf. Cuenta Kanin que era tartamudo y contrató a Lionel Logue, el profesor australiano que ayudó a Jorge VI. Y le sirvió. Un poco. Al menos pudo grabar algunos de sus cuentos para la radio.

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