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Este lunes se cumplen 14 años de la muerte de Carmina Ordóñez. " No voy a llegar viva a los cincuenta", era una frase que repetía en muchas ocasiones en los medios. Y como si de una premonición se tratara, la hija del torero Antonio Ordóñez fue hallada muerta en su domicilio de Madrid un caluroso mediodía del 23 de julio de 2004. El cadáver presentaba un golpe en la cabeza, por lo que la policía concluyó que Carmina pudo resbalar en la ducha. Se descartó cualquier tipo de muerte violenta y el informe de la autopsia no se hizo público por expreso deseo de sus tres hijos: Francisco, Cayetano y Julián.
La muerte de la ‘divina’, como cariñosamente la llamaban las revistas y programas de televisión, conmocionó la prensa rosa. Por aquel momento, colaboraba como tertuliana en el programa A tu lado de Telecinco, tras haber pasado un duro proceso de desintoxicación. Pero los medios prefirieron que pasara a la posteridad con su genialidad, como la niña bien que fue, la primera esposa del torero Paquirri con el que se casó antes de la mayoría de edad, a pesar de la oposición de sus padres. Siempre hizo lo que quiso o, al menos, era lo que hizo ver de puertas hacia fuera. Sus hijos, sobre todo Julián Contreras, aún siguen sin recuperarse de su pérdida. Él vivió el declive de su madre en primera persona y le ha costado años de depresión que ahora confiesa en Cuando el fracaso es un éxito (Editorial Samarcanda), que acaba de publicar. Un libro donde el hijo de Carmina Ordóñez y Julián Contreras cuenta con crudeza, y sin rodeos, los episodios más amargos de su vida que le llevaron a sumirse en una depresión a finales de 2014 y de la que pudo salir dos años más tarde.
Carmina Ordóñez junto a sus tres hijos. /
Su testimonio fue uno de los pilares de la tercera entrega de 'Lazos de Sangre' que se emitió este jueves noche en La 1 de TVE. Además de su voz, se pudo escuchar a Antonio Rivera, hermano de Paquirri, y a la viuda de Ordóñez, Pilar Lezcano. Esta última llevaba años sin hablar y retrató a una familia unida gracias a su marido, que ejercía de padre y abuelo. "Ellas eran magníficas madres, pero Antonio era el paragüas. Todos los veranos nos llevábamos a los niños a Ronda", confesaba Lezcano. Quien también quiso recordar el sufrimiento del abuelo durante casi cuatro años por el tema de la herencia de sus nietos. " Antonio peleó muchísimo con los albaceas. Aborrezco a la gente que no tiene ética, no es honesta, no es honrada...", confesó la viuda refiriéndose indirectamente a la tonadillera. Del reparto se encargó Ramón Calderón, abogado y expresidente del Real Madrid, al que el torero nombró su albacea. Arroja en su testimonio un dato revelador: la fortuna del torero ascendía por aquel entonces a seis millones de euros. El hermano de Paquirri tiene un puente con Isabel Pantoja y le anima a devolverle los objetos del torero que aún hoy siguen en Cantora y que, más allá del valor económico, prevalece el sentimental. El reparto otorgó un 45% de la herencia a Isabel Pantoja, un 40% a Francisco y Cayetano, y un 15% para su padre y sus hermanos.
Cinco años después de su separación de Paquirri, Carmina volvió a casarse con Julián Contreras en una ceremonia civil en Miami. Julián era compositor y cantante pero su profesión apenas le dio para vivir. Juntos tuvieron a su hijo, Julián, en 1984 y, cuatro años más tarde, celebraron una boda religiosa en Madrid con Lolita y Fran, el hijo de Carmina, como padrinos. Pero la historia de amor, tampoco tuvo final feliz y, en 1994, decidieron ponerle fin y separarse.
Su tercer y último marido fue el bailarín Ernesto Neyra. Se conocieron en El Rocío, celebrado en mayo de 1997, y pocos meses después decidieron darse el "sí, quiero" por lo civil. La unión duró solo dos años, pero dejó huella en Carmina durante años. Esta le acusó primero en un plató de televisión de malos tratos físicos y psicológicos para luego presentar una querella formal en un juzgado. Pero la justicia le quitó la razón y absolvió a Neyra de los supuestos delitos. La presión mediática que ejercieron los defensores de Carmina forzaron al bailarín a exiliarse a México durante un tiempo con su nueva familia.
Y aunque no hubo boda, si noviazgo mediático con Pepe ‘El Marismeño’, al que conoció en El Rocío del año 2000 y que pasó como un huracán por su vida. Él se alejo de ella para curarse, reconociendo años después que tuvieron una relación destructiva y que les unieron las adicciones. También dejó al descubierto la soledad de Carmen y que su gran apoyo, a pesar de lo que se pudiera pensar, era su hijo Cayetano. Sin emabrgo, en Lazos de sangre el pequeño Julián dibujó a su madre con tres personalidades diferentes. "Estaba Carmuca, Carmen y Carmina". Él se quedaba con la primera: su madre, la que, según él, no estaba tan divinamente como decía cuando nos dejó.
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